Desde las diferentes organizaciones sociales, aseguran que en la Ciudad de Buenos Aires hay más de 600 comedores comunitarios y merenderos. Muchos de esos espacios son ollas populares o lugares informales que crecieron durante el confinamiento por la pandemia del COVID, y otros se sumaron con la crisis económica producto de la inflación. Algunos de estos espacios, aseguran referentes sociales, no cuentan con asistencia del Estado porteño.
Una de las organizaciones que tiene a cargo comedores barriales, denunció un fuerte recorte en los alimentos que envía la Ciudad. Por esta razón, se movilizaron hacia el ministerio de Desarrollo Humano porteño que comanda María Migliore. Reclaman la reasignación urgente de los alimentos: «todos los días comen 900 personas y nos envían alimentos para 600», denuncian. Este recorte se da en el marco de la quita de las asignaciones educativas a miles de estudiantes vulnerables de la Ciudad por no poder asistir a clases.
«Repudiamos el recorte que está realizando el gobierno a nuestros comedores. Esto lo viene haciendo desde hace mucho tiempo pero, últimamente, de un día para el otro, a uno de nuestros comedores le quitó 300 raciones», denuncia a Tiempo Flavia Romero, referente porteña del Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Según Romero, a ese espacio popular asisten alrededor de 900 personas entre niñas, niños y adultos mayores. «Larreta dejó sin comer a trescientas personas de un momento a otro, mientras acá la ministra María Migliore se la pasa hablando en televisión de pobreza y viene a hacer este fuerte ajuste a nuestros comedores». La referente social analizó el contexto del nuevo recorte de alimentos y manifestó que «no es casual que este nuevo ajuste se de en el marco de la quita de las asignaciones educativas a estudiantes muy vulnerables que realizó la semana pasada la Ciudad. Es por eso que le exigimos a la ministra Migliore que nos devuelva las raciones de comida para que esas 300 personas puedan tener un plato de comida».
Ante esta denuncia, el gobierno porteño tomó distancia y asegura que el espacio comunitario mencionado por el FPDS, ubicado en la Villa 21.24, «hoy brinda alimentos a 200 personas». En diálogo con Tiempo, la cartera que conduce Migliore, dice que no hubo un recorte de alimentos sino un «redireccionamiento» de la comida, «que ahora se entrega en el comedor y dentro del barrio, fue para poder llegar a más personas. La decisión se tomó luego de dos relevamientos en territorio y también por la dimensión del espacio». Por su parte, la diputada porteña del Frente de Todos Laura Velasco, que además preside la Comisión de Políticas de Promoción e Integración Social, aseguró a Tiempo que la Ciudad «este año recortó en 4 puntos el presupuesto del ministerio Desarrollo Humano y Hábitat y se redujo los montos de asistencia alimentaria en el contexto de una malnutrición infantil en ascenso». La legisladora porteña lanzó una cifra preocupante que se desprende de un relevamiento realizado por la Universidad Popular de Barrios de Pie: «el 61% de niñas y niños de 6 a 10 años, están mal nutridos en barrios populares de la CABA«. Cabe destacar que estos datos relevados por la casa de estudios, se inspeccionaron en 10 barrios de la Ciudad de Buenos Aires. «No es casual que en los barrios del sur el promedio de vida sea de 10 años menos que en el norte, es el resultado de 16 años de gobiernos macristas: una Ciudad rica y cada día más desigual», termina la diputada.
Recortes en cadena ¿Casualidad o causalidad?
La semana pasada, el Jefe de Gobierno porteño y la ministra de Educación, Soledad Acuña, anunciaron en conferencia de prensa la quita de un plus educativo del Programa Ciudadanía Porteña a 1.445 familias, por no contar con el 85% de asistencia a clases de niños, niñas y jóvenes. ¿Casualidad, causalidad, o dos situaciones que encuadran en una cosmovisión del mundo y que se aplica desde el ejecutivo porteño?
Desde la administración porteña, dicen que detectaron que había un 30% de estudiantes que faltaba a clases al menos una semana al mes. Con esos guarismos, en lugar de generar las condiciones para que esos chicos vuelvan a clases, la ministra Soledad Acuña modificó las reglas que debe cumplir un estudiante para ser considerado “alumno regular” y decretó que aquellos que no alcanzan la asistencia mínima (85% de los días efectivos de clases por bimestre) pierden la regularidad. A todos esos estudiantes automáticamente les quitan la ayuda económica.
El hambre en la Ciudad más rica
Un estudio realizado por la Universidad Popular Barrios de Pie, remarca el impacto que tiene el actual proceso inflacionario sobre la alimentación de las familias más pobres, la emergencia social, la ausencia de políticas públicas por parte del gobierno porteño para los sectores más humildes, la reducción de partidas para asistencia alimentaria -incluso en plena pandemia- en comedores y merenderos comunitarios y la mala alimentación en los comedores escolares que dependen del GCBA. El relevamiento se realizó en diez barrios populares porteños -Barracas, Bajo Flores, Cildañez, Fraga, Villa Soldati, Villa Lugano, Ciudad Oculta, Pirelli, Retiro y Piedra Buena-, entre agosto y septiembre de 2022, cuando relevaron a 179 familias y 1752 chicos y chicas de la Ciudad de Buenos Aires que concurrieron a distintos espacios comunitarios. La investigación reveló que la malnutrición afecta al 54,6% de niños, niñas y adolescentes de los barrios populares de la ciudad más rica del país. El índice aumenta al 61% entre los 6 y los 10 años.