La semana pasada, el histórico Comercial 4 de San Telmo, sufrió el desmoronamiento del techo en la sala de profesores y profesoras, lindera a las aulas del alumnado. En el mismo edificio ubicado en Perú al 1300, funciona el Comercial N° 27 en el turno noche. Ambos establecimientos educativos no tuvieron clases el lunes 1 de noviembre. Pasaron 10 días de la caída de techo, y la comunidad educativa espera mayores precisiones y garantías, “queremos estar seguros de que nuestra escuela está en condiciones para que podamos seguir estudiando. Necesitamos saber si nuestro colegio está apto para seguir teniendo clases”, cuenta Tiempo Lucas González, estudiante de quinto año y delegado del curso. Este miércoles, tanto docentes como estudiantes, decidieron realizar una medida de fuerza esperando la llegada del arquitecto de Infraestructura Escolar del ministerio que conduce Soledad Acuña.

“Cuando el techo se desprendió, entre los escombros aparecieron varias ratas muertas, algunas murieron con la caída y otras parece que llevaban mucho tiempo muertas”, agrega Lucas. “Según nos contó un trabajador auxiliar de la escuela”, continúa, “eso generó un olor a podrido muy fuerte que provocó que una profesora y una compañera nuestra se descompusieran”. El estudiante asegura “que todavía el olor persiste y aún no hay una versión oficial de infraestructura escolar de dónde proviene el mismo”.

 “Durante la semana estuvimos averiguando que es muy difícil que un lugar que ya estaba habilitado pierda esa habilitación, y para conocer realmente las condiciones de la infraestructura del edificio necesitaríamos pedir una inspección profunda de todo el lugar”, explica a Tiempo Cecilia Segovia, docente y delegada de la Escuela de Comercio N° 04 Baldomero Fernández Moreno. “Esto es algo que vamos a debatir en asamblea con el equipo de profesores para saber cómo continuar”, agrega.

Sentada realizada en el interior del Comercial 4

La comunidad educativa del Comercial 4 es una escuela que tiene un historial de reclamos por mejoras en el edificio de hace muchísimos años. En 2015 fue mudada al inmueble actual, que ya se encontraba en malas condiciones, con la promesa de arreglos que nunca se realizaron. El temor de estudiantes y docentes, crece con el correr de las horas. Consideran que la escuela no está condiciones de ser habitada. Sostienen que hay un silencio cómplice entre la rectora de la institución y la supervisión escolar.

Finalmente, el representante técnico del ministerio de Educación porteño, llegó pasadas las 17. Lo esperaban estudiantes, docentes y familias de la comunidad educativa, todos expectantes para conocer los detalles de las obras que prometió emprender la cartera que conduce Soledad Acuña, y para que brinde mayores garantías respecto a la habitabilidad del edificio. Las familias solo cuentan con un acta firmada por un arquitecto del ministerio que asegura que el edificio está en condiciones.

Promesas y estado de alerta

“El arquitecto que vino a la escuela corresponde al área de mantenimiento de la Ciudad, nos dijo que hay un montón de refacciones que las tiene que realizar Infraestructura Escolar”, cuenta Segovia. “Pero se comprometió a arreglar a partir del próximo 22 de noviembre, los espacios donde se cayó el techo”, señala. La docente y delegada destaca que el funcionario “también dijo que pondrá en condiciones otras aulas que corresponden a la secundaria del futuro y tomó otro compromiso que es que van a hacer todos los baños nuevos, ya que teníamos muchos baños que estaban clausurados”.

El funcionario técnico del mantenimiento del gobierno de la Ciudad, aseguró que las obras van a estar terminadas al retorno de las vacaciones de verano, el próximo 6 de febrero. El funcionario prometió que realizará una limpieza profunda por el tema de las ratas que aparecieron en el edificio.

“Creemos que si bien faltan un montón de cosas, vamos a tener una reunión con infraestructura y vamos a solicitar el mantenimiento de otros lugares y que construyan más espacios en la escuela porque nos falta”, agrega Segovia. “Igual nosotros y nosotras seguimos en alerta, esperando que realicen todas las obras en los plazos correspondientes y verificar si, efectivamente, cuando retornamos de las vacaciones están terminadas”.