«Aborto legal ya», gritan las cuatro y sostienen el triángulo de tela verde, el pañuelo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, que en la Argentina es símbolo de una de las demandas centrales del movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans, y un eje central del próximo Paro Internacional del 8 de Marzo. Si el tema que las convoca fuera otro quizás se borrarían de sus caras los gestos entusiastas, pero el tópico las une. Son orgánicas al feminismo por encima de sus pertenencias partidarias, porque en la transversalidad está la oportunidad de generar un saldo legislativo: conquistar un derecho históricamente negado a niñas, adolescentes, mujeres y personas gestantes. En una punta está Victoria Donda, diputada hace una década, hoy representante del Movimiento Libres del Sur. En la otra, Brenda Austin, diputada de la UCR por Córdoba desde 2016. En el centro, dos flamantes incorporaciones de la Cámara Baja: Mónica Macha, de Unidad Ciudadana, y Romina Del Plá, del Frente de Izquierda. Son las cuatro primeras firmas del proyecto que se elevará al Congreso, y se reunieron para una conversación desde el feminismo.
Decimos que «no se nace feminista». En el recorrido hacia el feminismo, ¿cómo se vinculan con la Campaña por el Aborto?
Victoria Donda: Es un reclamo histórico del movimiento de mujeres y para mí es algo personal, no por haber tenido un aborto, sino desde que nació mi hija, Trilce, y tomé conciencia de lo importante que es tener un país con igualdad de acceso a la salud para las mujeres.
Brenda Austin: Desde la militancia universitaria. Cuando me tocó asumir la banca, una de las primeras firmas que puse en un proyecto fue en el de la Campaña. Fue un paso importante, sobre todo para un partido y una provincia que es muy conservadora. Y eso fue un costo que nos hicieron sentir los sectores vinculados a la derecha más conservadora. En Córdoba, el Portal de Belén tiene su propio candidato, Aurelio García Elorrio. Son los que lograron el amparo para detener la implementación del protocolo de interrupción legal del embarazo. El hostigamiento no hizo más que profundizar el compromiso, contrario a lo que pensaban.
Mónica Macha: En el municipio de Morón armamos una red de salud mental con psicólogas y trabajadoras sociales. Era un espacio para pensar situaciones complejas que ocurrían en los barrios. Después eso derivó en un consultorio pre y post aborto. El intercambio nos llevó a pensar en consejerías en los centros de salud, que pusimos en marcha en 2005.
Romina Del Plá: Para todos los partidos que integramos el FIT, este reclamo forma parte intrínseca de nuestro programa. Hemos militado por la libertad de Romina Tejerina y la de Belén en Tucumán. Vemos todos los días las consecuencias que hay en los barrios y en las juventudes por el aborto clandestino. A mí me golpeó mucho la muerte de una compañera del Polo Obrero después de un aborto clandestino. Para nosotrxs fue muy fuerte porque venir luchando contra algo y no poder evitarlo es terrible.
En la apertura de sesiones legislativas se escuchó por primera vez la palabra aborto en la boca de un presidente o presidenta en el Congreso. ¿Cómo lidiar con las chicanas patriarcales que desde las coberturas mediáticas dicen que este gobierno es quien «habilita» el debate?
VD: Es una pelea de muchos años y si el debate está habilitado es porque hubo un paso previo: maduró la discusión en la conciencia de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas. Es producto de la militancia de todas nosotras y de muchas que no están acá sentadas. No hay lugar para la chicana; sólo para la discusión y el reconocimiento de un derecho que nos es negado desde hace mucho.
RDP: Comparto. Si está en el debate público es porque ha habido un enorme proceso de movilización popular. Todas las encuestas están dando los mismos resultados: hay una mayoría social a favor de este derecho. Hay que ver la intencionalidad del gobierno y si esto se les puede escapar de las manos. Acá hay una necesidad social que va por arriba del pensamiento individual de cada unx.
BA: Hay que despejar el temor sobre la intencionalidad. Después de 12 años, hoy estamos en condiciones de discutir este tema en las comisiones del Congreso y que sea ley. Entonces, la especulación se corta frente al hecho objetivo de que, por primera vez, en una asamblea legislativa hay un pedido de dar un debate racional sobre el tema. Estoy convencida de que ese debate nos va permitir construir la mayoría necesaria para no solamente debatir y llegar al recinto, sino también tener una ley. Hay que estar preparadas para acompañar este proceso, la agenda de audiencias públicas, en el Congreso y en el interior del país, para llevar argumentos a las provincias donde las posiciones son más reactivas. Yo no veo nada más que una enorme oportunidad. En una semana subió el nivel de la discusión y bajó el nivel de agresión. Cuando vamos a juntar firmas, de pronto algún diputado o diputada que no te esperabas que acompañe, te dice «voy a firmar» o «no firmo pero sepan que está mi voto positivo para acompañar la iniciativa». Hay que seguir por este camino.
¿Qué tiene en particular esta presentación que es encabezada por primera vez por cuatro diputadas?
RDP: Esto empalma directo con el ascenso de la movilización popular. La primera asamblea para convocar al 8M fue una marcha en sí misma por la cantidad de asistentas. Eso refleja un cuadro de situación. Es la séptima vez que se presenta, ¿cuánto tiempo el Congreso va a seguir dándole la espalda a este reclamo social? Este año no alcanza con ver cuántas firmas tiene el proyecto sino dar el paso a que se trate. Siempre se ha bloqueado por el peso de la Iglesia que frena. Lo hemos visto con las declaraciones de Lilita Carrió, que intentó desviar el tema. Tenemos que sostener la presión. En ese sentido, no estaba mal mantener la sesión especial que se había propuesto para el 8.
MM: Esta presentación que plantea cuatro co-autoras y representantes de distintas organizaciones es efecto de todas las movilizaciones y de cómo construye el feminismo dentro de los partidos políticos. La construcción del feminismo es transversal. Todo el movimiento de mujeres, que en la Argentina tiene mucho tiempo y se expresa en los Encuentros Nacionales de Mujeres, fue construyendo consensos cada vez más amplios. Ni Una Menos logró romper cierta barrera comunicacional y penetrar con un discurso que socialmente se escucha, contacta con las vivencias desde otro lugar. Hubo un salto que se ve en las movilizaciones.
En ese sentido, la aprobación de la ley de paridad en noviembre de 2017 fue un ejercicio de transversalidad dentro y fuera del Congreso…
BA: Sí, esa discusión es un claro ejemplo. Partimos de no tener los votos para sacar la ley, pero teníamos una construcción transversal de diputadas de distintos bloques y el acompañamiento del movimiento y de organizaciones que venían trabajando el tema. El día que logramos media sanción fue durante una de las movilizaciones masivas por Ni Una Menos. Pocos diputados se animaron a votar en contra. Es indudable que hay un proceso donde la fuerza de la movilización de las mujeres empieza a permear en la agenda. Ahora es necesario lograr una conquista tan emblemática como es la legalización del aborto. Creo que trabajar ese vínculo es necesario para acompañar un proceso de construcción de mayorías.
Nuestro feminismo ha dado saltos organizativos pero también necesita un salto legislativo…
MM: La transformación cultural y social que se ve en las calles empieza a reflejarse en las Cámaras. Empieza a ser valorado positivamente estar a favor de la legalización. Sería más difícil dar un debate que vaya por otro camino que el que va la sociedad.
RDP: Necesitamos un triunfo concreto, que todo el movimiento de mujeres arranque derechos concretos. Por eso el compromiso para que este proyecto pase a ser una ley. Es clave establecer la necesidad de la laicidad en materia de derechos. Si no separamos el problema de la salud pública de la cuestión de la dominación de la Iglesia, estamos en un límite insalvable, porque una y otra vez nos encontramos con esta imposición. El debate no es aborto sí o aborto no: el debate es aborto clandestino, ilegal, que produce muerte, o aborto con anticoncepción gratuita y educación sexual. Si logramos colocar esto, vamos a lograr muchísimos votos y posiciones que están, quizás, bloqueados.
BA: Para que no se impongan creencias, necesitamos una ley que no imponga creencias. Entonces creo que es importante aclarar la discusión de las políticas públicas por encima de la mirada individual, religiosa.
RDP: Terminar con el aborto clandestino es terminar con el disciplinamiento social que significa que el aborto sea clandestino.
Y si sale la ley, ¿cómo seguimos?
VD: No sé ustedes, pero yo me voy a festejar. «