El 5 de enero de 1953 –el jueves próximo se cumplirán 70 años–, en el Teatro Babylone, de París, se estrenó “Esperando a Godot”, una obra central del teatro contemporáneo. El nombre y el apellido de su autor se leerán en vertical si se responden estas 13 preguntas.

1. El autor de “Esperando a Godot” era irlandés, nacido en 1906 en Foxrock, un barrio de Dublín. ¿En qué idioma escribió esa obra?

2. Los dos personajes principales de “Esperando a Godot” son un par de, al parecer, vagabundos que esperan en vano, a la vera de un camino, a un tal Godot. Uno se llama Vladimir (o Vladimiro). ¿Y el otro?

3. La obra suele estar subtitulada como “….. en dos actos”, dando a entender que la profundidad dramática del teatro del absurdo no excluye la sátira ni la risa. ¿A qué tipo de obra se refiere ese subtítulo?

4. El teatro del absurdo llevó a la escena muchas de las ideas de un filósofo y novelista francés, desarrolladas en su obra “El mito de Sísifo” (1942), que postulan que la vida carece de significado o que no tiene más valor que el cada uno le otorga. Nacido en Argelia en 1913, también escribió, entre otras, las novelas “El extranjero” (1942) y “La peste” (1947). ¿De quién hablamos?

5. Se considera a Antonin Artaud (1896-1948) uno de los precursores del teatro del absurdo que llegó a su cumbre con “Esperando a Godot”. Artaud consideraba que la principal función del teatro era enfrentar al espectador con sus anhelos y obsesiones. Reunió esas teorías bajo el concepto de “teatro de la …..” ¿De la qué?

6. El guión de “Esperando a Godot” hace muy escuetas referencias al escenario en el que se desarrolla el drama. El autor sólo dice que los personajes están en un camino rural, que ya es tarde y que hay un ….. ¿Un qué?

7. Tampoco hay en el guión mayores precisiones sobre el vestuario, salvo un dato: los cuatro personajes principales deben llevar una prenda específica. ¿Cuál?

8. “La cantante calva” (1950), “Las sillas” (1952) y “El rinoceronte” (1959) son las obras más notables de otro gran dramaturgo del llamado teatro del absurdo. Era rumano y se llamaba Eugène. ¿Cómo se apellidaba?

9. Cinco personajes tiene “Esperando a Godot”: Vladimir y su compañero (el de la respuesta 2), un cruel personaje llamado Pozzo que lleva de una cuerda a su siervo, y un muchacho que les informa que Godot no vendrá hoy pero seguramente lo hará mañana. ¿Cómo se llama el siervo que acompaña a Pozzo?

10. Los autores “absurdistas” reconocían como una de sus principales influencias a un escritor nacido en Praga en 1883, cuyos relatos describen situaciones trágicamente absurdas, al punto que su apellido se convirtió en un adjetivo para calificar esas situaciones. ¿De quién hablamos?

11. Otro dramaturgo considerado un precursor del teatro del absurdo fue un escritor sueco, autor, entre otras obras, de “La señorita Julia” (1888) y “El sueño” (1901). Se llamaba August. ¿Cuál era su apellido?

12. Una de las versiones más notables de “Esperando a Godot” en la Argentina fue la que dirigió Leonor Manso en 1996, en La Trastienda, con vestuario de Renata Schussheim. ¿Cómo se apellida el destacado actor que encarnó a Vladimir?

13. En 2018, la reposición de aquella adaptación en un teatro porteño fue cancelada a partir de una polémica y anacrónica cláusula incluida en el testamento de su autor, fallecido en 1989: que todos los actores deben ser hombres. En esa puesta, dos personajes iban a ser interpretados por actrices. ¿En qué teatro iba a representarse?

La cláusula machirula de un autor canónico

Aquella renovada puesta de “Esperando a Godot” en Buenos Aires, en la versión adaptada por Leonor Manso, tenía fecha de estreno: 22 de septiembre de 2018. No pudo ser. Dos papeles iban a ser interpretados por actrices: Analía Couceyro e Ivana Zacharski. Y los albaceas del autor (cuyo nombre y apellido no podemos reproducir aquí porque es la respuesta vertical de la Tiempogrilla) sacaron a relucir una cláusula de su testamento que especifica que los cinco personajes sólo pueden ser encarnados por actores hombres. 


Esa última voluntad, que ya obligó a cancelar varias puestas de “Esperando a Godot” en todo el mundo, dio lugar a encendidos debates: por un lado, sobre la posibilidad de que haya censura en los derechos de autor; por el otro, sobre la evidente discriminación que supone, respecto del hecho teatral o de cualquier otro, asignar un rol a determinada identidad de género.


Ese ejercicio póstumo de “machirulismo” llevó al elenco de 2018 a calificar el planteo de anacrónico, absurdo y anti-artístico, y aunque ya estaban en la etapa de ensayos, decidieron no pactar, no reemplazar a las actrices por actores y dar de baja el proyecto. Treinta años antes, y en una de sus últimas entrevistas, el dramaturgo irlandés sostenía, entre risas, la razón de su desatinada prohibición: “Las mujeres no tienen próstata”.