Soy un bufón devenido en gestor cultural. Quiero que los artistas vivan de su trabajo. Así se define Nanny Cogorno, el director de la Casa de la Cultura de Mar Azul, el balneario gesellino que unos 70 artistas (artesanos, músicos, actores, pintores escultores, fotógrafos) como él eligieron para vivir.
Podría presentarse como clown, actor o artista del hierro, las otras disciplinas que lo convirtieron en uno de los vecinos más activos de esta localidad famosa por su bosque, sus playas de arenas eternas y mar abierto bravío, pero su nuevo rol parece contener a todos. Nacido en 1968 en San Isidro, Cogorno se estableció hace veinte años en la costa y lleva diez en Mar Azul, donde empezó con sus espectáculos de clown e impulsó el anfiteatro de la vecina Mar de las Pampas, donde ofrece varios show por semana
Nanny se inició en la escultura en 2010, creando piezas a partir de objetos metálicos en desuso a los que imprime vida y belleza. Su casa, taller y local de venta Hierro Dulce integra los dos recorridos que aglutinan a los artesanos de Mar Azul, artistas de puertas abiertas que trabajan en madera, vidrio, metales, arcilla y pintura, y producen miel, cactus y suculentas. Su nuevo orgullo es el centro cultural donde ofrecen actividades para adultos y niños, que incluyen talleres de circo, cerámica, yoga, teatro, danza y clown.
Este año, con la población estable, la Casa de la Cultura inició su proyecto más ambicioso: Aunar arte con cooperativismo. Dimos capacitación en cerámica, costura, tejido y joyería y asistimos a unos 400 cursantes en la conformación de cooperativas, se enorgullece Nanny. Somos un bote salvavidas. Apuntamos a que el trabajo genere un ingreso y nos preparamos para un invierno difícil. No queremos escuchar más la frase soy artista, pero me dedico a limpiar piletas'», sintetiza, y vuelve a su taller, al cultivo de frutales y su nuevo experimento: la lumbricultura.«