El gobierno acaba de dar un paso importante en el avance de una de sus apuestas de gestión: el impulso del desarrollo del cannabis medicinal y del cáñamo industrial en Argentina. De hecho, el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, presentó el proyecto que regulará los usos de la planta, desde su cultivo y producción hasta su comercialización. Una científica de gran conocimiento sobre la temática, Silvia Kochen, advierte que la medida gubernamental “genera un escenario súper favorable para todos los sectores involucrados en el cultivo y la producción, para que se pueda consumir un producto de calidad. Pero fundamentalmente con todo lo que tiene que ver desde nuestra perspectiva en la investigación”. Y, en ese sentido, afirma: “La producción del cannabis habilita la participación para que no haya monopolios”,
Kochen es investigadora del Conicet y coordina la Red de Cannabis y sus Usos Medicinales (Racme), desde donde trabaja desde hace años en la temática. Sostuvo, ante el requerimiento de Tiempo, que ahora se podrá “seguir avanzando en la investigación clínica, pero también en la investigación básica de la planta para entender las distintas potencialidades que tienen sus propiedades vegetales. En el Conicet hay mucha gente que viene trabajando en este tema, que sabe bastante y está aprendiendo, transformando y creando. Hay un interés genuino para que esto se haga y Argentina tiene todas las condiciones”.
“El mercado de cannabis medicinal y cáñamo industrial crece exponencialmente a nivel global, es una nueva fuente de empleo de calidad y desarrollo productivo”, aseguró Kulfas en el acto del Consejo Económico y Social, que realizó en el Museo del Bicentenario, junto al secretario de Asuntos Estratégicos de la Nación, Gustavo Beliz; la ministra de Salud, Carla Vizzotti; y los titulares de las carteras de Ciencia, Tecnología e Innovación, Roberto Salvarezza, y de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Basterra.
El anuncio era esperado desde hacía meses. Kulfas no dudó en señalar que el país está ante la “gran oportunidad de ser un líder regional” en la materia “por sus capacidades agropecuarias e industriales y su entramado científico productivo”. Kochen coincide y aclara que “desde que cambió el gobierno, empezamos a contar con todo el apoyo del Conicet como institución. Desde ahí convocamos no solamente a los investigadores, sino también a la sociedad civil que ha tenido un lugar absolutamente protagónico y a jueces, legisladores y distintos ministerios”.
Como especialista en Neurología, Kochen entiende que “se tiene bastante evidencia respecto de los efectos beneficiosos del cannabis como alternativa terapéutica, especialmente en algunas patologías neurológicas y la poca presencia de efectos adversos. De hecho, no existe la dosis letal de cannabis”.
El proyecto de Ley contempla la creación de una Agencia Regulatoria de la Industria del Cáñamo y del Cannabis Medicinal (ARICCAME) que se encargará de administrar y fiscalizar toda la cadena productiva. De ella dependerán las diferentes autorizaciones para explotar el recurso. Kochen adelantó que el Conicet será parte de este organismo y que los investigadores tendrán un papel fundamental una vez que se “cuente con todo este andamiaje legal que hará mucho más sencilla nuestra tarea”.
Para la especialista, Argentina tiene ventajas en su geografía “por los distintos ambientes y suelos” que debe aprovechar para extender el cultivo del cannabis en todo el territorio. “Kulfas apuntó a que acá hay lugar para todos. Me refiero a la industria farmacéutica, pero también a las pequeñas organizaciones, cooperativas, pymes o al autocultivo, como está pasando en todo el mundo que optó por este camino. Lo interesante del cannabis es que habilita la participación para que no haya monopolios”, grafica.
Kochen manifestó que Argentina debería aprender de la experiencia de Uruguay, a la que considera un “fracaso” ya que “hubo tantas trabas puestas por organismos reguladores qué en las farmacias hay un solo producto a la venta que es carísimo. Entonces, la gente acude a los clubes cannábicos”.
El Instituto Nacional de Semillas tendrá un rol fundamental en el desarrollo del cannabis medicinal y del cáñamo industrial ya que se encargará, como si se tratara de cualquier otro cultivo, de registrar y perfeccionar la identidad genética de las plantas. “Se trata de una actitud soberana y de reconocimiento a las semillas argentinas que tienen una larga trayectoria. Esto abarata la cadena de costos y nos permite mantener nuestros propios estándares y controles de calidad”, concluyó la académica. «
El marco legal para cientos de productores
Diferentes emprendedores del país siguen de cerca la suerte que tendrá el proyecto de ley que otorgará el «marco regulatorio para el desarrollo de la industria del cannabis medicinal y el cáñamo industrial». El tratamiento de la normativa le dará un marco legal a cientos de productores que optaron por esta materia prima: desde la elaboración de alimentos, bebidas o productos veterinarios; hasta materiales de construcción, biocombustibles o elementos similares al plástico o a la madera, entre otras funciones.
Hace un mes, Tiempo publicó un informe en el que se describen los proyectos de tres emprendedores que usan fibras de cáñamo: Valery Martínez Navarro, quien creó las primeras zapatillas de Argentina de lona de este material; Mariano Percivale, que hace modelos de marcos de anteojos que hoy exporta a distintos países de América y Europa; y Martín Alonso que elabora remeras.
El cultivo del cáñamo fue prohibido en Argentina por el dictador Jorge Rafael Videla. Para su uso industrial se importa sobre todo de China y la India. Para este fin se utiliza una planta con bajo porcentaje de THC, que es el principio psicoactivo.
Por otro lado, si la materia prima se produjera acá se reduciría de manera importante las denominadas “huella de carbono y huella hídrica” que genera la importación de estas materias primas. En términos económicos, Argentina sumaría un nuevo commodity que a nivel mundial moverá para 2025 un mercado de 42.700 millones de dólares.