En el marco de la polémica desatada por la no aparición de la Argentina en el ranking 2015 de las pruebas PISA (Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes), el exministro de Educación de la Nación, Alberto Sileoni, dijo a Tiempo que, en realidad no es una exclusión de PISA como lo quieren hacer aparecer.
En ese sentido, Alberto Sileoni, el antecesor de Esteban Bullrich en la cartera educativa, explicó que la Argentina participa en PISA desde 2006, por una decisión de nuestro gobierno, y agregó que como ministro, yo mismo me comprometí a la aparición de nuestro país en 2018. Las pruebas PISA son trianuales, y la Argentina estuvo presente en 2006, 2009 y 2012, pero, según explico Sileoni, en la prueba de 2015 tuvimos problemas con la muestra debido a las reformas en la escuela secundaria de los últimos años. Al respecto, el exfuncionario detalló: Hubo escuelas que desaparecieron, como el caso de las EGB o los polimodales, por eso la muestra 2015 difiere de la muestra 2012.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) anunció que excluyó a la Argentina del ranking por la falta de muestras, ya que un número significativo de escuelas no fue incluido en el listado, según explicó el director de Educación y Habilidades de la OCDE, Andreas Schleicher. Si bien el funcionario señaló a La Nación que no podía descartar la posibilidad de que los resultados hayan sido afectados, sí aseguró que no tiene evidencia de que haya habido una manipulación intencional de las muestras».
Pero a pesar de esto, desde el gobierno nacional cargaron contra la anterior gestión por la supuesta manipulación de las muestras. Somos noticia porque no hacemos las cosas bien. Esto se parece a ese país que no tenía compromiso con las estadísticas, el país del Indec, aseguró el ministro Esteban Bullrich en conferencia de prensa.
Ante esto, Sileoni retrucó: Nosotros enviamos la muestra en febrero de 2015 y PISA dijo que estaba bien. Pero después nos fuimos de la gestión, se producen estas idas y venidas de PISA, y no pudimos tener el diálogo que hubiésemos tenido si hubiésemos seguido en la gestión. Porque en ningún momento PISA dice que sospecha de alguna malversación de datos. Es decir que no nos echaron de PISA, sino que nos incluyeron en la muestra porque no es comparable con la anterior por las modificaciones mencionadas.
En esa línea, Sileoni enfatizó en que hay intencionalidad política para que hablemos de otra cosa y no de cosas en las que la Ciudad tendría que dar explicaciones, porque la Argentina tiene mejores resultados en la prueba 2015 que la anterior y no se pudieron distribuir del modo en que hubiésemos querido.
Desde diciembre, impulsado por el ministro de Hacienda, Alfonso Prat-Gay, el gobierno nacional se acercó a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la organización que realiza las pruebas PISA, con la intensión de ingresar al organismo internacional. De manera similar al accionar del FMI, esta exclusiva organización está integrada por 35 países a quienes les exige una serie de medidas económicas ortodoxas para formar parte. El gobierno ha demostrado su interés por formar parte de la OCDE y la organización se lo retribuyó con elogios hacia la gestión de Mauricio Macri.
Este no es un dato menor para el exministro Sileoni:Creo que el acercamiento que Argentina tiene con OCDE y PISA hay que leerlo con la intencionalidad de pertenecer a ese grupo de países. Esta gestión de gobierno ve en las pruebas PISA la única posibilidad de analizar el sistema educativo. Y si bien estas pruebas dan una pista de dónde estás parado, no explican todo, por eso hemos sido bastante críticos de ellas en muchos aspectos, pese a ser parte. Son las reglas del juego, y no lo discuto, pero creo que hay otras maneras.
Luego, Sileoni consideró que PISA debiera hacerse cargo del impacto político que los resultados transmiten y debería explicar mejor a los países cuál es la naturaleza de ese ranking que no es técnico sino político. Y finalizó: PISA baja esta información como si fuera excluyente, porque además así construye su propio prestigio, pero debería bajarla de una manera más explicativa. De lo contrario, ayuda a que las pruebas sean un parte aguas como si la educación fuera eso y nada más.