El informe señala que si bien la Ciudad de Buenos Aires tiene una tasa inferior de homicidios que el promedio nacional, en comparación con el total de crímenes del país, que no permite sacar conclusiones categóricas, “vemos una variabilidad durante los años analizados y que ha disminuido en los últimos dos: se cometieron 21 femicidios en 2015, 13 en 2016, 15 en 2017, 9 en 2018 y 9 en 2019”.

De las 64 causas clasificadas por UFEM como femicidios para el período 2015-2019, se contabilizan 35 sentencias (31 condenatorias, 3 absolutorias y 1 pendiente de imposición de pena); ninguna fue pronunciada durante 2020.

Ello significa que solo 1 de cada 2 femicidios categorizados como tales por UFEM para el período 2015-2019 fueron calificados con el agravante específico de género en los expedientes judiciales (Inciso 11, artículo 80 del Código Penal).

La fiscal federal a cargo de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), Mariela Labozzetta, afirmó que “tener la información del total de homicidios tiene varias ventajas metodológicas: la primera y más importante es que permite identificar casos que no fueron calificados a priori por los tribunales como femicidio, pero que en función de un análisis con perspectiva de género pueden serlo”.

“Esto reduce el margen de error en el relevamiento, especialmente porque uno de los objetivos principales de los registros es ser una herramienta de visibilización de los casos de femicidio que pueden no ser identificados por los sistemas de justicia por falta de perspectiva de género; otra de las ventajas es que permite comparar las características de los femicidios con las de asesinatos que tienen otros móviles y, de ese modo, iluminar mejor los aspectos característicos de los crímenes de género”, apuntó.

En este sentido la fiscal subrayó que “para concluir que un caso encuadra en la categoría de femicidio, el equipo técnico de UFEM elaboró un Instrumento de medición con una serie de variables que se analizan caso a caso y que permiten determinar si cada uno de los hechos es o no un femicidio. Una de ellas puede ser el vínculo previo o la relación íntima entre víctima y victimario o los antecedentes de violencia en una pareja, pero este factor, que es el más frecuente, no es el único”.

“Los llamados “femicidios íntimos” son sólo uno de los contextos femicidas. En el Protocolo de Investigación de UFEM se han identificado otros contextos femicidas: los femicidios cometidos con móviles sexuales, los travesticidios, los femicidios que ocurren en el marco del crimen organizado y “otros contextos femicidas”, entre los cuales pueden incluirse las muertes violentas de mujeres ocurridas en contexto de encierro, las cometidas por medio de violencia institucional”, indicó.

Labozzetta detalló que “de las 67 víctimas de asesinato que pudimos encuadrar como femicidios, 4 fueron mujeres trans, una población que está expuesta a riesgos incrementados y cuyos asesinatos y violencias motivadas en su identidad de género exige un seguimiento más riguroso”.

“En general estos hechos registran mayor índice de impunidad y de invisibilización; tan es así que prácticamente no hay sentencias condenatorias en nuestro país que incluyan agravantes por el odio de género, pese a ser un fenómeno extendido y sostenido (en Argentina y en el mundo). De eso se deriva un deber incrementado de los sistemas de justicia para mejorar la capacidad de respuesta en la investigación y sanción de esos crímenes”, agregó.

La funcionaria remarcó que “otro dato que sobresale del informe y podemos destacar –que también se vincula con lo que llamamos factores de interseccionalidad, es decir, características que incrementan los riesgos a los que están expuestas las mujeres y personas LGTBIQ+– es el alto porcentaje de víctimas extranjeras. Del total de 67 víctimas, el 42% eran extranjeras, mayormente de países de la región; también se cuentan 7 víctimas que ejercían la prostitución, que constituye casi el 10% del total de casos”.