El escenario podría comenzar a estabilizarse hacia fin de año, pero es un hecho que la bajante récord del Río Paraná se mantendrá durante los próximos tres meses en una situación que las autoridades ya consideran crítica, con niveles de agua que obligan a pensar en medidas en torno al abastecimiento y la calidad del agua potable, la navegación y las operaciones en los puertos, las consecuencias sobre el ecosistema y también sobre la generación de energía hidroeléctrica.
El Instituto Nacional del Agua (INA) indicó que la tendencia descendente de las aguas prevalecerá otros tres meses, en todas las secciones del río Paraná. El pico inferior de la bajante se espera para noviembre. Y como en las últimas semanas llovió más de lo previsto en Brasil, se estima que a principios de 2022 la situación pueda comenzar a revertirse. Por el momento, la severa crisis hídrica continúa.
El INA reporta que la situación está afectando a toda la cuenca, que abarca un total de 3 millones de kilómetros cuadrados, y donde se registran lluvias muy por debajo de lo normal desde hace al menos dos años. Desde el organismo explican que la situación se agravó este año, cuando el río marcó una profundidad de -0,45 metro frente a la ciudad de Paraná, con registros similares en Diamante (-0,20 m), Victoria (-1,00 m) y La Paz (-0,24 m), lo cual lo mantiene muy lejos del llamado “nivel de aguas bajas” (2,30 metros) y de su altura promedio para el mes de julio en la ciudad de Paraná (3,10 metros).
El Servicio Meteorológico Nacional estima que los niveles de precipitaciones en la cuenca del Paraná se mantendrán con niveles inferiores a los normales en todo el Litoral, mientras se incrementan las probabilidades de precipitaciones superiores a lo normal en las nacientes del río Paraná, en Brasil.
Se trata de la bajante hídrica más importante de los últimos 77 años, que se dio en el marco de discusiones de alto nivel político en nuestro país, como el debate sobre la hidrovía y la discusión por el cuidado del medio ambiente. Con denuncias de organizaciones ambientalistas, el Ministerio de Medio Ambiente resolvió ordenar a Hidrovía S.A. –la empresa a cargo del dragado y balizamiento de la vía fluvial más importante para las exportaciones del país– no continuar el sobredragado que realizaba buscando sostener la navegabilidad.
Un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario estima que la bajante del río Paraná representaría un costo cercano a los US$ 315 millones en seis meses para el complejo agroindustrial exportador y los productores agropecuarios argentinos.
La navegabilidad del río se ha visto fuertemente afectada. Desde el inicio de la bajante extraordinaria, se incrementó de manera sustancial la cantidad de varaduras registradas.
Días atrás, Juan Borús, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del INA, advirtió que «el sistema de alerta hidrológico de la cuenca del Plata, en los 38 años que tiene, nunca tuvo una bajante medianamente significativa o medianamente persistente», para ilustrar el desafío que supone esta coyuntura.
Cabe recordar que el Poder Ejecutivo Nacional declaró el Estado de Emergencia Hídrica mediante el decreto 482/2021, el 26 de julio pasado, con una vigencia de 180 días, a través del cual autoriza a diversos ministerios y organismos Nacionales a adoptar las medidas correspondientes, dentro del ámbito de sus respectivas competencias, con el objeto de afrontar la emergencia en las áreas afectadas.