Quince días. Es lo que habrá que esperar para conocer el resultado de las muestras que el Gobierno de Salta está realizando en el río Pilcomayo, luego del colapso de un dique minero en Potosí, Bolivia, con el consecuente derrame de residuos contaminados y el riesgo de expansión aguas abajo. Mientras tanto, nadie puede bañarse, pescar ni consumir agua y peces del Pilcomayo.
Según el informe difundido por el secretario de Recursos Hídricos provincial, Mauricio Romero Leal, el arrastre de los sedimentos que contaminaron las aguas por el derrame en una minería artesanal de Bolivia ya recorrieron 32 kilómetros (a la altura del río Tarapaya) y faltarían otros diez para que lleguen a la confluencia del río Pilcomayo.
Romero Leal informó que las autoridades bolivianas trabajan a tiempo completo para extraer los sedimentos y que de esa forma no impacten en las aguas que corren hacia abajo cuando el caudal del río crezca en la temporada estival. El funcionario detalló, además, que, entre las acciones implementadas, están la paralización de las operaciones en la planta y en el depósito de residuos mineros.
Sin embargo, fue el propio gobierno salteño el que censuró cualquier contacto con el caudal del Pilcomayo: nadie podrá bañarse, pescar ni consumir agua y peces hasta descartar la presencia de material contaminante.
Desechos que contaminan
El derrame que encendió las alarmas en Salta se produjo el 23 de julio pasado, cuando colapsó el dique de colas de la Federación Departamental de Cooperativas Mineras (Fedecomin) de Potosí, que extraen plata y zinc de forma artesanal. El jefe de la Unidad de Medioambiente de la Alcaldía de aquel departamento boliviano, Juan Miguel Alemán, calificó al derrame “de gran envergadura” y remarcó “que el área de San Antonio está totalmente contaminada y afectada de sobremanera”.
La Cuenca del río Pilcomayo es una extensa área compartida entre Argentina (abarca las provincias de Salta, Jujuy y Formosa), Bolivia y Paraguay. En paralelo, el Pilcomayo es considerado uno de los ríos con mayor cantidad de transporte de sedimentos en el mundo con una tasa media anual de 125 millones de toneladas recorriendo más de 1000 kilómetros desde los 5500 metros de altura en sus nacientes en Bolivia hasta los 250 metros en los alrededores de Misión La Paz en territorio argentino.
Las aguas del Pilcomayo reciben a diario cantidades industriales de metales pesados (plomo, cadmio, mercurio) desechados por cerca de 40 explotaciones mineras instaladas en Potosí, un cargamento contaminante que se suma a los antecedentes de derrames de barros tóxicos.
En 2016, la Oficina Técnica Nacional (OTN) de Bolivia logró identificar 1.800 puntos de contaminación tras monitorear la cuenca del río Pilcomayo en el departamento de
Potosí, consecuencia ineludible de la actividad minera en las riberas.