El cambio de tendencia y la suba en la curva de contagios de coronavirus en la Ciudad ya son un hecho. Así lo admitió el ministro de Salud, Fernán Quirós, en su conferencia de prensa habitual sobre los números de la pandemia en el distrito. Señaló que la media móvil, que había llegado a un promedio de 300 casos diarios, volvió a los 420 (aunque ayer se registraron más de 700) y pidió un esfuerzo de “tres o cuatro meses más” para retrasar la llegada de la segunda ola y tratar de que se dé cuando los principales grupos de riesgo ya estén vacunados.
“Es evidente que ha habido un cambio de tendencia y tenemos que insistir en cómo lo vamos a enfrentar, a mitigar”, dijo Quirós. Explicó, además, que de las primeras 300 mil dosis de vacuna rusa que están llegando al país, al distrito capitalino le corresponderían 23 mil y serían para el personal de mayor riesgo dentro del sistema de salud: quienes trabajan en terapias intensivas, en guardias, ambulancias y manipulando muestras de covid-19. La vacunación de este sector sería inminente si la ANMAT aprueba la vacuna Sputnik-V. Por ahora, sólo aprobó la Pfizer.
Hacia mayo, estimó, se completaría la vacunación de los grupos de riesgo. La vacunación no evitaría la segunda ola, pero ayudaría a mitigarla. “Por delante tenemos una segunda ola. Esta es una enfermedad que evoluciona en olas; lo hizo en todos los países del mundo. Tenemos que trabajar mucho para estirar el intervalo entre la primera ola y la segunda. Que venga lo más tarde y sea lo más pequeña posible”, remarcó. Y agregó: “Si logramos demorar la segunda ola para marzo, abril, mayo, nos alcanzará cuando estemos completando la vacunación para los grupos de riesgo en la Argentina. Ese es el objetivo. Es un esfuerzo de tres o cuatro meses más. Tenemos que seguir focalizados porque esto no terminó. Si la segunda ola se anticipa, el dolor social va a ser mayor. Estamos viendo lo que pasa en Europa y eso es lo que tenemos que evitar”.
De cara a las fiestas, dio algunas recomendaciones en materia de cuidados sanitarios: que no haya más de tres grupos familiares juntos, preferentemente en lugares abiertos pero con mesas separadas. Si eso no es posible, ventanas abiertas de par en par. Sacarse el tapabocas solo para comer y volvérselo a colocar. “Es incómodo, es raro. Pero cuando uno junta más de dos burbujas la probabilidad de que uno porte el virus es cierta. Más allá de que nos sintamos bien, sanos, alguno puede portar el virus, nos tenemos que cuidar”.