Terminar una gestión es algo doloroso en estas circunstancias, sobre todo si se le puso dedicación y compromiso. Una vez más dejamos ACUMAR, nos vamos. Pero resulta que esta vez la retirada deja una estela importante de buenas y abundantes acciones que creemos han logrado enderezar definitivamente el rumbo de la recuperación de a CMR y trazar un horizonte concretable.
Quedan cosas muy importantes que dan cuenta diaria y eficiente de lo hecho. Hay hitos concretados, que se venían esperando hace mucho tiempo: Sistemas de monitoreo continuo de la calidad ambiental, inspecciones y re adecuaciones industriales que crecieron y se ordenaron, laboratorios, la RAAC, esa red de adecuación de empresas y universidades que tanta solución, proyecto y pensamiento han generado. El fin de las EISAAR, las encuestas de salud, que ninguna gestión pudo terminar y que ahora pueden dar un perfil epidemiológico, además de poder planificar la política sanitaria de la cuenca. Ser la gestión que a pesar del viento en contra, más viviendas entregó, agregando los inicios de las re urbanizaciones de Villa Inflamable y Barrio San Francisco. La navegabilidad, el acervo patrimonial y cultural de la cuenca en todas sus dimensiones. Altos hitos de participación ciudadana en audiencias públicas. El Transbordador Nicolás Avellaneda y pegado a este el turismo comunitario y sus EPIAS, esas estaciones de interpretación patrimonial y ambiental. La Flor de la vida flotando en vuelta de Rocha, la agroecología y sus 400 noveles técnicos y técnicas de barrios populares. Los nuevos viveros en los municipios, inoculados ya con la idea de plantar flora nativa para siempre. El mayor control industrial. Los geniecillos de informática sumergidos en sus cablecitos interminables, mejorándonos la vida y la eficiencia de la tarea, la vigilancia de los Guardianes del Riachuelo, todos los días del año. El diagnóstico de Humedales y el convenio más trabajado del mundo, el tripartito (CABA, La Matanza y ACUMAR) por el Humedal de Ciudad Evita, que ahora puede ser recuperado. La erradicación de basurales y recuperación de espacios verdes. GIRSU, es decir Gestión Integral de Residuos Urbanos a full. El Sistema Riachuelo y el fin de las cloacas de la ciudad en el Riachuelo. El avance claro del Polo industrial Curtidor en Lanús, solución real a las curtiembres y sus efluentes, el APPELL, ese sistema de protección comunitario para siniestros ambientales para Villa Inflamable. El traslado del Mercado de Liniers, ese imposible paso para salir del siglo XlX. Publicaciones bellísimas y útiles, educativas y para la divulgación, el estudio y la tarea concreta en la cuenca. Interminable cantidad de charlas, más de mil escuelas por la cuenca, Paka Paka, junto a Zamba y Nina y los Guardianes de la Cuenca, que no son otra cosa que pibes y pibas de una escuelita de Lanús que la pelean con la señorita Clau desde hace años. Millares de operativos de las distintas disciplinas sanitarias, con el deporte como un nuevo y gran aliado en la recreación infantil, las apreciadas bicicleteadas por la cuenca y cientos de obras de teatro, explicando y reflexionando sobre la contaminación y el lugar a donde se mudan los pibes cuando cambian sus condiciones de vida, desde una obra de teatro, ¿que tal?
No me quiero olvidar del juzgado que siempre ha tendido puentes para facilitar y no judicializar innecesariamente soluciones. Esos puentes son fundamentales para acercar partes y a veces terminar de cerrar negociaciones imposibles. Rescato el rol proactivo de la justicia haciendo un seguimiento de la gestión, no invadiéndola, sino sugiriendo, sumando y sosteniendo el fallo con firmeza.
Los choferes de ACUMAR, yendo de aquí para allá, llevando y trayendo personal. Y algo central, dos años de pandemia donde estuvimos todos los días en la calle utilizando toda nuestra experiencia y conocimiento en los barrios más pobres, actuando y poniéndonos a disposición donde hiciera falta.
De los logros no profundizo más y seguro seré injusto con quienes no se sientan mencionados, hubo mucho y como nunca una gran libertad para trabajar y hacer. Pero quiero agradecer a los habitantes de la cuenca, pues tengo el whatssap lleno de fotos, denuncias, comentarios que se preocupan en mostrar el “Paisaje Emergente”. Allí aparecen peces, puestas de sol y amaneceres, garzas, pájaros, tortugas, coipos, niños creciendo en sus nuevas casas, niñas de comunión en sus barrios nuevos y novias junto a Riachuelo, gente que agradece porque no hay más olor, mateadas en la ribera, atletas en ella, remeros, gente que ama ese paisaje. También gente que se queja porque de noche no duerme pues los jóvenes se juntan con sus motos y autos a escuchar música, junto al rio, justo allí, donde antes había toneladas de basura y ratas: ¿problemas de segunda generación ambiental, serán tal vez?
Pero también quiero que sepa el público en general: que la vara queda alta esta vez.
No me avergüenza decirlo. Me duele mucho dejar ACUMAR, amo estar aquí, gestionar, transformar. Sentir ese juego de tensiones que se da entre el logro y la insatisfacción donde por un lado se avanza mucho y rápido y en otros todo cuesta mucho más. Después de todo, crecí escuchando a los Rolling Stones y sé que es difícil obtener satisfacción. También sé qué difícil es entender en la vastedad de territorios y jurisdicciones ciertos avances para unos y otros que siguen en la espera cuando en otros lugares se avanza con más celeridad. Porque cuesta contarlo y que alguien sienta empatía por esa obra de recuperación general, que entiendo recién ahora empiezan a vislumbrar como propia y de conjunto, aunque no estén en su barrio, la ven venir.
Siento que reconocimos a todas y a todos, pero hay algunos que me dan mayor felicidad y no son de mi orbita directa, los cooperativistas. Yo los vi meter la mano donde no la hubiera querido meter nadie y hoy los veo jerarquizados, haciendo una tarea reconocida laboralmente y socialmente. A veces cuando “mateo” con ellos en la mañana y me cuentan secretos que me importan, detalles mínimos para entender movimientos y cosas fundamentales del río y sus márgenes, aprendo y entiendo en lo que se han convertido. Hoy dignifican su trabajo y son reconocidos por sus vecinos. Como los pibes de las lanchas, que me llevaron tantas veces a recorrer el río, gente de colaboración y trabajo.
También significa un alto orgullo referirme a mis compañeros y compañeras de gestión, la planta política, “la casta”, gente de entrega y compromiso, un equipo elegido por Martín Sabatella que supo ubicar y relacionar esas piezas, escuchando y viendo cómo armar virtuosas asociaciones eficaces y justas para la precisión de la gestión.
Espero que el gran péndulo nacional no venga con su bola a destruir lo hecho, solo eso, que lo mantenga al menos, ya lo viví una vez. Una nueva gestión con suerte arranca en seis meses. Esa desatención para el río y la cuenca equivale a dos años. Y claro que me preocupa un gobierno que en campaña puso la propiedad privada, por sobre todos los derechos en un ejemplo de burda ignorancia constitucional. Instando a los industriales a contaminar un río porque el agua tenía valor cero, o privatizar los mares. Además de negar desaparecidos y cambio climático Eso es lo que se esgrimió en campaña y no pude menos que recordar la carta de Rodolfo Walsh a las Juntas militares, ya que hay tantos merodeadores del actual gobierno electo que fueran aquellos entusiastas Chicagos Boys.
“Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convierte en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subterráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo, el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe”. En aquel tiempo generaron eso, nos dejaron a miles sin “bañabilidad” (un concepto que nos inventamos para recuperar el derecho de baño) en el río, hoy parece que hay un pensamiento superador solo basado en la idea de la propiedad privada, por sobre nuestros bienes naturales.
Parafraseando a Élisée Reclus, uno de mis “anarcos queridos”. Anarquista libertario real que luchaba por los derechos sociales (parece increíble aclarar, hasta el idioma se robaron) que escribió el hermoso e inspirador libro “Historia de un arroyo”. Es sobre ese texto que yo veo y comparo a la ACUMAR de estos últimos cuatro años, como si fuera el río, con un solo presidente y continuidad de gestión, fluyendo. La continuidad de gestión es fluir y lo único que salva al río.
“La masa entera del río (ACUMAR) no es otra cosa que el conjunto de todos los arroyos, visibles, o invisibles (las distintas áreas de trabajo y acciones), sucesivamente absorbidos: es un arroyo crecido decenas, cientos, o miles de veces, y sin embargo difiere singularmente por su aspecto del pequeño curso de agua que serpentea en los valles laterales”
Me tomo esta licencia de interpretación, para que piensen en lo ínfimos que somos y en lo magnificentes y enormes en que nos convertimos cuando juntos fluimos como el río, sociedad, funcionarios y las aguas. Así recordaré estos cuatro años, junto al río que ayudamos a fluir.
*Director General de Gestión política y social de la ACUMAR, Autoridad de cuenca Matanza Riachuelo.