El juez Ariel Lijo dispuso el procesamiento de 19 imputados por los delitos de asociación ilícita destinada a cometer delitos, y trata de personas con fines de explotación sexual, en el marco de la causa en la que se investiga a la Escuela de Yoga de Buenos Aires (EYBA), que operaba en el barrio porteño de Villa Crespo.

De los 20 imputados, a catorce se les dictó el procesamiento con prisión preventiva; a cinco, sin preventiva con «cauciones reales de 300.000 y 500.000 pesos; y, en el caso de uno de los médicos de la Clínica CMI Abasto, se dictó la falta de mérito para procesarlo o sobreseerlo».

Además, se trabó el embargo de todos los procesados sobre su dinero y/o bienes, «hasta cubrir la suma de 1.200.000.000 de pesos o 400.000.000 de pesos».

Según la resolución, se «logró probar el funcionamiento de una organización coercitiva que, bajo la apariencia de ‘Escuela de Yoga Buenos Aires'», se dedicaba a captar personas mediante engaños o en situaciones de vulnerabilidad, tanto por ser menores de edad como por sus graves problemas de adicciones, de salud, diferentes tipos de violencia y situaciones de crisis. Todas fueron aprovechadas por la organización para lograr obtener su confianza con la promesa de sanación, pertenencia y contención.

Además, «se probó un proceso de captación (despersonalización) e instrumentalización de las personas, que constaba del alejamiento de su ámbito familiar y la asignación de una nueva ‘familia’ dentro de la organización para integrarlos en forma plena, incluso proveyéndoles de un nuevo hogar dentro de la sede central y otorgándoles un trabajo».

«A lo largo de un largo y complejo proceso de despersonalización y explotación, a través de métodos de coacción física y psicológica, lo que lograban era el sometimiento total de las víctimas a su voluntad», sostiene el fallo.

Juan Percowicz, acusado como jefe de la asociación «hacía alarde de su sabiduría y sus poderes divinos, desarrolló una compleja vertiente adoctrinante, formada por una estructura filosófica basada en literatura clásica, religiosa y espiritual, que conforma el esqueleto sobre el que se sustentan todas las prácticas de coacción física y psicológica de la Escuela como las tareas sexuales exhibicionistas, las ‘curas de sueño’, el aporte mensual por medio de ‘sobres’, entre otros.