Tras su decreto del año pasado, en el que daba un giro histórico, el Papa Francisco por primera vez habilitará la presencia femenina en los altares para repartir la comunión.
Será este domingo durante la denominada Misa de la Palabra de Dios en la Basílica de San Pedro, cuando confiera el ministerio del «lectorado» y del «acolitado» a mujeres de Asía, África y Europa, que hasta ahora estaban reservados a hombres. Así lo informó este martes en un comunicado el Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización.
Hace un año Jorge Bergoglio había avanzado con esta decisión trascendental para la historia moderna de la Iglesia. En enero de 2021 sacó el decreto modificando uno de los artículos del Código de Derecho Canónico y le dio un marco legal a una práctica que era utilizada en algunos lugares eclesiásticos pero sin el aval jurídico y oficial de la Santa Sede.
El comunicado habla de que el domingo se vivirán “momentos muy significativos” porque será “la primera vez” que se pondrán en práctica los cambios dictados por el pontífice, quien “quiso hacer oficial e institucional esta presencia femenina en el altar».
No es el primer gesto de Francisco este año en ese sentido. El 1 de enero reivindicó el papel de las mujeres en la Iglesia durante la celebración de la primera misa del año, en la basílica vaticana en la solemnidad de Santa María, y condenó en ese momento la violencia machista: “Basta, herir a una mujer es ultrajar a Dios”.
Tradiciones y restricciones
Como relata un artículo de la Agencia Télam, según la tradición de la Iglesia el lector es el encargado de leer la Palabra de Dios en la asamblea litúrgica, instruyendo a los fieles para recibir los sacramentos, mientras que el acólito oficia de ayudante del diácono y del sacerdote en el altar.
En ocasiones, el acólito puede distribuir la comunión y expone el Santísimo para la oración, uno de los momentos de las misas católicas, además de instruir a todos los fieles sobre la Eucaristía.
Francisco dispuso que el artículo canónico sobre los dos ministerios quede redactado: «Los laicos que tengan la edad y las aptitudes determinadas por decreto de la Conferencia Episcopal, pueden ser asumidos permanentemente, a través del rito litúrgico establecido, a los ministerios de lectores y de acólitos; sin embargo, esta concesión no les da derecho a mantener ni a remuneración de la Iglesia».
Así, el Papa eliminó la restricción de género al suprimir la especificación «del sexo masculino» que se refería a los laicos y que estaba presente en el texto del Código hasta la modificación de hace un año.
«Me pareció oportuno establecer que pueden ser instituidas como Lectores o Acólitos no sólo hombres sino también mujeres, en quienes, a través del discernimiento de la pastores y después de una adecuada preparación, la Iglesia reconoce ‘la firme voluntad de servir fielmente a Dios y al pueblo cristiano'», sostuvo Francisco en las consideraciones del decreto.
Como todos los cambios estructurales de instituciones históricas, las modificaciones arrancan en la práctica, y años después se visibiliza en lo legal. Según explicó el Vaticano, las mujeres que leen la Palabra de Dios durante las celebraciones litúrgicas o que realizan un servicio en el altar, como monaguillos o dispensadores de la Eucaristía no son una novedad, y en muchas comunidades del mundo ya es una práctica autorizada por los obispos. Faltaba el decreto papal, emitido hace un año, y ahora su puesta en práctica, que será este domingo, si Dios quiere.