A la falta de vacantes, el hacinamiento y el deterioro edilicio que sufren las escuelas porteñas se suma la escasez de docentes. En 12 años de gestión, el macrismo no solucionó esta problemática, sino que la profundizó. Según datos oficiales de la Dirección de Primaria de la Cartera Educativa de la Ciudad, en las últimas dos semanas de julio previas al receso invernal, el gobierno no pudo cubrir 378 puestos docentes en el nivel primario. Si se estiman 20 alumnos por aula, fueron 7560 los estudiantes que dejaron de tener clases en esos diez días hábiles.
En la Ciudad hay 21 distritos escolares que contienen a 430 colegios de nivel primario. En cada distrito, un supervisor adjunto recibe los pedidos de las escuelas para suplir docentes que entran en licencia. Sin embargo, no existe la suficiente cantidad de profesionales para cubrir esos puestos a pesar de que las licencias son anunciadas con tiempo.
¿Cuáles son las razones por las que escasean docentes? Desde el gobierno sólo apuntan a que la formación es extensa, vetusta y poco atractiva, argumentos que utilizaron como leitmotiv para imponer la UniCABA. Los trabajadores de la educación desmienten esta premisa y afirman que el Estado es el principal responsable, sobre todo por la cuestión económica: un flamante docente recibido que comienza a trabajar en la Capital cobra su primer salario recién cuatro o cinco meses después de iniciada su labor. Muchos entonces prefieren no arriesgarse a dejar su actual trabajo.
Luciana Oddi es maestra hace 12 años. Trabaja en el Colegio 2 «Domingo Faustino Sarmiento». Sin embargo debe complementar sus ingresos trabajando en una mutual: «Vivo dos vidas, la docencia no me brindó un panorama claro de estabilidad laboral. Busqué insertarme en escuelas nocturnas pero la última titularización masiva fue en 2011. No me animé a dar el salto, aun con buen puntaje, porque hay una política de cierre de cursos y cargos».
Otra problemática es la falta de estabilidad laboral. Hay docentes que son interinos desde hace más de diez años y el Gobierno de la Ciudad continúa sin titularizarlos. Y un alto porcentaje del ofrecimiento de horas cátedra en el nivel medio es para interinatos: en el Comercial N° 20 hay 49 cargos docentes vacantes. De ese total, 26 son interinos. La Escuela de Educación Media N° 1 «Federico García Lorca» cuenta con 355 horas cátedra sin cubrir, de las cuales 140 no son para titulares. «Con los cargos interinos el gobierno no tiene ninguna obligación como empleador», explica Angélica Graciano, secretaria de Educación y Estadística de UTE. «Un docente interino no puede hacer carrera. Y si la escuela no tiene maestros estables no puede conformar equipos de trabajo a largo plazo», añade.
Lejos de intentar una mejora salarial o administrativa, la ministra de Educación, Soledad Acuña, prefirió en septiembre de 2018 convocar a maestros de afuera: «En la Ciudad faltan jóvenes que elijan la carrera docente», se justificó. La mayoría de los anotados provinieron de Santa Fe y Córdoba, y hubo más de 50 venezolanos.
«El salario y las condiciones de cursada hacen que en la Ciudad falten maestros», asegura el secretario general de Ademys, Jorge Adaro. Un informe del Centro de Estudios de la Educación Argentina de la Universidad de Belgrano, publicado a principios de año, sostiene que los maestros argentinos perciben menos de la mitad del salario que el promedio mundial. En un año, el salario de maestros cayó 20,3% respecto a la inflación. Comparando en dólares, el sueldo de un maestro de Luxemburgo quintuplica al de uno argentino: U$S 90.782 anuales frente a U$S 18.253. El de Chile es 59% mayor, y el de México se ubica 38% por encima.
Para terminar con la falta de docentes, los sindicatos manifestaron la necesidad de agregar más cargos de «maestros itinerantes», especialmente para suplencias menores a dos días; que las escuelas más numerosas agreguen un maestro más por establecimiento; y que se establezca la figura de «auxiliar pedagógico», para los estudiantes de profesorados.
A pesar del discurso oficial de que se cumplan los días de clase y «con los chicos adentro», la falta de cobertura de cargos también ocurre en los colegios secundarios comunes y en las áreas de técnica, artística, normales y adultos, lo que afecta diariamente el dictado de clases. Cifras obtenidas en el último encuentro de la Comisión de Condiciones de Trabajo y Calidad Educativa, conformada por el Ministerio y los sindicatos docentes, advierten que en promedio hay 4000 horas cátedra semanales sin cubrir. Si la carga total de una escuela se calcula en cien horas diarias de clases, estos datos equivalen a 40 colegios que dejan de funcionar por semana. «
Desocupación en el nivel inicial
A diferencia de los demás niveles, en el inicial hay docentes que esperan por un lugar. Datos oficiales de la Subsecretaría de Carrera Docente y Formación Técnica Profesional indican que existen 10.800 maestras celadoras que aspiran a regularizar su situación laboral, y otras 6000 jardineras que permanecen desocupadas. Mientras tanto, el gobierno se niega a cumplir con el artículo 24 de la Constitución porteña que lo obliga a crear jardines maternales para satisfacer la demanda. De concretarse, no habría desocupación en el sector. «Trabajé durante 15 años en la gestión privada, pero decidí irme de ese jardín para hacer mi carrera en la gestión pública», señaló a Tiempo Natalia, que por temor pidió no ser identificada con su apellido. «Me salió la posibilidad de tomar un interinato, luego tuve que renunciar por una cuestión de salud. Cuando renunciás a un cargo en la docencia te ‘penalizan’, pasás al final del listado de aspirantes, y tiene que pegar dos vueltas para que te vuelvan a llamar», concluye Natalia, que hoy estampa remeras para tener algún ingreso.