Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. Y mucho menos si se conoce la importancia de la polinización de plantas nativas, en el ámbito de una universidad pública que se vuelve un reservorio verde en medio del cemento.

“Conozca a los visitantes florales” es una iniciativa desarrollada por docentes y becarios de la Cátedra de Botánica General de la Facultad de Agronomía de la UBA, que se presentará formalmente el 21 de septiembre, con el estreno de la primavera. Apunta especialmente a la difusión de información sobre la diversidad de animales que interactúan con las plantas nativas de los corredores biológicos construidos en el predio de la facultad. 

Es un predio donde no sólo hay estudiantes y docentes, sino que la comunidad lo usa mucho como espacio verde. Es un espacio académico público. El proyecto comenzó con la iniciativa de poner canteros de plantas nativas que actúan como corredores biológicos. Veíamos que la gente se acercaba a estos canteros y siempre decíamos ‘qué pena que quede como algo meramente estético’. Quisimos hacer extensión y que el vecino que viene al predio sepa de las relaciones que se dan en estos puntos verdes”, dice Juan Ignacio Agüero, docente e investigador.

La semana pasada se instaló la cartelería que explica quiénes son los “visitantes florales” protagonistas de esta propuesta: distintas especies de abejas, mariposas, picaflores, moscas de las flores, escarabajos, entre otros. Están ahí, a simple vista. Solo hay que detenerse a observar. Estos seres recolectan néctar y/o polen como fuente de alimento, y al hacerlo transportan polen de una flor a otra. La polinización es fundamental para la reproducción de plantas nativas y cultivadas, así como para la obtención de muchas frutas y verduras.

Promoviendo hoteles

En los seis canteros de plantas nativas que conforman corredores biológicos en el predio de la Facultad de Agronomía pueden verse estructuras de madera con orificios. Son “hoteles de abejas” y forman parte del proyecto de “visitantes florales”.

“Las abejas, sobre todo las solitarias, y otros insectos como avispas o chinches, usan estos ‘hoteles’ para pasar alguna parte de su estadio, o para construir sus nidos”, explica Sofía Graffigna, una de las investigadoras que forma parte del proyecto, junto a Juan Pablo Torretta y Rocío González-Vaquero.

“Pusimos un ‘hotel’ por corredor. Muchas veces estos orificios, en ecosistemas urbanos tan distintos al ambiente natural, pueden escasear. Entonces estamos ofreciendo este recurso para las abejas, lugares propicios para hacer nidos”, añade.

“Si hablás de polinizador, se suele asociar solo a la abeja y la miel, es lo que comúnmente se sabe. Pero queremos difundir que hay un montón de otros visitantes florales que son súper importantes y están en todos lados”, remarca la docente, abocada a estudiar el comportamiento de polinizadores en ámbitos urbanos, con el fin de saber “qué plantas se pueden usar para maximizar la riqueza de insectos. Tenemos una idea de hacerlo extensible a más lugares”.

En el jardín botánico de la facultad identificaron hasta ahora a 73 especies de abejas. “Todo el tiempo se descubren especies nuevas. El año pasado encontramos un sírfido todavía no datado para Argentina. Vamos estudiando la fauna a medida que la vemos”, apuntaron los especialistas.

Calentamiento global

La difusión de información sobre polinizadores se da en un contexto en el que estos animales están en peligro ante el incremento del calentamiento global. Y su vulnerabilidad implica un riesgo para los ecosistemas.

“A todos los bichos, y sobre todo a estos visitantes, los afecta el cambio climático porque tienen ciclos de vida que requieren un clima específico, además de que el alimento del que se nutren –polen o néctar– está sufriendo cambios. La floración no es la misma, las plantas que florecen no son las mismas, es una cuestión compleja y eso también nos motivó a hacer esta difusión. Hay muchos estudios que se encuentran en proceso pero se sabe que se ven afectados”, advierte Graffigna.

“A veces se dan interacciones entre plantas y polinizadores que dependen de que existan flor y polinizador en el mismo espacio temporal. Por el cambio climático a veces uno está disponible cuando el otro no, y eso tiene impacto negativo. Nuestra premisa del proyecto es que para valorar primero tenés que conocer”, señala Agüero.

Para dar cuenta de la importancia de estos bichos, aporta un dato: más del 87% de plantas con flor depende de la polinización para formar frutos y semillas. “Por suerte ahora hay más conciencia de que necesitamos a los polinizadores, pero el foco está puesto en la abeja, que para nosotros es un animal exótico. Tratamos de difundir también a los polinizadores nativos”.

Un pulmón verde dentro de una ciudad gris

El predio de Agronomía y el gran parque público del que forma parte constituyen «un espacio verde en una matriz urbana. Un punto de conservación donde hay un montón de diversidad de abejas, de moscas. El lugar está actuando como refugio y reservorio. Estos corredores de plantas nativas se pueden producir en otras áreas urbanas”, apunta Juan Ignacio Agüero.

En los canteros de Agronomía hay plantas florales como girasolillo, margarita punzó, lantana, salvia celeste, talilla y espinillo. El fomento de las plantas nativas apunta no sólo a la conservación del recurso, sino también de todos los organismos que las rodean. “Si no las conservamos estamos perdiendo una parte de nuestra historia”, plantea. Hoy trabajan con el INTA para conformar praderas con plantas nativas y evaluar qué combinación de plantas maximiza la riqueza de polinizadores.

Para agendar: 21/9

El jueves a las 12 se presenta “Visitantes florales” con una charla informativa en el aula León del Pabellón de Genética de la FAUBA (Av. San Martín 4453). Toda la info de la cartelería se puede descargar de www.agro.uba.ar/visitantesflorales.