Según el último Boletin Epidemiológico publicado por el Ministerio de Salud, en la Argentina hay 122 mil personas que conviven con el virus del VIH. Son 69.200 las que al momento de la publicación se encontraban en tratamiento, y siete de cada diez de ellas estaba siendo atendida en el sistema de salud público. Luego de la degradación del ministerio a secretaría, y con la certeza de que el recorte presupuestario que sufre el área se profundizará con la actual crisis monetaria, el director de SIDA y Enfermedades de Transmisión Sexual, el doctor Sergio Maulen, presentó su renuncia.
En este contexto incierto, la amenaza de que muchos de esos tratamientos se vean interrumpidos fue denunciada este jueves por organizaciones de pacientes de distintos puntos del país que se congregaron en el interior del edificio del ministerio que ya no es, en 9 de Julio y Moreno.
Fabio Núñez, delegado de ATE en la dirección de VIH, informó a Tiempo que, cuando los pacientes exigieron una respuesta, cerca de las 14:30, las autoridades se aprestaban a solicitar la intervención de fuerzas de seguridad para desalojarlos, pero a través de la intervención de la comisión gremial de ATE se acordó una reunión con el doctor Mario Kaler, quien está a cargo de la Secretaría de Promoción de la Salud, Prevención y Control de Riesgos.
Estela Carrizo, presidenta de la Red Argentina de Personas Viviendo con VIH/SIDA de Mar del Plata, participó de la reunión con Kaler. Le contó a Tiempo que “luego de haber estado con Maulen, el exjefe del programa, le planteamos a los jefes de programas de provincias la situación, y la Red Argentina se reunió en Buenos Aires.” Las dudas acerca de la continuidad de la cobertura llevaron a Estela y sus compañeros a exigir la reunión. En principio, Kaler planteó que sólo podía recibir a tres representantes, en su oficina del piso 12, pero recién el viernes. “Entonces empezamos a hacer un poco de ruido –contó Estela– y vinieron los de seguridad, pero al final nos dejaron entrar a cuatro compañeros de todo el país.”
“Sin medicamentos me muero”, el mensaje que enarbolaron los pacientes en carteles y a través de redes sociales, tuvo fuerte impacto. “Nos garantizaron que el presupuesto estaba, y nos pidieron que le pidamos al exjefe de programa que vuelva a ocupar su puesto”, reveló Estela. También se les prometió que los programas especiales, tanto oncológicos como el de vacunas, van a seguir de la misma manera, aunque hay muchos laboratorios extranjeros que proveen medicamentos retrovirales y otros insumos médicos que dudan de participar de nuevas licitaciones debido al aumento del dólar. Según la titular de la Red en Mar del Plata, “hay buena voluntad de ellos, pero por arriba hay otras personas con quienes tienen que negociar”.
La situación de incertidumbre impacta directamente en los pacientes porque el mismo Ministerio de Salud señala en su página web que “una de las cosas más importante del tratamiento es la continuidad en el tiempo”. Y que “es muy importante continuar y mantener el tratamiento una vez comenzado ya que es la única manera de lograr que el virus no se reproduzca, y así evitar que la enfermedad crónica se convierta en sida”.
Por estos días tanto la Red Argentina de Personas Viviendo con VIH/SIDA como delegados de ATE y otras organizaciones se encuentran en un simposio de la Fundación Huésped, formulando un nuevo comunicado con respecto a la situación vivida en el ministerio. “Advertimos que esta situación impactará en mayor medida en la población más vulnerable desde el punto de vista social y económico, dependiente por completo de un estado presente y eficiente que cumpla con su responsabilidad”, sostuvieron desde la fundación.
En el marco de ONUSIDA, el programa de las Naciones Unidas para combatir el VIH, “el mundo se ha propuesto objetivos ambiciosos para 2020”. Las llamadas metas 90/90/90 son las siguientes: que el 90% de las personas que viven con el VIH conozcan su situación; que el 90% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretrovírica continuada; y que el 90% de las personas que la reciben tengan supresión viral. Y profundizando esto, para 2030 plantea acabar con la epidemia de VIH/SIDA. Una perspectiva frente a la que la Argentina parece marchar a contramano.
* Nota elaborada en el marco del programa de prácticas profesionales realizado entre Tiempo y la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV)