Para encontrar un precio parecido a los que había el año pasado tenés que buscar un juguete con menos sonido, menos luces, menos todo, cuenta Romina en un alto de su agobiante búsqueda de regalos navideños entre el calor y la gente del Once. Su queja no encuentra eco en el sector juguetero, que asegura haber mantenido los precios y tener incluso mayor variedad. La diferencia, dicen, está en la procedencia. Este año Papá Noel traerá un 10% más de regalos importados.
Hay más mercadería de afuera, cuenta José, mirando la vidriera de la juguetería en la que trabaja hace diez años dentro de un shopping de Palermo. Allí los coches a batería seducen a casi todos los chicos que pasan, quienes dejan sus manitos marcadas en el cristal. Por suerte, hay cosas que son nacionales, pero hay incorporación de muchas novedades, reconoce. Entre la producción local destaca los autos, los bloques de ladrillos y los arbolitos.
A pesar de los precios, las colas para pagar se suceden en los negocios, adonde la mayoría elige las tarjetas de crédito para pagar. Son entre un 70 y un 80%, arriesga José, convencido de que la atracción principal son las promociones. Su vidriera, como la mayoría de las de los locales vecinos, está llena de stickers con ofertas que van desde un 25% a un 35%. Están altos, para que sean vistos por quienes pagan. Unos centímetros más abajo, los pibes y los juguetes mantienen una relación independiente que a veces lleva a los padres a inclinar la balanza en favor del niño pese a sus posibilidades económicas.
La venta de juguetes importados creció un 10%, afirma Darío Mermelstein, presidente de la Asociación Argentina de Empresas de Juguete Argentino (AADEJA), una organización que nuclea en su mayoría a compañías importadoras. Con conocimiento del sector, Mermelstein explica que a la hora de importar se propusieron traer más variedad y menos cantidades y que no se registró un aumento de precios general porque trajimos productos más baratos lo que nos permite vender al mismo precio que el año pasado.
Para Matías Furió, presidente de la Cámara Argentina del Juguete (CAIJ), que nuclea una mayoría de fábricas nacionales, las importaciones crecieron solo un 7% en relación con 2015. Su explicación es que la gente sigue eligiendo el juguete argentino por sobre el importado, por precio y calidad. En una rueda de prensa hace poco más de una semana, Furió explicó que el sector pudo preservar todos los puestos de trabajo durante 2016 a pesar de la política de apertura de importaciones que impactó fuerte sobre el tejido industrial local. En ese sentido los jugueteros del CAIJ aseguraron que resignaron un 20% de rentabilidad para sostener ventas y empleos.
Buscar hasta encontrar
Daniela García entra a un local, mira un rato y sale sin comprar. Veo a los precios relativamente razonables. Relativamente, porque hay algunos que están muy caros que no justifican el precio, cuenta a Tiempo. Con un par de bolsas sale Alejandro, les compró juguetes a sus hijos. Con los descuentos de las promociones de los bancos es más accesible. Lo pagué en tres cuotas, explica, pero asegura que los agasajados serán pocos: Voy a regalar solo a la familia, señora e hijos. Chau, se cortó ahí.
A unas cuantas cuadras, en Once, caminando pese al calor que no da tregua, Guadalupe carga un camión a escala y dos sets para hacer pulseras. Sale de una juguetería de la calle Pueyrredón con regalos para sus sobrinos. Vinimos caminando y con tiempo para rebuscárnosla, dice en plural, incluyendo a su pareja, Sergio. Tendrán que seguir porque tienen más sobrinos y ahijados, pero están tranquilos por haber resuelto tres obsequios navideños. Pagan en efectivo porque esto que llevamos, por ejemplo, tenía un descuento del 50% por pagarlo en efectivo, dice ella.
Sergio cuenta por qué eligen esquivar los topetazos en esa avenida porteña, lejos del aire acondicionado del shopping: Acá, estas cosas están en un precio normal. Pero hay lugares en donde están muchísimo más caras. Juguetes que están a casi el doble respecto del año pasado y acá está todo más barato. «