“La culpa no es del frío, sino de la falta de inversión”, destacan los trabajadores y trabajadoras del sistema del salud pública de la Ciudad. En medio de la ola de calor, la falta de funcionamiento de aires acondicionados provocó, en promedio, la suspensión de 25 cirugías diarias en hospitales públicos porteños, y ahora, con la llegada de las bajas temperaturas, los pacientes sufren la carencia de calefacción central en los centros de salud de la Ciudad de Buenos Aires.
Familiares y amigos de los internados llevan estufas eléctricas, frazadas, camperas y otros ropajes para paliar el impacto del cambio de clima. Personal médico, de enfermería y auxiliar, afirman que hace años que vienen reclamando para que la administración porteña arregle las calderas y coloque más bocas de gas en sectores donde el servicio no llega. En algunos hospitales hace más de siete años que se rompieron las calderas y la gestión de Rodríguez Larreta se niega a solucionar el problema.
En febrero de este año, miles de pacientes de los 34 hospitales públicos porteños, sufrían el impacto de las altas temperaturas. En el interior de los establecimientos de salud, soportaban climas que rondaban los 40 grados y dentro del quirófano arriba de los 42. Ante la descompensación y el desmayo de muchos pacientes y trabajadores, el personal médico y de enfermería decidieron suspender las intervenciones quirúrgicas programadas. Por entonces, familiares y amigos de los pacientes internados, acercaban a los hospitales ventiladores, conservadoras con hielo y agua, y otros dispositivos de ventilación. La historia vuelve a repetirse con el cambio de clima.
“Es una vergüenza que en la Ciudad más rica del país no ande la ventilación en verano y tampoco la calefacción en invierno. Año tras año venimos reclamando, incluso desde la era Macri como jefe de gobierno, pero ahora estamos mucho peor”, cuenta a Tiempo Héctor Ortiz, Licenciado en Enfermería del Hospital Durand y delegado de la Agrupación Hospitales de la Ciudad.
En ese nosocomio del barrio de Caballito, al igual que en el resto de los centros de salud, cuando se rompe un caño, la empresa Metrogas corta el suministro y no lo repara. “Esto tiene que ver con un abandono general que sufren nuestros hospitales, pero los que más padecen esta desidia son los pacientes. Los familiares les traen estufas y colchas para que no pasen frío en la noche. No podemos seguir trabajando en estas condiciones”, agrega.
En el barrio de Belgrano se encuentra el Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP) instaurado en 1956 por la Comisión Nacional de Rehabilitación. En 1992 paso como organismo descentralizado al ámbito del GCBA mediante la Ley 19.337, y se especializa en la atención integral del paciente con discapacidades en el área neuromotora-ortopédica que requiera de rehabilitación clínico-quirúrgica en internación y tratamiento ambulatorio.
“Hace más de siete años que se rompió la caldera central del hospital y la administración porteña nunca la reparó porque argumentan que los costos son muy altos, que no había presupuesto para arreglarla, entonces la anularon y en las salas pusieron aire acondicionado frío-calor, pero con estas bajas temperaturas es insuficiente y en pleno invierno mucho peor”, explica a Tiempo Pablo Lima, trabajador del sector de enfermería del IREP.
Las salas de internación de este centro médico de rehabilitación son amplias (ocho metros de altos por seis de largo), y hay entre 15 y 16 camas. “Los que están cerca del aire están un poco mejor pero los pacientes que están en la otra punta sufren horrores tanto el calor como el frío. Por eso es imprescindible que el gobierno de la Ciudad arregle la calefacción central”.
A esta situación se suma la falta de camas en buen estado, muchas de ellas están rotas y no pueden se puede movilizar a los pacientes porque las manivelas están rotas; puertas de salida de emergencia rotas, mobiliario antiguo en pésimas condiciones y ascensores que no funcionan. Otras de las problemáticas en la carencia de personal que sufre el instituto: “Hoy en día no estamos internados más pacientes por la falta de personal. Actualmente tenemos 30 personas internadas cuando tenemos capacidad para 84 pacientes”, detalla Eduardo Heredia, licenciado en enfermería del IREP.
“Hace años reclamamos al gobierno porteño que asigne partidas para personal porque hay salas sin pacientes porque no damos abasto”, agrega Heredia y concluye: “Necesitamos alrededor de 54 enfermeros y enfermeras más para poder funcionar al 100% en el hospital y es algo que el gobierno de la Ciudad no está dispuesto a hacer”.
Salas como témpanos de hielo
“Es el hospital que más cerca me queda y hace años que me atiendo ahí, sobre todo cuando hay cambio de clima”, cuenta a Tiempo Noemí Andadra que, junto a sus cuatro hijos, se atiende en el Hospital Ramos Mejía del barrio de Balvanera. “En invierno pasa siempre lo mismo, al esperar varias horas para ser atendida, vuelvo más congestionada de lo que entré porque el frío es insoportable”.
Ciertamente, ese nosocomio sufre también de pésimas condiciones de infraestructura y falta de mantenimiento. “Están anuladas prácticamente todas las bocas de gas y hay salas donde no tenemos nada de calefacción, por ejemplo en clínica médica y cirugía del primer piso. Necesitamos que solucionen este problema con urgencia porque con las temperaturas bajas se incrementa la demanda de atención”, señala a este medio Luis Ledesma, enfermero del hospital Ramos Mejía. “Y como en el resto de los hospitales necesitamos más personal, más enfermeras y más inversión en nuestra salud”, termina.