A una semana de la próxima Cumbre Climática, que se llevará adelante en la ciudad de Sharm El-Sheikh, en Egipto, Tiempo dialogó con el sociólogo ambientalista Juan Pablo Olsson, coordinador local de la Campaña Global Deuda x Clima, un colectivo integrado por representantes de sindicatos y organizaciones sociales y políticas que busca que los países más poderosos del mundo paguen por haber condenado al planeta a una inminente catástrofe ambiental, donde casualmente los sectores más pobres y postergados se llevarán la peor parte. En el actual contexto de las potencias cruzándose y amenazando escalas los conflictos bélicos, guerra en Ucrania y el FMI monitoreando deudas como la Argentina: ¿Cuánto es posible la idea del canje verde de deuda?
El encuentro en Egipto pretende analizar y revisar las diferentes medidas que se están realizando en cada punto del mapa en pos de revertir las consecuencias del cambio climático. Sin embargo, desde Deuda x Clima entienden que poco servirá si no se apunta a los países más ricos y desarrollados. Por eso hace unas dos semanas, en respuesta a una reunión entre las autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM), este movimiento dio un contundente mensaje en 22 países de todos los continentes a través de distintas actividades de protesta.
-¿En qué consistió la acción coordinada de hace unos días?
-La protesta frente a varias oficinas del FMI en distintos países del mundo representa una acción global de una campaña internacional que se llama Deuda x Clima que propone impulsar un debate a nivel global que plantee los principales problemas que, sobre todo, padecen los países del sur global: el tema de la deuda y el de la crisis climática.
-¿Cómo se relacionan ambas cosas?
-La acción coincidía con la cumbre anual entre el FMI y el BM en Washington DC, donde construyen su agenda financiera de colonialismo financiero, de imposición de deudas ilegítimas a los países del sur global, sobre todo en América Latina, África, y en el Sudeste Asiático. Un ejemplo muy paradigmático es el endeudamiento de Argentina: el préstamo que se le dio al gobierno de Mauricio Macri que significó el mayor de la historia del FMI, unos 44 mil millones de dólares que en realidad representaron una estafa financiera en complicidad entre los funcionarios del Fondo y del gobierno de Macri porque la totalidad se destinó a la fuga de capitales. Ni un centavo se destinó en beneficio del pueblo argentino, de la sociedad, a alguna obra o infraestructura. Ese modus operandi se aplica en otros países pobres, o como decimos, empobrecidos del mundo. Esto representa una agenda que tiene graves consecuencias sociales, pero también ambientales y climáticas.
-¿Por qué la relación del préstamo con el ambiente?
-Porque la mayoría de los países que están empobrecidos no cuentan con recursos para adaptarse a los graves escenarios proyectados en esta década de consecuencias del calentamiento global. Son poblaciones que van a estar expuestas a catástrofes. Según lo señala el Panel Intergubernamental de Cambio Climático los países más vulnerables del mundo a los efectos del calentamiento global están en América Latina, África y el Sudeste Asiático, las islas del pacífico. Representa una población de entre 3500 y 4000 millones de personas. Son países que tienen deudas financieras ilegítimas que condicionan sus economías y que les impiden tener recursos para la adaptación climática.
-¿Cómo sería la propuesta?
-Nosotros planteamos que el FMI tiene que anular las deudas financieras ilegítimas ante la grave crisis climática, igual que el BM y los otros organismos de préstamos. La única posibilidad de que nuestros países tanto en esta década como en la siguiente tengan posibilidades de financiar y gestionar sus transiciones y poder cumplir con el acuerdo de Paris es anulando las deudas financieras, que además son ilegítimas y responden a un modelo histórico de saqueo, pero que en su sofisticación aplican estas deudas impagables que después nos someten a generar modelos de producción extractivista que profundiza lo que en sus países están diciendo que no es el camino y que hay que revertir. En América Latina y África profundizan el modelo extractivo de la industria fósil, del gas, petróleo y carbón, la megaminería contaminante y la explotación de transgénicos con agrotóxicos.
-Los países más ricos en teoría son los más eficientes, pero no sería tan así…
-El norte se beneficia de la explotación y el saqueo de los países del sur y después hipócritamente da discursos en las cumbres climáticas diciendo que ellos van a cumplir con objetivos que tampoco están cumpliendo. Los principales responsables del calentamiento global, es decir el aumento de la temperatura promedio del planeta por causas antrópicas por la explotación de gas, petróleo y carbón, son los países más desarrollados sobre todo desde la revolución industrial en adelante que se aceleró todo este proceso de efecto invernadero. A partir de ahí, surge la existencia de una deuda ecológica para con los países del sur, los menos desarrollados, los menos contaminantes, pero lo que más padecen las consecuencias del calentamiento global.
-¿Qué dice el Acuerdo de París al respecto?
-El Acuerdo de París establece que tiene que haber un financiamiento a los países en desarrollo, que en realidad son países empobrecidos, y saqueados para que se puedan adaptar. El financiamiento debe provenir del Acuerdo de París y de un fondo para la transición justa y la adaptación. Pero el Acuerdo no avanza porque estos países no están dispuestos reconocer y pagar esa deuda y financiar la adaptación de los países empobrecidos. Las principales potencias, sobre todo Estados Unidos, China, Japón son los que más contaminan y gases aportan, pero se resisten a cumplir los compromisos.
-¿Cuáles son las expectativas para la cumbre de Egipto?
-Esperamos que por primera vez en una cumbre mundial no se instale la discusión solamente de la agenda del norte global, porque en el debate del clima y de la crisis climática y del calentamiento solo se habla de un problema de manera homogénea y general; y no se habla de tres temas que hacen al destino de gran parte de la población mundial: las deudas financieras ilegítimas, el modelo colonial que se viene aplicando en América latina y África desde hace 500 años y la depredación de los recursos, junto con el extractivismo que se aplica en actividades de producción del sur global que están prohibidos por sus consecuencias sociales y ambientales en el norte como es la megaminería a cielo abierto o el fracking, o la explotación de semillas transgénicas con agrotóxicos. No se puede generar una población descartable de miles de millones de personas y generar territorios de sacrificio en el sur global para sostener una calidad de vida en los países desarrollados del norte. Esa es la discusión que el movimiento Deuda x Clima quiere introducir para generar otro modelo de mundo donde haya mayor equidad y no tanta injusticia social y destrucción ambiental.