«Lo que están haciendo es utilizar la ley en modo uso de la fuerza», me dice Cynthia García. Respondo que todo lo que se les ocurre es horrible. La «Guapa» lo mejoró: «Horrible con potencia política».

Tiene que ver con llevarse todo por delante y con el poder real que le da la mano. Siquiera los limitan los excesos, como quitar el DNI no binario para aquellas personas que pudieron elegir su identidad de género. O como Guillermo Francos, que lleva 55 años trabajando para el Estado y despotrica contra el Estado: habla contra las personas con discapacidad y de más motosierra contra las universidades, contra el INTA.

Qué inmundicia son todos ellos.

Son parte de una imbecilidad muy grave, que en algún momento les va a pasar factura. Aunque parezca que el único camino de salvación que puede haber son los propios errores. Lo podridos que están por dentro, lo podrido que está el sistema. Ante la pasividad de la CGT y de buena parte de la política. No es una época propicia para hacerse ilusiones, cuando todos los días aumenta la potencia de la crueldad, del odio. Llegará un momento en que vamos a convivir con el horror y a creer que es estructural. Como el hambre o la pobreza.

Esa historia de los agresores de Pinamar es un símbolo del odio, del desprecio… «Váyanse de acá, esto no es el conurbano. Qué tienen que hacer caminando por donde nosotros jugamos y pagamos 50.000 dólares para estar acá… Y vos, negra”. Es espantoso. O la otra agresión de esta semana en Las Cañitas donde decían: «Salgan con esas banderas asesinas de Palestina». Y al llegar la policía, desafiaban: «Los ricos no vamos presos». Pueden agredir, golpear, ofender: cuentan con complicidad. Como si fuese un desprendimiento inmoral, inhumano de lo que estamos viviendo políticamente.

Seis de cada diez argentinos resolvieron que las cosas fueran así. Si no fuera por atajos como la música o el humor, se haría insoportable la vida en la Argentina. Esa amenaza de llevarse todo por delante está en el ADN, está adentro del palazo que le dio esa ricachona a una mujer pobre que caminaba. O en la respuesta del club de golf, el embrión del palazo: una disculpa muy suavecita. Como si pensaran que debería haberle pegado con hierro 7…

Nunca el ultraje fue mayor y, más que nada, nunca fue así, a cara descubierta. Qué hay en el alma de la desquiciada adinerada que le tira en la cara los 50.000 dólares que paga, a una mujer que sólo aspira a tomar un mate en un espacio verde. Para esa gente es para la que gobierna Milei.

La mujer del palazo es una continuidad de la casta de la crueldad y lo hace en medio de la indiferencia de los medios de la derecha, que apenas reconocen que se le fue la mano. Los insultos, el golpe «moral» sobre la víctima caída, la saña, el ultraje, la desconsideración, el menosprecio son parte del inmundo odio sembrado en años, odio con desparpajo, odio con arcadas. Es el voto que hacen en la religión del diablo esos agresores, que deben estar siendo llamados por sus amigos para felicitarlos. ¿Ya son los ídolos del club?

Francos también es eso, repartiendo palos en el Congreso a los universitarios, a personas con discapacidad. ¿Qué palo de golf usa? El que le da Milei, el caddie que le lleva los palos al sistema. El que calcula dónde puede caer la pelota. El que le dice al jugador de los bonos: es por acá. Hay que reconocerlo: la élite hizo hoyo en uno.

Esa señora lo debe haber votado. Pero qué hizo un laburante votándolo. Ahora avanzan en la promesa de darle a la gente la libertad de morirse. O cortarle el agua a 700.000 usuarios. La pérdida del poder adquisitivo del trabajador en el año es del 28%. Hablamos del salario mínimo. Hace diez años era cerca del 60% más de lo que es en la actualidad, con relación a la canasta básica. La mitad más pobre de lo que se estaba antes.

Es la perfección del capitalismo y de las élites dominantes que los trabajadores ayuden a elegir gobernante que después matan a esos trabajadores o les dan un palazo en la cabeza.

Es difícil soportarlo. Como las mentiras, como Adorni diciendo cualquier cosa: que el presupuesto del INTA es 90% para salarios, y en realidad es el 66%. Y si en el presupuesto hubieran puesto lo que correspondía, sería el 35%. 

¿Cómo fue posible que nos hiciéramos esto? ¿Lo ha pensado? Es la gran victoria de la batalla cultural de la mafia mediática que sabe trabajar perfectamente sobre la cabecita preparada ya de antemano, por tantos años de escudriñar en lo peor del ser humano, para que alguien tome el palo de golf y lo descargue sobre la cabeza de quien se cruza, nada más que porque lo ve en alpargatas.

O lo que le pasa a Milagro Sala. Cuánto odio, cuánta crueldad le destinaron: 3000 días, uno tras otro, presa. Escribí un intento poético sobre lo que significan, en la etapa en la que estaba en la cárcel. Cuánto dolor. Ahora vienen y dicen que la causa era un mamarracho. Siempre lo fue. Estuve en el juicio que se hizo en la cloaca de Comodoro Py, donde habitan los jueces preferidos del sistema y la condenaron. Toda esa gente tan desagradable. ¿Cómo sobrellevamos toda esta infamia? ¿Esperamos que le toque a cada uno de nosotros para denunciarla? Qué tristeza provoca.

En mi obra, Alma Mahler, sinfonía de vida, arte y seducción, hay un tramo en el que ella le reprocha a su marido, Gustav, el genial músico, que cuando empezaron la relación, ella con 20 añitos se casó con él y recibió la orden: «No podés hacer nada que no sea cuidarme a mí y a la familia». Era el modo de vivir de las mujeres de entonces. Pero en determinado momento, a él le gustaron las canciones de Alma, de celoso que estaba de otro hombre. Ella entonces se preguntó: ¿quién me devuelve estos diez años en los cuales no pude hacer absolutamente nada? Le impidieron ser una creadora. A Milagro también le robaron diez años de vida, de amor, de trabajo.

¿Qué pasa con cada una de las estafas que recibimos, padecemos o cometemos? Pero sobre todo qué pasa cuando a una persona la llevan presa diez años, sin culpabilidad. Ante la muy escasa protesta de la clase política, la indiferencia de la clase judicial y la presión mediática. ¿Quién le devuelve estos años: el Estado, nosotros, este comentario?

Así funciona el odio que va en camino de ser naturalizado. «