Los monumentos y homenajes de la última semana no paran de dar vueltas por las redes sociales y canales de televisión entre Mirtha Legrand y el Muñeco Gallardo. Pero la Argentina es grande y un recorrido rápido por los cuatro vientos nos traen detalles del “Gorosito”, Las Golondrinas, el esquilador, los Tehuelches, Calchaquíes, Querandíes y hasta Comandante Andresito o la cebolla y el róbalo. Quiénes y cómo son los monumentos en otros puntos del país donde se rinde homenaje a trabajadores, los pueblos originarios y la producción de cada lugar.
Ni bien arranca el Corredor de la Ruta Azul, en Santa Cruz, es el “Gorosito” el que da la bienvenida cuando se llega por Ruta Nacional 3 junto al mar en la localidad de Caleta Olivia. Allí, en el ingreso mismo, se topará con un monumento inmenso y todos le dirán: “Es el Gorosito”. Es enorme. Mide casi 13 metros entre la base y la escultura y el perímetro alcanza los 57 metros de diámetro. Fue realizado por el artista Pablo Daniel Sánchez y el topógrafo, José Cifuentes. Quedó inaugurado en 1969 cuando ningún edificio superaba los 4 metros en la ciudad portuaria. Incluso muchos recuerdan que en un principio la obra fue montada hasta la mitad. Es decir, las piernas solas. Se trata de un hombre fornido y bien plantado, que en cuero, está al pie de un pozo petrolero con el ademán de abrir la válvula, en una posición de máximo esfuerzo y mira hacia el Norte. Muchos cuentan que mira al norte, como advirtiendo que en ese accionar, la Patagonia le entrega al resto del país la riqueza de su suelo.
Hacia el oeste santacruceño, en la entrada de la localidad de Los Antiguos un indio tehuelche inmenso, permanece como testigo del tiempo y marca la cancha. Es más, el valle y su microclima hacen de esta zona un rincón único en el mundo y cuenta la historia que los antiguos tehuelches, ancianos, se quedaban en esta región a pasar sus últimos años de vida.
El monumento lleva el nombre del Mirador: “Uendeunk”, que en lengua tehuelche significa “espíritu bueno” que evoca a los niños y niñas recién nacidos. Está frente la hostería del mismo nombre y a metros de la sede municipal, en lo alto de un cerrito y propone un recorrido por unas escalinatas anchas aunque también se accede en vehículo. Es muy interesante, aunque parezca sencillo, llegar junto a él porque se aprecia el valle de Los Antiguos, con las chacras productivas protegidas del viento por barreras de álamos, el pueblo y el lago que, es el Lago Buenos Aires, el segundo espejo de agua más grande del continente, tanto, que lo compartimos con Chile, donde se llama “Carreras”.
En Tucumán
Desde San Miguel de Tucumán, hasta la localidad de Acheral verá los campos que describe Atahualpa Yunpanki y que lo acompañarán hasta llegar a la RP 307, que serpentea mientras trepa y trepa y se hace selva de montaña. Una hora más, le llevará alcanzar otros pueblos con encanto de los valles Calchaquíes, al pie de la cordillera de Los Andes.
Durante la travesía hasta el abra del Infiernillo (3042 msnm) es interesante estar atentos a la señalética porque le va a llamar la atención algunos carteles ruteros que le indican parajes, por ejemplo, “La Heladera”. Tan solo descender del auto y acercarse el rinconcito, la temperatura es bajísima. Allí, no llega el sol y el frío es intenso, igual que la vegetación tupida que abraza al camino. El viaje es un sueño, por un momento la niebla es espesa por la humedad en la altura y al rato desaparece, mientras que en los días claros de cielos turquesas puede admirarse en todo su esplendor este paisaje de selva subtropical y bosque de alisos, donde brinda la bienvenida una escultura impactante: El Indio. Es el monumento al Chasqui (mensajero), realizada por Enrique Prat Gay, amigo de Lola Mora, mide seis metros está emplazada sobre una base de diez metros a una altitud de 1100 msnm dentro de la Reserva Provincial Los Sosa en la Ruta Provincial 307 hacia Tafí del Valle y Amaicha del Valle. Es imponente.
El monumento, cuenta en la base con una alegoría del «Himno al Sol». En el amanecer un sacerdote indígena se inclina ante el astro y un poeta le ofrece música y canto. También están el amor maternal, simbolizado por una madre y su hijo; el sentir religioso, que encarna una pareja de promesantes, y un guerrero que deja su lanza y se pliega a la ceremonia. Por fin, “el mandinga” que cae al abismo, representa la luz del sol disipando las tinieblas”, indican algunos guías cuando explican la obra que fue realizada por Enrique Prat Gay y fue instalada en enero de 1943. Prat Gay también fue el autor del busto de Zenón Santillán ubicado en el edificio de la municipalidad de San Miguel de Tucumán; el de Yrigoyen que está en la escuela del mismo nombre; y el de Nicolás Avellaneda, en el parque Avellaneda. Amigo de Lola Mora, se formó en Italia al igual que ella.
En este punto, uno sabe y siente que está llegando a Tafí del Valle. En un instante cambia el paisaje, y se abre ante los ojos un manto aterciopelado de color verde que se pierde en el horizonte, donde un espejo de agua dibuja la silueta del dique en el abra La Angostura, es El Mollar y ahí nomás, Tafí. Una villa turística joven, aunque su suelo relata la historia precolombina y más. El sin fin de opciones lo atraparán porque desde el paisaje, el microclima, la villa con sus alternativas de turismo aventura, deportes náuticos, senderismo, mountain bike y el recorrido por la ciudad con la ruta de los artesanos, son un encanto. Hay historia y mucha. De la cultura Tafí hasta la llegada del Inca (1470), los españoles (1543) y hasta los jesuitas de 1716 hasta 1777. Se pueden recorrer las estancias jesuíticas como Las Tacanas, Las Carreras y La Banda, hoy museo con su capilla que es Monumento Histórico Nacional mientras que en la histórica sala Los Cuartos, las hijas de Mercedes Chenaut impulsan un centro de interpretación donde es posible recorrer las instalaciones originales con el mobiliario, la vajilla y hasta las prendas de la bisabuela en una visita al “Museo Experiencia”, un viaje a 1910. Pero, hay que seguir, porque más adelante, en Amaicha lo espera su comunidad y los “Quilmes” están muy cerquita también junto a Colalao del Valle y por supuesto, la Ciudad Sagrada de los Quilmes, el sitio arqueológico que muchos llaman, el Machu Pichu Argentino.
Con historia guaraní
Si de monumentos se trata, hay miles y de todos los colores y tamaños. Hacia la Mesopotamia, en Posadas, Misiones, el rio Paraná ofrece su anchura, fuerza y color intenso. En las playas posadeñas la costanera acompaña el recorrido y conduce hasta una “isla” de 57 metros de diámetro que hace de base para que el Comandante Andresito se luzca refulgente.
Es una escultura de acero inoxidable de 15 metros de altura y un peso de 6 toneladas, que realizó a través de un concurso provincial en la Entidad Binacional de Yacyretá, el artista misionero Gerónimo Rodríguez y en 2013 fue emplazada en las tierras del ex Yacht Club de Posadas. Tiene una estructura interna que soporta los vientos y de noche cuenta con un sistema de luces que engrandece su perfil. En la base, hace poco tiempo, armaron un diseño geométrico que contiene chips de madera teñidos producidos con los restos de las podas en la ciudad. Todos lo llaman Comandante Andresito, al líder del litoral, Andrés Guazurarí de Artigas ( Guazurarí o Guaçurarí, apadrinado por Artigas) declarado en 2014 como Héroe Nacional y General Post Morten del Ejército Argentino que además, el día de su nacimiento, cada 30 de noviembre, es el Día Nacional del Mate. Es el héroe del litoral que dio su vida en las luchas por la independencia, fue el Comandante General del Territorio de Misiones 1815 a 1819, impulsó Reformas Agrarias y la liberación de esclavos. Hacia 1821, en una batalla con Brasil, se arrojó a las aguas del río pero se cree que fue apresado por los brasileros, razón por la cual hay proyectos para buscar sus restos en este vecino país.
En la Quebrada de Humahuaca
Es el Monumento a Los Héroes de la Independencia en la localidad de Humahuaca es imponente. Es de bronce, pesa 70 toneladas y está integrado por una escultura que lidera el monumento de nueve metros de altura sobre una escalinata que recorre unos 300 metros y se completa con cuatro grupos de es culturas, dos bajo relieves, que completan el cuadro. La figura central es un indio con el pie izquierdo adelantado, que avanza y el brazo derecho extendido con la mano en alto los dedos en “V” , la parte frontal simula una proa donde convergen los frisos, uno con un grupo de personas con rasgos indígenas y gauchos de acaballo combatiendo juntos y hasta una madre con un bebé. Es el monumento al “Pueblo Argentino Naciente”, en alusión a la Independencia, los frisos bajo relieves homenajean al Ejército del Norte y a los escuadrones gauchos e indígenas que lucharon en la Quebrada. Algunos analizan el monumento y sostienen que el líder es el cacique Pedro Socompa que llevó la noticia de la declaración de la independencia. En fin, lo cierto es que cuenta la historia que en 1925, Ernesto Padilla, legislador tucumano, presenta el proyecto para construir el monumento ante el gobierno nacional en aquel entonces presidido por Marcelo T. de Alvear. Fue un concurso que declara en 1928 como ganador al artista Ernesto Soto Avendaño pero el golpe de Estado que derroca a Hipólito Yrigoyen retrasa su construcción hasta 1948 cuando el presidente Juan Domingo Perón lo impulsa e inaugura en 1950. La obra está realizada en bronce chileno, con una base de piedra rojiza de Coraya y piedra bola de los Ríos Grande y Coctaca. Es inmenso. Y es interesante conocer esta región que cobra más dimensión justo ahora, en junio cuando se produce el solsticio de invierno y el aniversario del fallecimiento del Héroe Nacional Juan Martin Miguel de Güemes.
De líderes y caudillos
En La Rioja, en la mismísima capital hay una estatua gigante que representa al caudillo Angel Vicente “Chacho” Peñaloza inaugurada en 2013. Es más, se puede recorrer un circuito turístico que sigue los pasos del “Chacho” y de Facundo Quiroga. Con 10 metros de altura y emplazada sobre un pedestal de seis metros, “El Chacho” da la bienvenida a quien llega a la ciudad de La Rioja, una obra realizada por el escultor Juan García Guzmán, oriundo de Cochabamba, Bolivia.
Acá nomás
En los bosques que plantó Carlos Gesell, también hay monumentos. Uno, muy nuevo en la esquina de Lucero y Querandí, frente al pequeño centro comercial y polo gastronómico de Mar de Las Pampas, está la escultura de Leonardo Castellani que retrata la figura del indio Querandi, el poblador originario de esta región bonaerense. Fue emplazada en 2017, es de chapa de bronce batida y para su diseño, trabajó e investigo el artista con el equipo del taller de artes del área de cultura local y los interesados que reunieron material durante dos años con documentación histórica, revisión de trabajos y material paleontológico. Esta casi dentro de un predio con bosque la escultura y al decir del autor, fue el sitio elegido por la idea de libertad y dominio del espacio con entorno natural que brinda el sitio. ¿Lo vieron?
Son miles los monumentos y esculturas que pueblan cada tramo rutero y ciudad en la Argentina. Tan solo hablar de la naturaleza como en Villa Ventana, en el partido bonaerense de Tornquist, donde un monumento a Las Golondrinas realizado por el escultor Guillermo Crisanti, recuerda que hace cientos de años que estas aves migran y en su recorrido unen este punto con la ciudad de San Juan de Capistrano en California, entre San Diego y Los Angeles. Y es motivo de festejo cuando llegan a la Argentina tras volar 10 mil kilómetros, cada enero, por lo cual se celebra la Fiesta Provincial de la Golondrina que el próximo verano cumplirá 32 ediciones.
Dejando las aves y yendo hacia las ovejas, en Río Mayo, Chubut, sobre la ruta Nacional 40, una escultura de hierro que representa a un esquilador trabajando con su oveja, advierte que uno llega a la Capital Nacional de la Esquila y es uno más entre todos los monumentos que se ven o no en el territorio nacional como el del Róbalo en Puerto Santa Cruz, en la Patagonia Austral, cada uno a su manera dan cuenta de la producción o la actividad que prevalece o dio origen al pueblo como en Villarino, al sur bonaerense donde la localidad de Hilario Ascasubi tiene una cebolla gigante a su ingreso y su fiesta se realiza cada mes de marzo.
Acá nomás también hay de todo. Para los sureños del conurbano, el “mate” en el acceso de la sede del Club Atlético Argentino de Quilmes, en las calles Ceballos y casi Avenida Otamendi, son quizás monumentos más sencillos pero que pueblan el ideario popular y de pertenencia al lugar y que guardan la fuerza de la historia. Como la que cuentan de “Los Mates”, que surge en 1899, con gente que quiere practicar este deporte y fundan su propia sede dado que se presume que los del Quilmes Athletic Club, no eran propensos al ingreso de personas sin origen británico. La cosa es que cuentan los memoriosos, que para diferenciarse, en lugar de té con sconds en el tercer tiempo, los de Argentinos de Quilmes comenzaron a servir mate cocido y biscochitos de grasa .. ¿serían del “Cañón”? Nada, dicen que son el primer equipo en vestir la celeste y blanca y que al final, en 1938 le ganaron a su contrincante. Cuando estés por esta ciudad, ahí cerquita del río y de la autopista vas a ver un monumento que representa un mate.
Las comidas también son veneradas. En Córdoba capital, por ejemplo, se puede visitar el monumento al Choripán que casi le hace sombra al monumento del Sánguche de Milanesa de San Miguel de Tucumán pero no, porque en este último caso, las inclemencias de los seres humanos provocaron que ya no esté aquella escultura de una persona de contextura fornida, toda de color blanco con un sánguche en sus manos, lo único con color de la obra… pero ya no está. Será por eso, que en la provincia más chica de la Argentina, son unos 20 locales que deleitan y compiten cada día con su “sánguche” para el cual, un día común y corriente en la capital tucumana cada local llega a preparar 10 kilos de carne y un sánguche puede medir 20 centímetros de altura con unas tres a cinco capas de milanga que, a esta altura, le dan el mote de “ascensor”. Su fama es de tal magnitud que desde el año pasado, cada noviembre se hace la Fiesta Nacional del Sánguche de Milanesa. Hay que ir y tener el gusto. A probar mi amor.
Y si de bichos hablamos, un clásico de clásicos es el lobo marino frente al casino de Mar del Plata, hasta nuestros bisabuelos tiene la foto y en Trelew lo sorprenderá en la entrada, un enorme dinosaurio los desprevenidos que aún no conocen el Museo Paleontológico Egidio Feruglio que sintetiza los hallazgos de la región, pensarán que es un monumento simbólico, casi, casi, ¡vivo!