El fiscal general de Dolores, Diego Escoda, es el jefe de todos los fiscales y defensores de 15 distritos del interior bonaerense. Tres de ellos –el Partido de la Costa, Villa Gesell y Pinamar– multiplican varias veces en esta época del año su población transitoria y, consecuentemente, la cantidad de delitos. El funcionario judicial analiza las pruebas pendientes para mantener tras las rejas a los rugbiers de Zárate y opina sobre el fenómeno estival de la violencia en los balnearios.
–¿Cuáles son los peritajes que están aún en trámite?
–Para esta primera etapa, previa al pedido de prisión preventiva, faltan los resultados de las pericias químicas y rastros, y el análisis de los teléfonos. Y no creo que tengamos los resultados de ADN para antes del pedido. Eso quedará para después. De todas formas, creo que ya hay suficiente prueba reunida. Estamos esperando los plazos legales.
–¿Alguno de los sospechosos podría quedar libre?
–Podría llegar a haber algún cambio respecto a las imputaciones. Todavía faltan estas últimas medidas y en base a eso se analizará todo en conjunto. Puede ser que alguno no fuera reconocido en la rueda, pero aparece en un video o puede ser que su muestra de sangre coincida con la incautada, y eso también lo comprometería, pero también puede ocurrir que no haya elementos contra alguno de los diez. Si fuera así, se solicitará la libertad.
–¿Hubo otros episodios violentos esa madrugada?
–No de estas características, al menos que haya llegado a la fiscalía. A lo mejor hubo peleas, pero no llegó a formarse una causa.
–¿En esta temporada se registraron más hechos de violencia que en otras?
–No puedo decir que este sea un verano mucho más violento que otros. Puede haber peleas en la zona de boliches, pero no es algo que ocurra cotidianamente. Este verano tuvimos este hecho desgraciado en el que se produjo la muerte de una persona.
–¿Han cambiado los modos de la violencia?
–No me animaría a decirlo. En cuanto a homicidios, este departamento judicial tiene una constante de entre ocho y once homicidios por año, pero estos casos se explican en crímenes en ocasión de robo, conflictos interpersonales o violencia de género, donde ahí sí registramos un crecimiento fuerte. La última muerte que recuerdo a la salida de un boliche fue en 2009.
–¿Y durante la temporada?
–Aumenta la cantidad de hechos, pero porque aumenta la cantidad de personas. Entre el 80 y 90% de los casos están vinculados a lesiones leves, amenazas y hurto.
–Si Fernando no hubiera muerto, la patota estaría libre. ¿Se pasa de una posible perpetua a una probation sin término medio?
–Cada caso se analiza de manera distinta: si hubo lesiones, en qué grado, si el hecho fue cometido por varias personas y demás. Puede ser que la fiscalía habilite la suspensión del juicio a prueba y, en ese caso, el sospechoso se vaya con una pena en suspenso. Lo cierto es que si el delito tiene una pena prevista de menos de tres años, la ley habilita a suspender el juicio siempre y cuando el imputado no tuviera antecedentes penales.