En la superficie metrobuses, plazas y parques atiborrados de cemento, y varias torres de cien metros que se llevan las miradas de quienes transitan a diario por la Ciudad. Bajo tierra, las mismas líneas de subte. Alguna con más de 100 años y otras que superan los 80, a excepción de la H, cuyas obras comenzaron en 2001 y la última estación fue inaugurada en 2018. Quienes pensaban que existía alguna posibilidad de que Rodríguez Larreta terminaría su gestión con la inauguración de obra de una nueva línea de subtes, vieron pasar la última oportunidad. En la semana, la administración porteña habilitó el nuevo pasillo de combinación entre las líneas B y C, catalogada por el gobierno como una pieza clave del proyecto del Nodo Obelisco.
“Lo que no se ve no sirve para hacer campaña”, dijo una fuente de SBASE a este medio mientras lanzaba una risa en busca de alguna cuota de complicidad. En los últimos cuatro años de gobierno, la gestión porteña no comenzó la construcción de ninguna estación nueva, y menos aún, dio indicios de proyectar alguna obra de las líneas de subte establecida en la Ley 670 que hace 20 años la Ciudad se niega a cumplir. De acuerdo a información oficial, las únicas obras realizadas fueron la renovación de señalamiento en la línea D, la “puestas en valor” de algunas estaciones, y refacciones menores de mantenimiento en la infraestructura.
El nuevo pasillo conecta el vestíbulo de la estación Carlos Pellegrini de la línea B con la estación Diagonal Norte de la línea C. Aquellos usuario que deseen combinar ambas líneas, se ahorran algunos segundos que antes tardaba al pasar por el andén de la estación Nueve de Julio.
La obra del Nodo Obelisco comenzó en 2016, y las primeras etapas fueron licitadas en noviembre de 2017. Pero hubo un proyecto anterior que comprendía “hasta la edificación de un gran acceso vidriado en la Plaza de la República”. El mismo fue licitado en 2012 y rápidamente cancelado ante la interposición de las obras del Metrobús de la 9 de Julio.
Luego de varia re-licitaciones y suspensiones de obras, pasaron varios años hasta que el proyecto quedó terminado, aunque, desde SBASE, aseguran que seguirán trabajando los próximos meses en la misma obra.
El proyecto fue financiado con un crédito de 105 millones de dólares concedido por el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Este préstamo también permitió afrontar las obras de modernización del señalamiento de la línea D y la repotenciación de subestaciones, entre otras intervenciones.
El incumplimiento de la Ley 670
El 8 de noviembre de 2001, la Legislatura porteña aprobó la Ley 670, que creó las líneas F, G e I del subterráneo. Veintiún años más tarde, ninguna comenzó. Las tres líneas que la Ciudad se niega a construir sumarían un total de 22,5 kilómetros de subte por toda la Ciudad. La F, cuyo destino fue diagramado de Constitución a Plaza Italia, transitaría por las avenidas Juan de Garay, Entre Ríos, Callao y Las Heras; y en una segunda etapa se pensaba en una extensión a Barracas por Montes de Oca/Vélez Sarsfield hasta su intersección con California. La línea G de Retiro a Cid Campeador, por las avenidas Santa Fe, Córdoba, Estado de Israel, Patricias Argentinas y Díaz Vélez. Y la línea I iría de Emilio Mitre a Plaza Italia, por Mitre, Centenera/Rojas, H. Pueyrredón, Scalabrini Ortiz y Santa Fe.
Muy atrás quedó la promesa de Mauricio Macri que en 2007, durante la campaña a jefe de Gobierno, prometió que iba a construir diez kilómetros de subte por año. De haber cumplido, durante sus dos mandatos al frente de la Ciudad, habría construido unos 80 kilómetros de subte. Sin embargo, en casi 15 años de gestión, el PRO construyó apenas 7,6 kilómetros. Y gran parte de las estaciones que inauguraron tanto Macri como Horacio Rodríguez Larreta habían arrancado en gestiones anteriores, sobre todo en la Línea A y la mayor parte de la Línea H. E incluso algunas estuvieron a cargo de otras jurisdicciones, como fue el caso paradigmático de la línea E: las tres estaciones nuevas inauguradas hace un par de años fueron inicialmente construidas por la Nación, durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.