La joven Nahir Galarza fue condenada a la pena de prisión perpetua por el crimen de su novio Fernando Pastorizzo, registrado a fines del año pasado en Gualeguaychú.
En la lectura del fallo que tuvo lugar esta mañana en la ciudad de Entre Ríos, el Tribunal que llevó adelante el proceso contra la joven de 19 años desestimó que los disparos que terminaron con la vida de Pastorizzo se hubieran registrado de manera accidental, como argumentaba la defensa.
Asimismo, los magistrados desestimaron que la acusada hubiera sido víctima de violencia de género, al tiempo que dieron por comprobada la relación de pareja con la víctima.
Los jueces Mauricio Derudi, Arturo Dumón y Alicia Vivian condenaron por unanimidad a prisión perpetua y costas en la causa caratulada «Galarza Nahir Mariana bajo el cargo de homicido agravado por el vínculo y alevosía». Los jueces resolvieron también que Nahir continúe en prisión hasta que el fallo quede firme.
Con 19 años, la joven se convirtió es la persona de menor edad en recibir la condena máxima establecida por el Código Procesal Penal.
La estrategia de la defensa siempre estuvo orientada a establecer el asesinato como un hecho accidental y que se produjo en un contexto de violencia de género del que supuestamente la chica era víctima, por lo que pidieron una condena con un máximo de cinco años de prisión por «homicidio culposo».
Aquel 29 de diciembre, pasado las 5 de la mañana en Gualeguaychú, Nahir Galarza, estudiante de Derecho, o en palabras del padre, una chica «buena, hermosa, casi perfecta», rebatió la contundencia de las estadísticas y, según su propio relato, asesinó de dos tiros a Fernando Pastorizzo. Después se fue a dormir, y al despertar posteó en una red social una foto de los dos, acompañada de un texto que todavía escandaliza a la familia de la víctima. «Cinco años juntos, peleando, yendo y viniendo pero siempre con el mismo amor. Te amo para siempre, mi ángel».
Horas más tarde, en la oficina del fiscal Lisandro Beherán, la joven asumió la autoría del crimen, desligó a su familia en especial a su padre, Marcelo Galarza, oficial de la policía de Entre Ríos y cuya arma sirvió para matar a Pastorizzo, entró en shock y fue trasladada a la sala 6 de psiquiatría del Hospital Centenario en carácter de detenida.