El hermano de María Soledad, Ariel, se refirió a su padre en declaraciones a Radio Valle Viejo: «Todo su cuerpo quedó complicado y solamente funcionaba su corazón, que hoy dejó de latir. Había que esperar que Dios decida llevarlo». Según se informó, sus restos serán velados en Valle Viejo.

Tanto Elías como su esposa, Ada Morales, son un símbolo de la lucha ante la impunidad, denunciando durante varios años al poder catamarqueño en busca de justicia.

El caso

El crimen de María Soledad se descubrió la mañana del 10 de septiembre de 1990. Un grupo de trabajadores de Vialidad encontraron su cuerpo mutilado y semiescondido en inmediaciones de la cancha de fútbol de Parque Daza, al este de la capital.

Las pericias establecieron que la joven había sido violada y asesinada unas 48 horas antes del hallazgo. El crimen tuvo una amplia repercusión a nivel nacional, y provocó la renuncia del entonces gobernador Ramón Saadi.

A partir del hallazgo del cuerpo, siete jueces investigaron el caso y entre sospechas de encubrimiento y de protección política, la causa fue elevada a juicio oral.

En 1996, el tribunal compuesto por los jueces Alejandro Ortiz Iramaín, Juan Carlos Sampayo y Alejandra Martínez Azar dio inicio al debate oral que tuvo a Guillermo Luque -hijo del diputado nacional Ángel Luque- y a Luis Raúl Tula, acusados por el crimen con diferentes grados de participación.

De manera escandalosa, este debate oral se suspendió ante las cámaras de televisión, que trasmitían en vivo en directo el juicio. Un segundo tribunal, compuesto por los jueces Santiago Olmedo de Arzuaga, Jorge Álvarez Morales y Edgardo Álvarez retomó el proceso al año siguiente y en febrero de 1998 Luque fue condenado a 21 años de prisión y Tula a nueve años por «violación seguida de muerte agravada por el uso de estupefacientes».

Tula cumplió la totalidad de la condena, mientras que Luque pasó en prisión 14 años y al cumplir dos tercios de la pena fue beneficiado con la libertad condicional.