Para observar cambios sustanciales en lo que refiere al vínculo de las mujeres con el mundo del trabajo y con sus posibilidades de ser económicamente independientes, se requieren procesos profundos de transformación. En este sentido, y eliminando del análisis el actual contexto de pandemia, ¿dónde hay avances y cuáles son las grandes deudas del mercado de trabajo hacia las mujeres?
El siglo XX ha experimentado aumentos sustantivos en el ingreso de las mujeres en el mercado laboral, crecimiento que se ha estancado desde el 2006 a esta parte. En la actualidad la participación de las mujeres en el mercado laboral es muy menor que la de los varones. En América Latina, las mujeres alcanzaron una tasa de participación superior al 50% (51%) en el 2017, mientras que la de los varones es del 72%. Esta brecha del 21% evidencia que aún hoy en América Latina es mucho más conveniente ser varón que mujer para trabajar y tener ingresos propios.
En relación a dónde se concentran las mujeres, se siguen concentrando en la actividad agrícola, el servicio doméstico, los empleos de comercio y oficina, la docencia y la enfermería, los sectores con mayor informalidad, menos dinamismo e ingresos.
Desde Grow, Género y Trabajo trabajamos hace 10 años en el acompañamiento a las organizaciones y gobiernos en el esfuerzo de desarrollar mercados laborales más igualitarios. Recientemente, un creciente entendimiento de que no hay desarrollo sostenible en nuestras sociedades si no se incorpora a la mitad del talento, si no se termina con una forma sesgada y excluyente de hacer negocios, han decantado en una tendencia al desarrollo de empresas más inclusivas y de políticas públicas que incorporan una mirada de género.
Gracias al esfuerzo de los movimientos de mujeres y los feminismos, hemos podido atestiguar este cambio de época. Se nos ha hecho evidente al pasar de trabajar en eventos por efemérides a trabajar en diagnósticos organizacionales profundos, en el desarrollo de cambios de procesos, de culturas de trabajo, en organizaciones que nos abren sus puertas a sus verdaderos problemas para que podamos acompañarlas hacia espacios de trabajo libres de violencia.
La generación de empleos que se dedican a temas de género y diversidad dan cuenta de esto; muchas organizaciones y gobiernos contratan y se asesoran en estas cuestiones al entenderlo como un aspecto central. La creación del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad y su misión de transversalizar la perspectiva de género en todo el Estado, el desarrollo de estadísticas sensibles a los temas de género y muchos otros cambios marcan una intencionalidad de tomarse esta agenda con seriedad.
Desde Grow celebramos que hay una mayor comprensión sobre la importancia de los temas de género, del derecho que tienen las mujeres y otras identidades a vivir vidas libres de violencia, a tener autonomía sobre sus cuerpos, y a tener acceso al trabajo y dinero en el bolsillo; lo que les permitirá tener una vida con decisiones basadas en la libertad. Sin embargo, observamos que aún falta mucho por hacer: las estadísticas demuestran que mujeres, varones y personas con otras identidades de género no participan del mercado laboral en igual medida.