Cada vez que ocurre un hecho como el del jugador Andrés Balanta de Atlético Tucumán, fallecido repentinamente tras un entrenamiento, causa conmoción. No se tiende a relacionar a un deportista profesional con un problema del corazón que sucede sin preaviso. Pero en la sociedad estos episodios suceden más seguido de lo que se cree, por eso la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) salió a reiterar la necesidad de capacitarse en maniobras de resucitación cardiopulmonar. En situaciones así, esperar la ambulancia no es una solución, tenemos solo los primeros cinco minutos para actuar en un evento así, y cada minuto que se pierde baja un 10% la probabilidad de llegar con vida al hospital.
La mitad de las muertes por enfermedad cardiovascular se dan súbitamente, en personas que están en aparente buen estado de salud, realizando sus tareas de todos los días, en su casa, en el trabajo, haciendo deporte o en el transporte público. En Argentina, suceden aproximadamente 40 mil episodios de este tipo por año: prácticamente 1 cada 15 minutos.
A partir de la muerte de Balanta, «e independientemente de las circunstancias específicas en que ésta haya ocurrido», la SAC remarcó la importancia de capacitarse en maniobras de resucitación cardiopulmonar y de la utilización del desfibrilador automático, como medidas que incrementan las chances de sobrevida de la persona que atraviesa un episodio de este tipo.
“Es muy importante comprender que las ambulancias, en cualquier parte del mundo, por más rápidas que sean, nunca llegan en menos de 10 o 15 minutos, cuando en realidad se tiene nada más que 5 para actuar ante este tipo de eventos”, advirtió el Mario Fitz Maurice, médico cardiólogo y director del Consejo de Arritmias de la Sociedad Argentina de Cardiología.
Si se realizan las compresiones cardíacas dentro de los primeros tres minutos y se utiliza adecuadamente un desfibrilador, se le da a esa persona el 80% de posibilidades de llegar con vida a un hospital para que ahí se efectúe el diagnóstico y pueda recibir los cuidados específicos que necesite.
Darío Di Toro, ex director del Consejo de Arritmias de SAC, agregó que se debe actuar rápido porque se reducen un 10% las probabilidades de llegar con vida al hospital con cada minuto perdido: “¿Quiénes deben actuar rápido? Los que tenemos al lado: un familiar, compañero de trabajo, algún amigo, vecino o el que también está jugando al fútbol, si es durante un partido”.
Generalmente, en menores de 35 años, como fue el caso del jugador de fútbol Balanta, la muerte súbita se desencadena por patologías congénitas. La más frecuente es la miocardiopatía hipertrófica (engrosamiento del músculo cardíaco), seguida por la miocardiopatía arritmogénica (una enfermedad del músculo cardíaco), malformaciones coronarias o canalopatías (anomalías genéticas en proteínas de las células cardíacas que controlan la actividad eléctrica del corazón).
Fitz Maurice puntualizó que “este tipo de patologías pueden desencadenar una arritmia grave que se denomina fibrilación ventricular, que hace que el corazón tiemble y pierda la capacidad de contraerse, y por eso la persona muere. Si se actúa rápido con el desfibrilador, se logra normalizar la función cardíaca”.
La SAC utiliza un término: cardioproteger. Sostienen que «es necesario cardioproteger los lugares de mucha concentración de gente y realización de práctica deportiva», tal como establece la ley nacional N° 27.159, sancionada en 2015 y reglamentada en julio de este año. Cardioproteger un lugar es un acto médico que debe ser realizado profesionalmente. Debe contemplar la formación del personal en maniobras de RCP, la disposición de desfibriladores, y auditar el espacio para determinar la cantidad de equipos que necesita, la ubicación más conveniente para colocarlos y la adecuada señalización para encontrarlos rápidamente en caso de que sea necesario.
Lo grafican de este modo: por incendios ocurre 1 muerte cada 1200 personas, sin embargo existe la cantidad necesaria de matafuegos disponibles para mitigarlos. Sin embargo, por el corazón se da 1 de cada 5 muertes y no hay desfibriladores suficientes. Es 200 veces más frecuente morirse del corazón que por un incendio pero no se adaptan los lugares para combatirlo.
Desde la SAC concluyeron: “Lamentamos el desenlace del episodio ocurrido, que en ocasiones es inevitable, pero nos parece una oportunidad que nos permite contribuir a la concientización sobre la importancia de que la gente se capacite en técnicas de RCP y utilización del desfibrilador, para aumentar las chances de que una persona que sufre un evento de muerte súbita llegue con vida a un hospital”.