No es la primera denuncia por abuso sexual en el ámbito de la política, pero sin dudas es la más resonante, por el peso político del presunto victimario: José Jorge Alperovich, senador y exgobernador de Tucumán. Una joven de 29 años, su sobrina segunda, presentó el viernes una demanda en los tribunales penales de esa provincia y en la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM), en Buenos Aires. Luego dio a conocer un crudo relato en el que cuenta los padecimientos a los que la habría sometido su tío y jefe, mientras trabajaba en el equipo que coordinaba la campaña de Alperovich, quien buscó este año, sin éxito, recuperar la gobernación provincial.
“No escribo para convencer a nadie de nada. Estoy aquí contra la opresión del silencio y por la necesidad de recuperar mi vida, de sanar llamando a las cosas como son, sin suavizarlas ni teñirlas, poniéndole al monstruo nombre y apellido”, expresa en su carta la joven denunciante, cuya identidad –que este diario evitará consignar– fue revelada por el propio senador, que el mismo viernes contraatacó vía Twitter, rechazando las acusaciones y adelantando que acudirá a los tribunales.
“Sólo quiero justicia. Recuperar mi vida. Tengo 29 años, soy libre, soy joven. Quiero volver a empezar poniendo cada cosa en su lugar. Responsabilidad de acciones, consecuencias para quien corresponde. Hasta ahora, sólo las cargo yo. Sacarme esta mochila que ya no puedo sostener más y entregársela a su dueño”, dice la carta de la denunciante, que afirma haber sido “violentada sexual, física y psicológicamente desde diciembre del 2017 hasta mayo de 2019”. Está siendo acompañada por agrupaciones feministas de Tucumán que le brindan contención para atravesar tan difícil situación. En su denuncia, pide protección policial, reclama una orden de restricción de acercamiento contra el senador y que se le prohíba la salida del país.
La denuncia contra Alperovich también alcanza a su entorno, en tanto la joven expresa que “no podía salir sola del encierro porque sabía que tras la primera puerta había caseros y policías y custodios armados. Todos sabiendo lo que estaba pasando adentro y cuidando las fronteras de él. Estaba completamente atrapada”dice. “No quería que me besara. Lo hacía igual. No quería que me manoseara. Lo hacía igual. No quería que me penetrara. Lo hacía igual. Mis no para él nunca fueron suficientes”, continúa el extenso desahogo de la joven.
En respuesta a la acusación, el ex gobernador se defendió en Twitter. “Todos saben quién soy. Llevo años desarrollando una honorable actuación pública, sin cuestionamientos algunos”, dijo negando “enfáticamente” la denuncia y acusando a su sobrina y colaboradora: “Desde hace tiempo he sido víctima de amenazas y exigencias indebidas por parte de quién ahora se presenta falsamente como víctima y ya con anterioridad promoví la denuncia y la investigación pertinente ante la justicia”. Y sigue, “enfrentaré este embate con la esperanza de que la justicia ponga las cosas en su lugar y se demuestre quién es quién y queden al descubierto los oscuros designios que guían el accionar de la denunciante”, tuiteó desde Miami.
“Cuento con numerosas pruebas y testigos que demuestran mi inocencia y la verdad”, agregó Alperovich, al tiempo que revelaba el nombre de la presunta víctima, a lo que desde la agrupación Ni Una Menos Tucumán le exigieron que borrara el tuit y renunciara a su banca. “Revelar el nombre de una víctima de violencia sexual denota tu misoginia y violencia”, le advirtieron.
Como primer eco político de la denuncia, la senadora radical Silvia Elías de Pérez pidió a las autoridades de la Cámara Alta aplicar el Protocolo de Violencia de Género, sancionado el año pasado, y remarcó la necesidad que “garantizar la protección de la integridad de quien denuncia y evitar su revictimización”, norma que el denunciado ya infringió al revelar el nombre de la víctima, que actualmente es empleada de planta transitoria en el despacho de otra senadora. “No queremos que especulaciones políticas tiñan de sospechas la investigación de estos graves hechos, sólo pedimos que los jueces actúen sin más límite que la ley y la verdad”, dijo Elías de Pérez a través de un comunicado.
Alperovich, de 64 años, surgido del radicalismo pero luego vinculado al PJ, fue tres veces gobernador de Tucumán, cargo que desempeñó ininterrumpidamente entre 2003 y 2015. Antes había sido senador por su provincia y volvió a serlo después. Su esposa, Beatriz Rojkés, también fue diputada y senadora. Es la madre de los cuatro hijos de Alperovich, entre ellos Sarita, legisladora provincial electa.