Eso que pasa en el cuerpo, que no lo maneja la voluntad sino la emociones. Cuando el pulso se acelera o el cuerpo tiembla por un susto, cuando alguien se desmaya por la impresión de ver sangre o se sonroja porque tiene vergüenza. Son nuestras emociones, que le pertenecen al sistema nervioso autónomo, a eso que Alberto Alfie, médico cardiólogo especialista en Electrofisiología Cardíaca del Hospital Posadas, le llama la parte automática del sistema nervioso. “Vos podés decidir tomar una taza o un vaso con la mano pero todo lo que es emotivo no lo podés manejar. El corazón y todos los órganos están inervados, o sea, tienen terminales nerviosas simpáticas que aumentan la adrenalina y las frecuencias y también tenés las terminales parasimpáticas que son las que bajan la frecuencia cardíaca, ahí, por ejemplo, se desmaya una persona”, explica uno de los responsables de un hito para las cirugías del corazón. Más específicamente de aquellas personas que sufren frecuencia baja.
Ocho segundos. Ese tiempo transcurría sin latir el corazón de un joven de 36 años, trabajador en actividad en las vías del ferrocarril, que se acercó tiempo atrás al consultorio de Alfie. Esa frecuencia baja (o a veces inexistente) le implicaba una desconexión eléctrica entre aurículas y ventrículos. En ese lapso, la persona puede desmayarse y poner en riesgo su vida. “Sin este tratamiento, antes la única opción que se le podía dar a un paciente como él es el marcapasos con todo lo que eso implica. Un marcapasos dura 10 años en promedio, necesitaría 7 u 8 en su vida, con las chances de infectarse porque los que se pone es un metal; o que fallen los catéteres, siendo tan joven… además no podría seguir trabajando en las vías”, relata a Tiempo. En cambio, “con esta intervención no hace falta que haga ningún tipo de cirugía próxima porque ahora tiene la seguridad de que está completamente desnervado”.
El procedimiento
Alfie dice que hay que tener un manejo exquisito de las cavidades cardíacas y mucho entrenamiento para usar el navegador tridimensional que hace posible el tipo de intervención que llevó a cabo con sus propias manos el pasado 9 de noviembre. Algo que hasta ahí era inédito en el país. La cirugía se llama cardioneuroablación, que si bien ya se venía haciendo con otra técnica, es la primera vez que se hace con comprobación por neuroestimulación, y es mínimamente invasiva para los cuerpos de los pacientes.
“Esta técnica fue desarrollada por un colega brasilero de Sao Paulo, el Dr. Juan Carlos Zerpa, que estuvo presente en la operación. Como todo descubrimiento, hay mucha reticencia a nivel mundial a utilizarlo y ahora se lo está aceptando, nosotros queríamos adoptar la técnica brasilera porque nos parece la que más seguridad te da”, afirma.
Los navegadores tridimensionales permiten reconstruir, en tiempo real, el corazón de la persona que está siendo intervenida por medio de un catéter sofisticado. Se reconstruye, casi como un holograma, en la pantalla del aparato de alta definición. El catéter avanza hasta el cráneo por una vena desde la pierna y toma más de 10 mil puntos del corazón para dibujar todas sus coordenadas de forma exacta y así, ubicar los grupos ganglionares parasimpáticos.
“Ahí, al emitir energía, te saco la inervación, te saco la parte parasimpática. Entonces, ya nunca más te vas a poder bloquear. ¿Cómo lo comprobamos? Esto fue lo nuevo, lo que nunca se había hecho en el país, porque hasta ahora se hacía una prueba anatómica que se llama ‘empírica’ con el uso de una droga, la atropina –explica–. En esta nueva técnica, lo que hago es estimular de nuevo, o sea, hago paro cardíaco y después te estimulo de nuevo y si no se para el corazón, es que está desnervado del todo”.
Cuando despierta, el paciente tiene la seguridad de que no volverá a pasar por los episodios de pérdida de conciencia por los que fue a consultar. Y no se necesita hacer una comprobación empírica que además tiene otros riesgos. Es que, una vez pasada la droga atropina por el sistema, si se detecta una inervación, ya nada puede hacerse durante la intervención.
“Para resumir, se puede decir que es un procedimiento que combina técnicas cardíacas de cauterización con técnicas neurológicas, altera el sistema nervioso que regula la frecuencia cardíaca, es algo muy nuevo y lo que se hizo fue una comprobación estimulando el nervio”, expresa Alfie.
Argentina, a la vanguardia
El uso de esta nueva técnica marca un hito en el tratamiento de los trastornos de ritmo cardíaco por frecuencias bajas en Argentina. Nuestro país es el sexto en lograrla, junto a Brasil, Bélgica, República Checa, Polonia y Ecuador. El séptimo país que pudo realizarla con éxito fue Estados Unidos, el 22 de noviembre, trece días después que en nuestro caso.
Alfie resalta que el Hospital Posadas es el único hospital público que cuenta con los equipos, navegadores tridimensionales de alta definición, de forma permanente para este tipo de cirugías. Esta primera operación tuvo la presencia de, al menos, 20 miembros del equipo médico que quisieron conocer cómo se conduce la intervención y contó, además, con la guía del creador de la técnica, el Dr. Zerpa, que de forma amistosa, al encontrarse en Buenos Aires, se acercó a las instalaciones del Posadas para participar de la cirugía.
Quiénes pueden acceder
“No todos califican para esta cirugía –aclara Alfie–. Hay que pasar diferentes pruebas para calificar, hay diferentes tipos de desmayos, están los cardioinhibitorios, que son desmayos por bajada de frecuencia pura, otros que se llaman vasodepresores que es por bajada de presión y después tenés el mixto que combina las dos cosas”.
La historia clínica y el estudio de cada caso será el que determine si este tipo de cirugía es conveniente o no para el paciente. Grafica el médico: “Una joven de 20 años, por ejemplo, me consultó por desmayos reiterativos. Vamos a hacer algunas pruebas para comprobar qué tipo de desmayo es, y si realmente califica. Ella tiene pausas desde 25 segundos. La única opción hoy por hoy sería un marcapasos pero como dije antes, le cambiás la vida del paciente, es realmente una técnica muy innovadora”.