La Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) informó que esta semana se registraron nuevas renuncias de enfermeros y enfermeras en el Hospital Durand, que ya suman 52 en lo que va de la pandemia. La situación se repite en otros establecimientos de salud porteños con personal del sector que deja su trabajo por las malas condiciones laborales y salariales. Hoy se presentó un pedido de informe en la Legislatura para que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta brinde detalles sobre la situación.
El secretario general de ATE en el Hospital Durand, Héctor Ortiz, contó que hoy renunciaron dos nuevos enfermeros contratados y se suman a los 50 que dejaron su trabajo desde que comenzó la pandemia. “Ingresaron entre 120 y 130 trabajadores por el coronavirus, sin embargo ya se fueron poco menos de la mitad. Dejan por el tema salarial, el maltrato institucional, el exceso de trabajo, todo es un gran combo que no dudan en irse al Estado nacional o a algún privado. Porque un licenciado contratado por Nación está cobrando el doble de lo que gana en la Ciudad. Lo que pasa acá es el reflejo de lo que sucede en los 34 hospitales porteños”, le dijo a Tiempo Argentino.
Ortiz, que también es dirigente de de la agrupación Hospitales de la Ciudad, contó que de los 2500 enfermeros contratados por el Ministerio de Salud porteño, ya renunciaron alrededor de 1000. “No les dan la ropa, no les dan el almuerzo. En base a la protesta se ha conseguido la cena, es lo único. Es una vergüenza, es el presupuesto más alto del país y que nos tenga de esa manera, no hay forma de que lo entiendan. Para compensar ese déficit está haciendo venir a los que tienen enfermedades preexistentes, están pensando en alumnos de la Escuela de Enfermería Cecilia Grierson. Una vergüenza, no se puede arriesgar a personas o ingresar a personal sin experiencia”, indicó.
La enfermera del Hospital Tornú y referente de la Asociación de Licenciados en Enfermería, Carolina Cáceres, indicó que allí viven la misma situación. “La mayoría de quienes ingresaron durante la pandemia, con muchísimo riesgo y exposición, lo hicieron para el área COVID. Están trabajando en primera línea, en las terapias intensivas, en las Unidades Febriles de Urgencia o vacunación. Es una situación de muchísima precariedad. Estamos trabajando a destajo con muchísimo agotamiento y estrés relacionado a la presión diaria. En el caso de las personas que ingresaron durante la pandemia se suma que no tienen seguridad laboral, no saben hasta cuando van a tener ese trabajo por el que se esfuerzan tanto y reciben tan mala paga”, le dijo a este diario.
Además, Caceres denunció la precariedad de los contratos. “Mes a mes las compañeras se enteran si van a seguir teniendo trabajo al mes siguiente. Con salarios absolutamente deficientes que rondan los 40.000 y 45.000 pesos, ni siquiera están cerca de una canasta de pobreza. En algunos casos hay contratación a través de monotributo, se encubre la relación laboral y ni siquiera se les garantiza acceso a un salario durante una enfermedad. La situación es terrible y a esas compañeras y compañeros los necesitamos en la planta permanente de los hospitales porque ya había personal de menos antes de la pandemia”, denunció.
En el Hospital Pirovano también se reproducen estas condiciones. El enfermero de Cuidados Críticos y delegado por la Asociación de Trabajadores del Estado, Javier Arroyo, explicó que las bajas comenzaron durante los primeros meses de pandemia y aún continúan. “Acá hay varios que están renunciando y otros que lo están pensando. Ahora se está viendo más porque aguantaron bastante. Les pagan por debajo de la canasta básica, los rotan por todos lados, no les entregan ropa de trabajo ni las viandas de comida. No les pagan los suplementos que le corresponden. Si se descuidan se comen descuentos Todo eso sumado a la cantidad de trabajo que hay con los pacientes de COVID, que son muy complejos y llevan el cuádruple de trabajo habitual, hace que los chicos se vayan yendo. Algunos aguantan porque no les queda otra o tienen esperanza de quedar en planta permanente. Si no fuera por la condición de contratado, están iguales que nosotros, tienen los mismos requerimientos”, le explicó a este medio.
Ante esta situación, la legisladora del Frente de Todos María Rosa Muiños, presentó un proyecto de resolución para que el Poder Ejecutivo de la Ciudad informe sobre algunos puntos referidos a la situación del personal de enfermería en el Hospital Durand. “Es muy doloroso repasar los motivos que los habrían llevado a tomar esa decisión, entre ellos, que el Gobierno de la Ciudad no les brinda la ropa de trabajo adecuada, no les otorga ningún tipo de plus salarial por insalubridad en el desempeño de sus funciones; no los reconoce dentro de la Carrera Profesional; y les es muy difícil vivir con un sueldo que ronda los 44 mil pesos”, sostuvo Muiños.
En 2018 la Ciudad sancionó la Ley 6035 de Profesionales de la Salud, que excluyó a enfermeros y enfermeras de la carrera profesional.