En Moreno se marchó otra vez. A dos meses de la explosión en una escuela que provocó la muerte de la vicedirectora Sandra Calamano y del auxilar Rubén Rodríguez, una multitud ocupó las calles, repitió el reclamo de justicia, insistió en la defensa de la educación pública, repudió las políticas de ajuste del gobierno y dejó en claro que ni las amenazas ni las operaciones mediáticas lograran minar lo que ya se nombra entre los compañeros como “el morenazo”.
“Los papás y las mamás son actores fundamentales en esta lucha. Están intentando romper la unidad a través de los grandes medios de comunicación. Queremos justicia y que se arreglen las escuelas públicas. Somos el ejemplo no sólo para toda la provincia sino también para todo el país”, dijo sobre el escenario montado frente a la fiscalía de Moreno Hernán Pustilnik, maestro de tercer grado de la Escuela Primaria Nº 49, la misma en donde una pérdida de gas mató a dos de sus compañeros y causo el cierre de todos los establecimientos educativos del distrito (uno de los más grandes de la provincia de Buenos Aires).
La concentración de la que participaron, además de docentes, padres de alumnos, vecinos autoconvocados y organizaciones sociales, partió de la plaza Fuentealba, en el cruce de la avenida Libertador y la colectora del Acceso Oeste, a las 8:06, que fue la hora en que se produjo la explosión, siguió hasta la municipalidad y la fiscalía, y terminó con una olla popular frente al Consejo Escolar.
“Hace dos meses la fiscal (Gabriela Urrutia) nos recibió y nos prometió que iba a esclarecer las muertes. Hoy todavía no tenemos ninguna respuesta. Todas las escuelas de Moreno siguen igual, hoy le decimos a la gobernadora Vidal que queremos soluciones. Le decimos basta de abandono, basta de olvido”, gritó al micrófono Diego Rodríguez, hermano de Rubén, uno de los oradores de la jornada.
Por su parte, Alejandra, hermana de Sandra, pidió “nunca más tener que pasar por ese miedo de entrar a una escuela y no saber si vas a salir viva” y criticó al “gobierno de Macri y Vidal” por “poner la plata en represión y afuera, en vez de ponerla en educación y en los hospitales”.
Por último, entonó la canción que se volvió grito de guerra y que en su estrofa más celebrada advierte: se viene el morenazo.