Desde el 10 de abril hasta la fecha, la comunidad educativa del Comercial Nº 19 del barrio porteño de Caballito convive de forma permanente con la presencia de ratas vivas, muertas, y con los excrementos de estos roedores. No es algo inusual. Estos animales ya aparecieron en al menos 16 establecimientos entre noviembre y diciembre del año pasado, y el par de meses de este ciclo lectivo.
Ya cansados con la situación, el cuerpo docente del Comercial de Caballito presentó una nota formal a las autoridades del establecimiento exigiendo la suspensión de las clases presenciales en el edificio escolar hasta que se haga efectiva la desratización, pero los directivos lo rechazaron. Algo similar a lo que ocurrió en otros colegios. La orden, admiten las propias autoridades, viene de arriba.
«Acompañamos a la comunidad educativa en su reclamo y exigimos al Gobierno de la Ciudad que garantice de forma urgente las acciones para que la comunidad educativa tenga condiciones dignas y seguras de enseñanza y aprendizaje», manifestaron desde UTE-Ctera. Desde Ademys también salieron a reclamar por la situación.
A través de un escrito enviado a la conducción del colegio, las y los docentes del Comercial 19 reiteraron su «preocupación y alarma ante la situación que sigue desarrollándose» en el establecimiento.
Cuentan que este martes vieron una rata deambulando por el pasillo del primer piso. Advirtieron a las autoridades, quienes luego llamaron a la supervisión, quien «no autorizó la suspensión de clases», algo reclamado por la comunidad hasta que se realice una desratización efectiva.
«La conducción realizó la compra de una hidrolavadora para proceder a la limpieza del establecimiento, acción que fue concretada por motus propio de las autoridades dado que en ningún momento ninguna dependencia (Supervisión, Infraestructura, Mantenimiento) se presentó para realizar ninguna desinfección», continúan.
Al día siguiente, el miércoles, volvieron al colegio y hallaron dos ratas muertas «y un supuesto nido, e incluso se siguieron observando heces de roedores por diversos lugares», como los patios donde circulan los chicos, o el salón de actos. «Esta vez, ante la gravedad de la situación, teniendo en cuenta el foco infeccioso que produce este tupo de apariciones, la conducción informó a la supervisión y volvió a solicitar la suspensión de clases pero siguió obteniendo una respuesta negativa».
Recién el viernes 21 de abril informó Mantenimiento del Ministerio de Educación que iría personal al lugar para colocar tramperas. Ante todo el panorama, el cuerpo docente anunció que se reservará «el derecho a no ingresar a las aulas y desarrollar una asamblea donde se debatan las condiciones de labor a la que estamos sometidos».
“La ministra Acuña no quiere, no sabe o se niega a solucionar el problema de las ratas en las escuelas. En los edificios escolares que son monumentos históricos, que comparten presupuesto con Nación y Ciudad, la dificultad se ve cuando la CABA tiene que bajar el presupuesto y es subejecutado”, explicó en diálogo con Tiempo Cristina Rubio, secretaria de educación técnica de la UTE.
“Pedimos mayor personal auxiliar de limpieza en las escuelas, desinfecciones para insectos y desratizaciones para los roedores, y que sean realmente efectivas y no regalarles el dinero a las empresas privadas que dejan el cebo y se van. Esto quiere decir que, si existe una desratización, tiene que haber un equipo de limpieza posterior”, concluyó.