Soñar como un derecho. Y generar el espacio para soñar, como una responsabilidad del mundo adulto hacia las infancias. Sobre esa base se construye el Mapa de Sueños, una iniciativa de Pakapaka y Unicef para conocer con qué sueñan niños y niñas de todo el país. De Ushuaia a La Quiaca, de la Cordillera a la llanura bonaerense. A poco más de un mes de su puesta en marcha, la mayor parte de los sueños infantiles que aparecen en el mapa apuntan a un mundo mejor y a deseos colectivos. Claro que no faltan la ilusión por conocer a Lionel Messi, por convertirse en el Hombre Araña o viajar en el tiempo. Y también la esperanza.
“Que el país esté en mejores condiciones y que no esté tan contaminado, no nos olvidemos de recuperar las Malvinas”, comparte su sueño Lolo, de 11 años, desde algún punto de la provincia de Buenos Aires. “Que todos y todas tengan una plaza linda y cerca donde jugar”, desea Francesca, de ocho, también bonaerense. “Mi sueño es estudiar arquitectura para diseñar y construir casas para personas”, escribe Carla, de 12 años, desde Salta. Son algunos de los ejemplos que pueden verse en el micrositio del Mapa de Sueños.
“Nos sorprendió la cantidad de chicos y chicas que desean felicidad para su familia, estar juntos, tener una casa. También hay muchos sueños vinculados a deseos de armonía y no violencia (por ejemplo, ‘mi sueño es que toda la gente ya no pelee y que no discuta’). También son interesantes los sueños vinculados con escuelas coloridas y con espacio para el juego”, cuenta a Tiempo Cielo Salviolo, directora de la señal infantil estatal. “En definitiva, muchos de los sueños están vinculados con los derechos, y la mayoría son colectivos, sueños para otres. Hay menos sueños con cosas materiales para ellos mismos y más sueños vinculados al futuro, a proyectos de vida, a situaciones de mejora familiar”.
Desde las redes sociales de Pakapaka, el violinista adolescente Dylan Villanueva se suma a la propuesta para instar a otros y otras a perseguir sus sueños. “A mí se me cumplió el sueño de ser violinista, vos si tenés algún sueño también te invito a hacerlo”, dice el músico de 16 años que lleva una década tocando el violín y en los últimos años logró viralizar sus shows como artista callejero, punto de partida para que su sueño se concretara.
Un mapa interactivo
El micrositio se lanzó en el marco de la conmemoración por los 40 años de la recuperación de la Democracia en la Argentina. Se presentó como un lugar de encuentro para soñadores y soñadoras, para que chicos y chicas de todos los puntos del país puedan hacer puesta en común de sus deseos e ilusiones en distintas categorías: sueños para ellos y ellas, para sus amigues y familias, para sus escuelas, para su país e incluso sueños absurdos.
Además de plasmar el sueño propio, desde la web se puede acceder a podcast y guía de actividades en torno al universo onírico. Y comprender que así como cada región del país tiene su propia cultura, economía y expresiones, también tiene sus propios sueños y deseos. Y qué mejor que compartirlos y construir colectivamente.
El mapa se va completando de forma interactiva a medida que se cargan los sueños, volcados en textos, audios o dibujos que se digitalizan para luego geolocalizar qué sueñan las infancias en parajes rurales, pueblos o grandes ciudades de la Argentina.
Como Cecilia, de Salta, que sueña con ser cantante. O Matías, de Chaco, que anhela más amigos y amigas para no sentirse solo. O como Giuliana, de Chubut, que desea que sus dibujos lleguen a todo el mundo. O Emma, de Mendoza, que sueña con viajar en avión mientras Gerson, en la misma provincia, comparte: “erradicar la pobreza en el mundo, quisiera que todas las personas tuviesen las mismas oportunidades”.
“Desde el 2022 Pakapaka comenzó a trabajar con la idea de los sueños como derecho y con la posibilidad de ser un espacio que habilite a niños y niñas a soñar. Esto tiene que ver con que para nosotros soñar, imaginar, desear, es un derecho y por eso nos proponemos pensar en los sueños como proyectos, poniendo el eje en las oportunidades, las posibilidades, las condiciones para enunciar y concretar sueños y las responsabilidades del mundo adulto para que eso suceda”, remarca Salviolo.
La impronta del mapa es que “los sueños puedan pensarse como los deseos y las fantasías, pero también las expectativas y las posibilidades; los sueños pueden ayudar a atravesar las frustraciones y la falta de oportunidades; pueden ser motores para quienes viven situaciones conflictivas que quieren cambiar; los sueños incluyen lo que cada uno y cada una desea para sí mismo, pero también lo que se puede soñar para otros, otras, y con los otros y las otras”. La directora de la señal infantil cuenta que el objetivo fue que chicos y chicas de todo el país encuentren un espacio en el cual expresar de diversas formas cuáles son sus sueños, «ya sea para ellos y ellas mismas, como para sus amigues, sus familias, sus escuelas, y también nuestro país”.
A medida que el mapa se completa, queda claro que para soñar no hay más límite que la imaginación. Rocío, de 11 años, ama cabalgar y sueña desde Mendoza con una comunidad más amigable con los caballos. Donde esté prohibido contaminar. Ulises, de Trenque Lauquen, se anima a ponerle nombre al país de sus sueños: Guachimilcó. Allí donde llegan todos los sueños. Un lugar donde la gente se entiende, juega con lo que tiene y come un plato típico, el Panzán. ¿Por qué no?
Una invitación a soñar
José Andrada, de Embarcación, Salta, protagonizó un video viral durante el último Mundial. Lloró ante las cámaras cuando Argentina llegó a cuartos de final y contagió su emoción. Más tarde, ya con la tercera estrella, volvió a hacer llorar. Fue cuando participó de “La noche de las estrellas”, la fiesta que la Conmebol le dedicó a la Selección en Luque, la sede del organismo en Paraguay. Allí, el nene de 12 años transmitió un mensaje de agradecimiento a sus ídolos e hizo lagrimar a Lionel Scaloni y Enzo Fernández. Con el deseo cumplido de haber conocido a la Scaloneta, no dudó en extender la invitación: “Yo tenía un sueño y ese sueño se me cumplió: conocer a los jugadores de la Selección. Ahora los invito a ustedes a que depositen sus sueños en el Mapa. Sueñen, porque los sueños se cumplen”.
¿Se puede decidir qué soñar? Preguntas como guía
En sonadores.pakapaka.gob.ar/ se pueden ver y leer los diferentes sueños y deseos, pero también está la posibilidad de descargar la «Guía de Sueños» que se propone de manera lúdica «abrir un espacio en el que las chicas y los chicos puedan hacerse preguntas, imaginar, descubrir y expresar sus ideas en relación con los sueños, las formas y las ganas de soñar».
Surgen preguntas como ¿De qué están hechos los sueños? ¿Podés soñar lo mismo que un amigo o una amiga? ¿Se puede decidir qué soñar? Los perros, ¿sueñan? Si no se hace realidad… ¿Vale la pena soñar?
Hay verdadero/falso con cuestionarios como: Se puede soñar despierto/a; Los y las bebés no sueñan; Tenés pesadillas cuando comés mucho; Si hacemos fuerza antes de dormir soñamos lo que queremos.
Se proponen canciones relacionadas a sueños, y ahí aparecen desde Kevin Johansen hasta Árbol y Diego Torres.
Se citan frases cotidianas con la temática, como por ejemplo «¡Ni lo sueñes!», «Muero de sueño»; «¡Es la casa de mis sueños!», «Soñar no cuesta nada». Y se insta a inventar una nueva frase con soñar.
Y también elegir qué preferís: ¿Soñar cosas reales o absurdas? ¿Tener pesadillas todos los viernes o no soñar nunca más? ¿Soñar solo despierto o soñar solo cuando dormís? ¿Contar tus sueños a los demás o guardalos en secreto?
Además, proponen dibujar: un sueño para vos, para tu casa, para tu escuela y para tu barrio. O crear un sueño junto a otra persona. Porque siempre, a no olvidamos, soñar es un derecho.
Tonucci, juego y tareas
Días atrás, el reconocido pedagogo italiano Francesco Tonucci vino a la Argentina para una serie de charlas. En San Martín aseguró: “en los últimos años ha desaparecido la calle, el afuera, como lugar de los niños, y con ello ha desaparecido su experiencia autónoma, es decir el juego, que es el componente más importante de la infancia. Nuestras ciudades tienen que comprometerse mucho para devolverles el espacio público a los niños, ese es el objetivo que tenemos”. Luego dijo a Télam que las tareas escolares son «una tontería que sigue molestando a los alumnos» al no tener «ninguna utilidad pedagógica» y sostuvo que deben ser remplazadas por el juego, que «está faltando en la vida de las niñas y los niños, y eso es muy grave».