Chicos que recién a tres meses de iniciadas las clases recibieron sus manuales de estudio; que están con campera en el aula y sobrellevan el frío con caloventores porque las estufas, sin mantenimiento, no andan; que ven cómo un ventilador les cae cerca, como patente muestra de las falencias edilicias; y que reciben las notas en tiritas de papel, porque no hay boletines. Estas son las situaciones que describen los padres de diferentes escuelas públicas porteñas, que vieron cómo la gota rebalsaba el vaso cuando el jefe de Gobierno de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, invitó a la promesa a la Bandera a alumnos de cuarto grado de varios colegios al Parque Sarmiento. Y se rebelaron. Nos denegaron sistemáticamente los pedidos de micros para actividades escolares y ahora querían hasta suspender las clases y ofrecer todo para que los chicos fueran a un acto claramente político. Un grupo de padres mandamos una carta, dijimos que no, hasta que no mejoren las condiciones en las que estudian nuestros hijos. Y organizaron todo tan mal que en catorce colegios por los que debían pasar a buscar a los alumnos, los micros nunca llegaron, aseguró Samanta Casareto, madre de Francisco, uno de los estudiantes del colegio Mariano Acosta que no acompañaron a Larreta.
La situación es crítica. Tras recorrer el Ministerio de Educación y pedir reuniones en la Legislatura, asociaciones cooperadoras de varias escuelas organizaron abrazos solidarios en las puertas de cada una de ellas. Vivimos un momento en que la educación pública está disfrazada de privada. Sin el aporte de los padres, sin la cuota social que aportan para las cooperadoras, se haría todo imposible, afirma Gustavo Alonso, presidente de la cooperadora de la Escuela Nº 12 D.E. 7 Facundo Zuviría, de Caballito, donde en abril un ventilador de casi 60 kilos cayó a tres metros de un chico de segundo grado. Los chicos tienen que esquivar goteras, líquidos de caños rotos y problemas de humedad que hacen que caigan pedazos del techo. Si llueve, casi siempre se corta la luz, agrega Alonso, papá de Milagros, de once años.
Desde la Defensoría del Pueblo de la Ciudad acompañan el reclamo de los padres que afirman que el presupuesto del Gobierno porteño alcanza sólo para un 20% de lo que las escuelas necesitan. Antes, el subsidio que recibían las cooperadoras se dividía por áreas; desde hace tres meses se unificó, el dinero que ingresa para mantenimiento edilicio bajó notablemente y hay partidas correspondientes a 2015 que aún no se liquidaron. Gustavo Lesbegueris, encargado del área de Educación del organismo, elaboró un informe sobre la necesidad de construir 30 escuelas en el Sur porteño. El propio Rodríguez Larreta mencionó ese trabajo en la Legislatura, pero por ahora no hay novedades. Apoyamos el reclamo de las cooperadoras. Firmamos un documento en el que le exigimos a Larreta mejores condiciones edilicias y que aporten más dinero para subsidios educativos, afirmó el defensor del Pueblo, Alejandro Amor. Y agregó: Planteamos una política de estado que trascienda a un gobierno, elaborar un programa de remodelación edilicia de todas las escuelas y establecer un plan de mantenimiento.
Ileana López es delegada comunal y está a cargo de la cooperadora de la Escuela Nº 11 DE 8 Marcelo T. de Alvear, cuyo comedor es uno de los tres autogestionados en colegios de la Capital. La escuela de Alberdi al 100 emplea a diez mujeres que preparan desayuno y almuerzo para 430 chicos de primaria y 220 de jardín, pero acumula más de seis quincenas sin recibir subsidio del Gobierno. No somos una empresa; acá los proveedores son, a veces, hasta padres del colegio. La cooperadora no cuenta con fondos para solventar esto, y entonces hay un deterioro en la atención a los chicos. López también alerta sobre las demoras en el Plan Natación: debía comenzar en marzo y recién arrancó en junio.
Larreta no fue el único que sufrió una rebelión de los padres. Ramiro Tagliaferro, intendente de Morón y ex marido de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, convocó a alumnos de escuelas a realizar la promesa a la Bandera en la Séptima Brigada Aérea, un ex centro clandestino de detención de la última dictadura cívico militar. Fue tal el repudio que Tagliaferro debió dar marcha atrás. «
Manuales, con retraso
Los manuales, que en la Ciudad son gratuitos para las escuelas públicas, llegaron en su gran mayoría la semana pasada y los chicos atravesaron un tercio del año sin el material de estudio. Los docentes los remplazaron con fotocopias de ediciones viejas. Lo mismo pasó con los boletines: algunos colegios dieron las notas en tiras de papel. Según el Ministerio de Educación, fue un error de cartera.