La Asociación de Mujeres Unidas, Migrantes y Refugiadas en Argentina (Amumra) nació en 2001 y peleó codo a codo contra la ley de Migración heredada de la dictadura hasta lograr la adopción de la 25.871, en abril de 2003. Desde entonces anota la ley de Trata, la ley sobre Refugiados y la ley de Trabajadoras de Casas Particulares, entre otras. Natividad Obeso, su presidenta y fundadora, huyó del de Perú en 1993 refugiándose del fujimorismo, pero dejando a sus cuatro hijos. Padeció aquí el arresto, la persecución e innombrables atropellos policiales. Todavía se acuerda de haber sido obligada, por ejemplo, a limpiar la comisaría donde era trasladada. Lejos de caer en la depresión, Natividad alentó la convicción de que había que luchar y defender los refugiados en Buenos Aires. El día del Inmigrante visitó la sede de la ONG, en la avenida Pueyrredón 19, pleno Once, Nora Cortiñas, a quien recibieron 35 senegaleses machucados por las persecuciones callejeras en la ciudad. Senegaleses que tienen como referente al Papa Francisco, por la acción que desarrolla con los migrantes del todo el mundo
-¿Qué emigrantes recibe la Argentina?
-La migración de Mercosur, la extra Mercosur, la europea, la africana y la asiática, y por supuesto la migración interna del país.
-¿Percibe diferencia desde los inicios del siglo a hoy?
– Desde 2016, nuevamente se volvió a estigmatizar, a criminalizar y a discriminar como en los noventas. Ahora la ley ejemplar que votó el Congreso no se aplica y se pretende modificarla con el decreto 70/17. El DNU asocia la migración con el delito, por lo que da piedra libre a lo que vivimos hoy: razias en las calles, sembrando drogas en allanamientos falaces y aduciendo delitos de todos los colores para deportar a los migrantes. Que siempre se hacen sin testigos, apaleando y desautorizando los convenios de Derechos Humanos internacionales firmados y ratificados con jerarquía constitucional.
-El Poder Ejecutivo dice que combate la inseguridad con esos operativos.
-Esta falacia la vemos a diario en declaraciones de un Ministerio de Justicia que hoy desconoce justamente la administración de justicia.
-A la luz de la actualidad, ¿qué pide a los responsables en el área de migración?
-Argentina es un país de migrantes, construida por migrantes y debemos entender que la migración es un derecho humano. Los delitos actualmente de mano de los que tristemente son llamados «ilegales” son ínfimos en las estadísticas. Pero se divulgan declaraciones rimbombantes que contradicen esta verdad ineludible. Hoy tenemos que sacar hasta seis veces los turnos en Migración para hacer los documentos. Entonces los plazos expiran, impidiéndoles acceder a trabajar, a la salud, a la educación y a contribuir a la vida argentina. De esta manera no pueden alquilarse una vivienda, ni comprarse lo que necesitan, solo pueden alimentarse con el dinero de sus ventas del día. Por otra parte, está la violencia doméstica, que atendemos en Amumra, como un factor muy común de la migración de las madres. En el paso fronterizo se las separa de sus hijos porque un menor no puede salir de su país de origen. El padre, si es el motivo de la huida, desde ya no va a presentarse y testificar por su esposa y sus hijos que se escapan. Es un drama, la aduana restituye los hijos al padrer agresor y la mujer sola llega en nuestra oficina.
-¿El Estado debería revindicar y reparar a las víctimas de esos desplazamientos?
-Estamos ante una bisagra fundamental. Pasamos de la búsqueda del fortalecimiento del Estado Nacional a un mundo de flujos globales, donde solo el 1% de la población puede decidir dónde vivir y cómo. Hay estados que expulsan a sus ciudadanos, otros que los rechazan, entrecruzamientos de intereses de todos los colores, un abanico de deprecio de la vida humana y una apabullante hipocresía que se desentiende de esta calamidad. Los emigrantes, cuando no se ahogan en el mar Mediterráneo o agonizan detrás de los alambres de una leonera, son el caballo de Troya para invadir y reducir pueblos. Y no tenemos duda de que la desinformación es la principal causa de esta devastación. Hasta el desinterés tiene patas en el desconocimiento. Pensamos que hay que instruir y tender este puente ante esta inconciencia. La realidad es innegable, el desplazamiento es creciente y el autismo que la atiende también, por eso lo debemos combatir y poner en la mesa las cosas que se deben decir y se deben saber. Los mecanismos de supervisión deben tratar de formar una comunidad más activa para alentar el desarrollo, el intercambio de información y la realización social. En el actual clima político volátil, es imprescindible que procuremos la realización plena de los derechos humanos.
-¿Qué clase de reparaciones pretenden?
-Desde la documentación, el acceso al trabajo, a la vivienda, a la dignidad, es decir a la total vigencia de los derechos humanos fundamentales para quienes somos migrantes y refugiados. Porque estamos aquí y podemos aportar en la construcción de la Argentina. Nosotros entendimos que debemos fortalecer la inclusión de los refugiados, por eso abrimos una escuela para los senegaleses. La enseñanza del español así como la de los derechos humanos, nos abre un camino. La construcción de un ciudadano empoderado es la condición de la igualdad ante la ley que figura claramente en la Constitución Argentina y la de todos los pueblos. Si la sociedad tiene un ciudadano de primera, de segunda, de tercera y de cuarta clase, nunca podrá pretender fortalecerse. A nosotros nos visitan los líderes de las organizaciones de defensa y lucha por los DDHH de Argentina, la cual es el ejemplo mundial de los derechos humanos en su más profunda comprensión. Y puedo decir que estas mujeres y estos hombres son un ejemplo con todas las calidades que se necesitan para construir un país democrático y sólido.
-¿Los organismos de DDHH internacionales favorecen avances?
-Consideramos que los organismos internacionales no tienen mucha incidencia para ayudarnos. Cada país tiene una política que les impide permear. Se esforzarán infinitamente pero el derecho internacional no logra salvar la situación.Hablan de nuestra tragedia pero están desbordados, y nosotros seguimos solos en la vereda. Somos 244 millones de Migrantes en el mundo que no pudimos generar una buena política pública y tampoco inspirarla.
– En este sentido, actualmente, ¿cómo actúa Amumra?
– Nosotros pateamos las veredas para rescatar hombres y mujeres que el Ejecutivo martiriza. Existen otras instancias, en bibliotecas, en círculos académicos, que piensan la complejización creciente de este mundo por los refugiados y los migrantes. Sentimos a veces una distancia y poca interacción con intelectuales reconocidos en esta materia, nos gustaría poder llegar a las conferencias y participar en los libros que se escriben. Creo que podemos aportar otra faceta, ya que a cada instante surgen novedades a la velocidad del rayo en aquella apabullante realidad. Sola no podría pretender entender completamente las mecánicas que atentan contra nuestros derechos pero estoy segura que uniéndonos lo podríamos combatir. No olvidemos que entre los más pobres y marginalizados emergieron kilómetros de conocimientos que ejemplaron los derechos humanos en el mundo, solo basta nombrar a Nelson Mandela.