En tiempo de cuarentena parece más necesario el estar cerca del otre, como símbolo de cuidado. Pero la realidad nos marca que el cuidado hoy es mantener la distancia y si no lo entendemos, pasa lo que hoy padecemos en Loncopué, pueblo del noroeste neuquino que cuenta con más de siete mil habitantes.
Una reunión familiar en plena cuarentena obligatoria, controles poco rigurosos, una fiesta popular municipal que no quería ser suspendida, entre otros hechos que no se pueden negar, y los interrogantes que se plantean se pueden responder: ¿Cómo ingresó el virus? ¿qué planificación hubo y quién la hizo? ¿Se cumplieron las medidas de prevención? ¿Todes cumplieron las medidas de aislamiento? ¿El control era para todes igual? ¿Señalamos a los culpables o precisamos a los responsables?
Hoy en la fila para ingresar a la verdulería, de una cuadra de largo, me sentí dolida por lo que debemos padecer, soy madre, hija, nieta, docente de profesión y militante ex concejal por elección. Sé por experiencia que la política sí es el otre y lo que conlleva ser autoridad con competencia y la responsabilidad que eso implica, no se puede tomar a la ligera la vida de la gente, de gente de tu pueblo y menos aún culpar a otres por la propia necedad. Alguna vez escuché que hay infinitas clases de necios, la mas deplorable es la de los parlanchines empeñados en demostrar que tienen talento.
Se ha estigmatizado una familia que sufre, se culpa a la policía, a salud, a todes por no cumplir y la pregunta que deberíamos hacernos es ¿culpables o responsables? La autoridad significa que la persona que la tiene debe realizar la tarea asignada y es su responsabilidad cumplirla, esta responsabilidad se mueve hacia arriba mientras que la autoridad fluye hacia abajo, por lo cual la responsabilidad no se delega y en esta situación nacional que atravesamos de desvalorización de la política, entendida como aquello de lo que vamos dando cuenta con nuestros actos cotidianos, es necesario que los gobernados hagamos un juicio de valor a los actos del poder de un gobernante y eso es una manera de evaluar la responsabilidad política fundamental en democracia. Hoy serán señalades culpables les que se hallan en una fila para poder aprovisionar a su familia por cuatro días de aislamiento total y culpables de pedir cuentas a quién corresponde.
Las crisis nos permiten ver más allá de la realidad que nos rodea, lo bueno y lo malo, aquello que nos debilita y lo que nos fortalece, lo que nos hace crecer y transformarnos y hoy no es la excepción, vamos a atravesar la dificultad pero a qué costo o con qué motivo nos vamos a posicionar mañana, recordando la pandemia y estigmatizando a un par y dejar pasar libre y nuevamente a conductores no estratégicos, desacertados e irreverentes. No creo posible seguir adelante como si nada hubiese pasado, ser un número, una noticia, una vida y eso tiene que importar y no puede ser más poderosa la mediocridad que la legitimidad.