Lo mejor que tiene Tiempo Argentino son sus socios. Lo más novedoso también. Ellos son los que permiten que exista este proyecto periodístico autogestionado y no, como casi todos los medios de comunicación, el financiamiento del poder político o económico.
La industria de la información vive su crisis más profunda. Las grandes empresas del sector ven cómo los nuevos hábitos de consumo les impiden seguir recaudando por las vías tradicionales y hacen intentos desesperados por mejorar sus ingresos. Así echan periodistas mientras lanzan campañas de suscripción u obligan a pagar para acceder a sus contenidos. Es decir que bajan la calidad de sus productos y pretenden cobrar más por ello.
Tiempo es diferente. Su principal sostén son sus socios y ellos no pagan para leer nuestras notas, sino que invierten para que las hagamos, para que más gente pueda leernos. Ellos no son clientes ni los vendemos al mejor postor. Deciden contribuir económicamente para garantizar nuestra independencia, para posibilitarnos hacer periodismo sin condicionamientos.
Hoy, a 16 meses de su constitución, siete de cada diez pesos que ingresan a la cooperativa provienen de los lectores. Y tres de estos son aportados por los socios, que todos los meses invierten un promedio de 130 pesos para sostener el proyecto. Ese aporte queda afuera del sistema de distribución del diario papel y por tanto es inversión directa en la cooperativa. Por eso necesitamos que sean más.
Para ser más claros: de los 38 pesos del precio de tapa del diario, un 40% queda para el canillita y un 10% para los distribuidores que llevan los ejemplares desde la imprenta hasta el kiosko. Si por cada diario vendido descontamos el proporcional de su costo de producción, la cooperativa apenas recibe un 30% de lo que el lector paga. El equivalente a 11 pesos por diario vendido o 44 al mes.
El socio todos los meses triplica ese aporte y no nos pide a cambio más que nuestra honestidad y compromiso. Es a ellos a quienes debemos la posibilidad de llevar a cabo este oficio en absoluta libertad. Es su confianza la que nos da la energía para seguir esforzándonos en ofrecer un análisis de la actualidad que permita entender el mundo complejo en que vivimos.
Por eso decidimos agradecerles ofreciéndoles semanalmente entradas a eventos artísticos y culturales, libros y camisetas de fútbol, invitándolos a charlas y gestionando descuentos en cursos y talleres. Y como sabemos que nos apoyan por el periodismo que hacemos, desarrollamos un sistema que les permite ver antes que los demás aquellas notas de mayor producción en nuestra web.
Para los que todavía prefieren el papel, producimos y les obsequiamos una revista trimestral temática que permite abordar temas que demandan mayor reflexión. Todos estos contenidos luego son habilitados en nuestra web para que cualquiera pueda leerlos. Porque no lucramos con la información y porque creemos que el buen periodismo hace una sociedad más justa, capaz de tomar mejores decisiones.
Ya son casi 1500 los socios de Tiempo y queremos que sean más. Por eso lanzamos la campaña de Socios Contentos y estamos trabajando en un nuevo portal para ellos. Por eso también iniciamos una encuesta hace diez días para saber qué opinan y qué debemos mejorar.
Por eso queremos seguir invirtiendo para mejorar nuestra producción, ampliar nuestra cobertura e investigar más. Por eso, además, estamos trabajando en el desarrollo de un nuevo sitio web, que incorpore los distintos recursos que hoy permite el universo virtual.
Llegar hasta donde queremos implicará una gran inversión y llevará tiempo, pero estamos convencidos de que es el camino. Lo haremos, como todo, haciéndolos partícipes de los avances. Los primeros videos de nuestra reciente área audiovisual, por ejemplo, ya circulan por las redes y desde hace un mes sumamos columnistas que dan nuevas miradas a nuestro diario.
Esperamos que nos sigan acompañando y necesitamos que cada día sean más los socios que se sumen a este proyecto. Al fin y al cabo, si hoy podemos ser dueños de nuestras palabras, es porque ellos (ustedes) nos lo permitieron. «