“Tengo diabetes y me quedan las pastillas justas para los próximos días. ¡Me agarró una desesperación! Empecé a buscar en Internet cómo es el tema del trámite de inscripción y le pedí ayuda a mi hijo. Esto crea todo un tema entre jubilados: algunos tenemos la suerte de saber manejarnos o tener a alguien que nos ayude. Otros, no. Esto es una traba más para meter un ajuste”, dice Liliana Carci, del Plenario de Trabajadores Jubilados, sobre la nueva medida del PAMI que restringe el descuento del 100% en medicamentos a quienes ganen menos de $388.500 y tramiten el “subsidio social”.

“Te dicen que tenés libertad, pero esto es recontra burocrático”, se queja Carci, en diálogo con Tiempo. Desde muy temprano este lunes, cuando se conoció la noticia, miembros del Plenario y de distintas organizaciones que representan a la tercera edad comenzaron a contactarse para consultar cómo seguir o para compartir la incertidumbre.

“Hoy ya algunos nos contaban que iban a la farmacia para retirar medicamentos para la diabetes y, pese a que hay una Ley Nacional y se los tienen que dar sí o sí, se los querían cobrar. En unos días tengo que retirar la mía. Ahora tenés que estar con el corazón en la boca a ver si te lo dan o no”, lamenta la jubilada de 71 años.

“Es una canallada más”

“La medicación que yo tomo para la diabetes, si me sacan la cobertura, cuesta 100 mil pesos. No es poco dinero. Y es mentira que este subsidio siempre estuvo. Una cosa es un subsidio que hay que gestionar y ver si te lo dan, y otra es que tengas 100 medicamentos del vademécum gratuitos y estés seguro que contás con eso”, contrasta la mujer.

A partir del anuncio de PAMI, el Plenario y otras organizaciones convocaron a una concentración ante la sede central del organismo, en Corrientes 655, el miércoles al mediodía. Allí pretenden ser recibidos por las autoridades.

Carci contó que ya fueron recibidos en una oportunidad para reclamar por los 44 fórmulas de medicamentos que dejaron de ser gratuitas desde septiembre. “Quedaron en contestaron, pero nunca hubo respuesta”.

Aquella medida implicó un recorte de 44 moléculas farmacológicas del vademécum con cobertura de hasta el 100%. En cajas de medicamentos implica un achique de un tercio de los remedios, en comparación a los que se entregaban en forma gratuita antes de la asunción de Milei. “Hoy nos contaba otro compañero que necesita antiácidos -porque toma mucha medicación- y el que le receta su médico ahora se lo tiene que pagar, porque pasó a ser de venta libre y ya no tiene cobertura. Le sale 20 mil pesos. Nos quitaron medicamentos y ahora dicen que va a haber un subsidio. Es una canallada más del Gobierno”, califica Carci.

“Nos reprimen todas las semanas”

Liliana Carci vivió en carne propia los efectos de las privatizaciones que hoy vuelven a impulsarse. Tenía un buen sueldo como empleada de Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA) y se negó a aceptar el retiro voluntario que le ofrecieron ante el proceso de privatización en 1992. Permaneció en su puesto mientras pudo, hasta que finalmente quedó sin empleo, estudió Psicología y se recibió en 1996. Pero ya no tenía edad para entrar en el sistema hospitalario público. Tuvo que trabajar en el sector privado o de forma independiente, como monotributista. Por eso, hoy cobra la jubilación mínima. “Esta es la historia que tienen las consecuencias de las privatizaciones del menemismo”.

“Ya nos congelaron el bono de 70 mil pesos y le pusieron el tope de la inflación a nuestra jubilación. Está estancada pero la miden mal, porque las tarifas aumentan todos los meses”, cuestiona. “Es una cosa que indigna: se la agarran con un sector altamente vulnerable. El ajuste tiene dos patas, los jubilados y los comedores. Por la edad que tenemos no estamos para tener estas preocupaciones. Es de un nivel de caradurismo impresionante y la única libertad que tenemos es para morirnos de hambre”, critica la militante, presente en las movilizaciones por los derechos de jubilados y jubiladas ante el Congreso. “Nos reprimen todas las semanas, no zafamos nunca. Pero estamos cada día peor y hay que salir a la calle”.