Los ecos de la represión y la jornada negra jujeña en el Día de la Bandera continúan. Desde el Same apuntaron que “se asistieron 96 pacientes por pedradas y heridas de balas de goma», incluida una persona con traumatismo de cráneo.
Desde las organizaciones relevaron más de 170 heridos y 78 detenidos. Mientras tanto, lo que empiezan a reproducirse son los testimonios que evidencian la metodología empleada por la policía jujeña en la represión: la búsqueda de violencia directa. No como prevención, sino como ataque.
«Tengo un hematoma en el ojo ocular derecho, me debo comprar un inyectable. Estaba ubicado cerca de la marcha, pero como siempre quieren echar la culpa a la gente, los primeros que quieren reprimir es la policía y con sus armas no apuntaban directamente al cuerpo, sino al rostro de los compañeros«, contó una de las víctimas en el Hospital «Pedro Soria» al medio Jujuy al Momento.
En el Soria atendieron a 30 personas. La mayoría por traumatismo ocular leve, fracturas, traumatismo de cráneo, heridas cortantes y por balas de goma y policontusión. En la institución permanecen 5 personas en internación y 3 en observación.
«Hay dos compañeros que están en terapia, otros dos tienen los ojos graves porque deben recibir una intervención quirúrgica», acotó un lesionado.
Los relatos también evidencian otra práctica sistemática: el uso de infiltrados. Que incluso terminaron lesionados, junto con el grupo de manifestantes en el cual se infiltraron. Así lo describieron los heridos del hospital: «Vimos que dentro de la fila había gente de la brigada, infiltradas, cuando los médicos le estaban tomando los datos decían que eran de la brigada y que los jefes los estaban involucrando con la gente de la marcha».
«Tengo una lesión en el ojo, me dieron turno para el día viernes. Yo participé de la marcha de forma pacífica. La atención que me brindaron fue muy rápida», acotó otra víctima, mientras posaba para la cámara antes de que los reporteros sean obligados a retirarse del hospital.