Michel Foucault señalaba que existen dos campos bien diferenciados, las palabras y las cosas. Entre ambas existe un quiebre, un vacío, y por la naturaleza de ese desencuentro es que las certezas y verdades supuestamente permanentes van cambiando a lo largo de la historia de acuerdo a los preceptos elaborados por la ciencia y la filosofía en determinada época. A veces, el uso de las palabras no es inocente en cuanto a la significación que se intenta asignar a objetos, las personas y los hechos. En el ámbito de la seguridad informática y el derecho se emplean una serie de términos importados de los Estados Unidos que intentan describir fenómenos que hacen al funcionamiento de la red que en realidad poseen una significación diferentes a las palabras enunciadas.
La primera de ellas es la de “pornografía infantil”, traducción de child porn. A mediados de noviembre de este año, la Corte Suprema de Justicia de Mendoza prohibió mediante una acordada el uso de ese término en todos los escritos y actuaciones judiciales en los tribunales de la provincia e instó a las partes actuantes a utilizar el término “material de abuso sexual de niños, niñas y adolescentes” para describir imágenes, fotos o videos digitales de un menor de edad en actitud sexual o donde se encuentre representadas alguna de sus partes genitales. El uso de la palabra pornografía infantil presupone la existencia de material sexual de consumo perteneciente a un género pornográfico inexistente. Enunciar que un usuario consume material de pornografía infantil difiere en su significación que nombrar que “una persona tiene, produce y distribuye material de abuso y explotación sexual de niños niñas y adolescentes”.
Otro termino derivado -legitimado en ámbitos legislativos y organismos públicos- es el de “porno venganza”, traducción de revenge porn. Alude a todo aquel material con contenido erótico y/o pornográfico publicado en Internet sin el consentimiento de uno de los protagonistas. El uso de este término presupone la existencia de una relación de pareja donde un miembro de la misma “viralizó” ese material a modo de “justicia por mano propia”. En este caso presupone a la damnificada como culpable en primera instancia –la mayoría de las víctimas son mujeres- un claro proceso de re-victimización. El material circulante en la red proviene de la práctica de “sexting”, derivado de la conjunción de palabras “sex” y “texting”, y refiere a la transmisión a través de servicios y aplicaciones de Internet de imágenes de desnudez, semi-desnudez, auto-estimulación y escenas pornográficas obtenidos mediante autoretratación o “selfie”. Esto dio origen a un nuevo género pornográfico en la actualidad; el del porno casero y/o amateur.
Pero existe otro término de uso común en la actualidad que difiere de lo que pretende enunciar. Desde principios de la década del 10 de este milenio las empresas proveedoras de servicio de Internet (ISP) comenzaron a ofrecer el cloud computing o computación en la nube. Consiste en trasladar archivos almacenados en dispositivos y ponerlos en línea mediante servicios de almacenamiento externos. De tercerizar las bases de datos corporativas a sincronizar las fotografías sacadas con el celular y almacenarlas en discos rígidos virtuales. De descargar mp3 y bajar películas a consumir música, cine y series en línea mediante streaming.
La palabra “nube” denota que los archivos de los usuarios se encuentran en un espacio neutral –el cielo- que es de todos, nos une y no posee dueño, además de algo inalcanzable por su altitud. Presupone también que todas comunicaciones viajan por el aire directamente entre los celulares, sin intermediarios. Lo cierto es que el uso de la palabra nube resulta menos nocivo que significar que todos los registros de nuestras comunicaciones y datos personales –información, fotos, videos, contactos, direcciones, entre otros- pasan por un montón de computadoras ruteadoras y se almacenan en servidores de empresas de telefonía, de acceso y de servicios de Internet. El uso comercial de usa información es la materia prima del modelo de negocios que hace que Internet funcione en la actualidad.