Con la variante Delta del SARS-CoV-2 instalándose en el país, el debate en torno a si la movilización de millones de personas que genera la presencialidad escolar contribuye a la propagación del virus vuelve a tomar fuerza. Y si bien todos, funcionarios y comunidad educativa, coinciden en que el respeto a los protocolos y la vacuna son la solución para ganarle a la pandemia, la Ciudad de Buenos Aires ha decidido eliminar de cuajo una de las principales medidas de cuidado.
Esto mientras el proceso de vacunación avanza en todas las franjas etarias menos en la de los más pequeños, que también se contagian y contagian a otros. Por el momento, solo en China se vacuna con Sinopharm a menores de 12 años, y Pfizer y Moderna recién están en fase de ensayos clínicos. Ya sin burbujas en las escuelas porteñas (porque la burbuja es el aula), la preocupación crece entre las familias.
“La medida que tomaron las autoridades de nuestro colegio es exigirle a CABA que vuelva a enviar al grupo de especialistas y que revea cuáles van a ser los espacios que se pueden utilizar”, dice a Tiempo Mariana Ruibal, presidenta de la cooperadora del Mariano Acosta, que tiene una población de unos 2000 estudiantes (sin contar el nivel inicial). Muchas de sus aulas de primaria y secundaria fueron inhabilitadas porque, sin ventanas, no tienen ventilación cruzada. “Pero como el protocolo no avala el uso de nuevos espacios, no se puede sostener la presencialidad completa, los chicos no entran”.
Desde la Dirección del Acosta emitieron un contundente comunicado en el que informan a las familias que “el nuevo protocolo ha eliminado el distanciamiento social entre estudiantes de cada curso y no da precisiones sobre la habilitación de espacios para el dictado de las clases (…) El equipo de conducción expresa una profunda preocupación ante este tipo de decisiones intempestivas, inconsultas, y que someten a la comunidad a una situación de temor y exposición”.
La semana pasada comenzaron a cursar los últimos años del nivel medio: cuarto y quinto de secundaria y quinto y sexto de las escuelas técnicas. La gran mayoría de los equipos de conducción decidieron seguir respetando las burbujas. “Las escuelas se organizaron dividiendo en aulas vacías a los chicos, no los juntaron. Esto recién se va a sentir desde el lunes, cuando van a ingresar todos los estudiantes de secundaria como dispuso Larreta, con todos los pibes en las calles y en los medios de transporte –advierte Carla Martínez, presidenta de la Cooperadora de la Escuela Normal Superior Nº 4 “Estanislao Zeballos”–. Y el 17 de agosto, con los de primaria va a pasar lo mismo. Ahí vamos a sentir el termómetro de la situación”. «