La pandemia no se toma vacaciones. Por eso el presidente Alberto Fernández decidió modificar el decreto de distanciamiento social, preventivo y obligatorio vigente antes de su renovación, para fomentar medidas que traten de controlar la curva de contagios, en un escenario donde el virus se multiplica sin fronteras.
Uno de cada cuatro argentinos vive en un municipio con alto riesgo sanitario en el que deberían limitar la circulación y reducir la nocturnidad, según los criterios epidemiológicos definidos por el Ministerio de Salud de la Nación. La potestad la tienen los gobernadores de las 16 provincias involucradas que ya cuentan con la información del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS). La base de datos de la cartera sanitaria también refleja que casi la mitad de la población (47%) reside en una zona donde se detectaron más de 150 infectados cada 100 mil habitantes en los últimos 14 días, valores que no se veían desde junio, en plena cresta ascendente de la primera ola. “Si no tomamos decisiones ahora, tendremos un escenario caótico”, advierte Enio García, jefe de asesores del Ministerio de Salud bonaerense.
El decreto 4/2021 publicado el viernes en el Boletín Oficial establece que existe “alto riesgo sanitario” en una jurisdicción si se cumplen dos condiciones: un incremento superior al 20% en el número de casos de Covid–19 diagnosticados en los últimos 14 días comparados con los 14 días anteriores; y si los casos diagnosticados en las últimas dos semanas superan la tasa de 150 nuevos infectados cada cien mil habitantes. En caso de que se verifiquen ambos requisitos, la normativa define que “amerita adoptar medidas de limitación de circulación”, priorizando las restricciones en el horario nocturno.
“La tasa de incidencia (casos cada cien mil habitantes) muestra la foto, y la razón de crecimiento muestra cómo va evolucionando la pandemia”, explica Sonia Tarragona, subsecretaria de Medicamentos e Información Estratégica del Ministerio de Salud de la Nación. Bajo su área se encuentra precisamente la Dirección Nacional de Epidemiología, que genera los indicadores para analizar la situación en todo el país. “Definimos la combinación de esos criterios porque en los departamentos donde hay pocos casos la razón crece muy rápidamente –amplía–, pero eso no quiere decir necesariamente que no se pueda controlar. Decidimos no incluir el uso de camas de terapia en este nivel de análisis municipal porque ese indicador no sirve para jurisdicciones muy pequeñas que no tienen oferta, pero sí cuentan con redes de derivación que funcionan”. Y aclara que la ocupación de camas críticas sigue formando parte del análisis general pero en una mirada geográfica más amplia.
Un país en rojo
Todas las provincias tienen, al menos, un municipio con uno de sus indicadores en rojo, detalla Tarragona a Tiempo. La revelación surge de la base de datos del SNVS a partir de la información epidemiológica de 523 municipios de todo el país.
En 189 de ellos, la foto de hoy exhibe una incidencia mayor a 150 infectados cada 100 mil habitantes. Si se analiza cuánta gente vive en esos distritos, nos encontramos al 47% de la población de la Argentina. En la mitad de esos municipios (95) se verificó además un incremento mayor al 20% en los contagios en los últimos 14 días, por lo que se cumplen los requisitos para una toma de medidas urgente. Esa situación corresponde a la Ciudad de Buenos Aires y 15 de las 23 provincias.
“Hoy tenemos una tasa de crecimiento parecida a la junio, que es de las más altas que tuvimos. Por eso tenemos que cortar los focos de transmisión”, advierte Tarragona. El eje en la nocturnidad y las fiestas se debe a que en esa circunstancia “uno relaja los cuidados y por lo tanto aumenta el riesgo de contagio”.
El análisis guarda relación con la franja etaria que más se contagia. Según lo publicado por la Secretaría de Acceso a la Salud en su informe de esta semana, el 43,3% de los nuevos infectados tienen entre 20 y 39 años.
AMBA irradiante
La Ciudad de Buenos Aires acumuló 462 casos cada cien mil habitantes en los últimos 14 días, con una tasa de crecimiento del 102% comparado a las dos semanas anteriores. Con los indicadores en rojo furioso y hasta el Jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodriguez Larreta, infectado de coronavirus, el anuncio de restricciones recién se tomó un par de horas después de conocerse el decreto presidencial. Las medidas, sin embargo, no parecieran modificar demasiado. Las reuniones sociales autorizadas se reducen de 20 a 10 personas y se adelanta el cierre de bares y restaurantes a la 1 am.
En el caso de la Provincia de Buenos Aires, su tasa de incidencia es de 282 casos cada 100 mil habitantes y experimentó un aumento de 70% en los últimos catorce días. Al gobernador, Axel Kicillof, también le correspondía tomar decisiones y por eso ayer al mediodía anunció que incorporará los criterios establecidos por el gobierno nacional a su sistema de cinco fases que establece habilitaciones según el riesgo epidemiológico. A partir de mañana, 118 de los 135 municipios que se encontraban en fase 3 y 4 incorporarán las mismas restricciones anunciadas por la Ciudad. Quedan 17 municipios del interior bonaerense en fase 5. Lo que se llamó “nueva normalidad”.
“La restricción nocturna ha funcionado en varios países para controlar y evitar que la situación explote. España o Francia son dos ejemplos a mirar. Nosotros, si bien estamos lejos de la situación europea por ahora, tenemos que probarla y evaluar el impacto”, explica Enio García, quien luego de participar de la organización de la campaña de vacunación se volcó nuevamente al análisis epidemiológico. “La pandemia se desmadró y las decisiones son cada vez más difíciles porque tenemos dos terceras partes del Ministerio trabajando para la vacunación”, añade.
“Esta semana fue muy parecida a los momentos de pico que tuvimos en 2020. Pero lo más preocupante es que pasamos de días de 1300 casos a principios de diciembre a días de 5000 esta semana. Todavía no vemos el reflejo de los contagios en las camas ocupadas pero en dos semanas se nos van a empezar a llenar las terapias”, proyecta García. “Y estamos muy preocupados porque en el invierno teníamos una ‘frontera sanitaria’ entre el conurbano y el interior. No había circulación y los brotes lejos del AMBA se podían controlar. Hoy la gente transita y la curva en toda la provincia es igual. Si nos explota todo junto puede ser terrible”.
García cuenta que en el Ministerio bonaerense trabajan con la Universidad de Buenos Aires en la realización de proyecciones a corto y mediano plazo para tomar medidas a tiempo. “Las que nos mostraron esta semana son muy malas –advierte–. Hay tres escenarios: que logremos frenar los contagios (que por la inercia seguirán subiendo un poco más); que sigamos al mismo ritmo (lo que nos daría una ocupación muy alta en enero); y el tercero, que aumente la velocidad y antes de fin de mes ya estemos con 80/90% de las camas ocupadas”.
Un mapa interactivo para los turistas
«No está en nuestros planes suspender la temporada, porque el turismo es una industria que en el país genera un millón de puestos de trabajo, y en la economía nacional significa casi el 10% del PBI», aseguró el ministro de Turismo de la Nación, Matias Lammens.
Su cartera, junto al Ministerio de Salud de la Nación, trabajó en la elaboración de un mapa virtual que sería presentado en los próximos días, el cual permitirá que quienes se vayan de vacaciones puedan cliquear en su destino y obtener información actualizada de la situación sanitaria y epidemiológica de ese distrito. También brindará a los viajantes recomendaciones para prevenir el contagio.
Córdoba y la Costa Atlántica bonaerense concentran el 70% de la actividad de la temporada, según destacó Lammens. Por eso los contactos con los responsables de ambas zonas se mantendrán de manera permanente para ir evaluando la situación en cada sector.
Según pudo saber Tiempo, el Ministerio que conduce Ginés González García sumó a su sistema de vigilancia epidemiológica un análisis de los casos positivos según el lugar de testeo. Hasta el momento, el sistema ordenaba a los infectados de acuerdo al sitio de residencia, información relevante pero que no refleja los desplazamientos que se producen en el verano por vacaciones. De esta manera Salud espera tener datos más precisos sobre cómo circula el virus en cada departamento, para recomendar medidas a las autoridades y los turistas.