Organismos de Derechos Humanos llevaron su reclamo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), advirtiendo sobre el accionar del Gobierno de Javier Milei, señalado por promover un discurso negacionista sobre el terrorismo de Estado y desmantelar las políticas de Memoria, Verdad y Justicia. En el marco de este contexto, a 41 años del retorno de la democracia, las organizaciones alertaron sobre cómo este Gobierno no solo niega las violaciones a los DDHH perpetradas durante la dictadura de 1976-1983, sino que, en ocasiones, adopta una postura que las justifica.

A esta denuncia, se sumó una amplia exposición sobre el impacto de las decisiones del Gobierno, que incluyen el debilitamiento de políticas sociales, un retroceso en los derechos de género y las consecuencias sobre la economía popular. Así, la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, ubicada en la ex ESMA, se convierte en un altar de memoria viva, un espacio donde las historias, como brasas incandescentes, siguen alumbrando el camino hacia la justicia.

En este corazón palpitante de la lucha por los DDHH, desde las 17 horas comenzó a sentirse el fervor de un reclamo que no cede: el respeto a los DDHH en nuestro país. Las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, actualmente ninguneadas y pisoteadas por el Gobierno de Javier Milei, ocupan el centro del debate.

Este acto de resistencia contó con el respaldo de universidades, sindicatos, clubes deportivos y Sitios de Memoria, entre otros sectores, que se unieron en un frente común para hacer escuchar sus voces. Todos manifestaron su apoyo a este reclamo colectivo, no solo acompañando, sino sumando sus fuerzas. Miguel «El Tano» Santucho, integrante de Abuelas y trabajador de la Casa por la Identidad, fue el encargado de dar la bienvenida a los presentes en el auditorio, ejerciendo el rol de anfitrión en un acto profundamente simbólico.

A las 18 horas, puntualmente, comenzó la audiencia. Fue entonces cuando el tiempo pareció detenerse por un instante: ingresaron las protagonistas. Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, junto a Taty Almeida, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, ocuparon sus lugares en la primera fila de la sala. Sus rostros, marcados por la lucha incansable, trajeron consigo toda una vida de resistencia, recordándonos que no se trata solo de una audiencia, sino de un acto de reivindicación de los principios que dieron forma a la democracia: Memoria, Verdad y Justicia.

Durante la audiencia, se expusieron denuncias sobre las decisiones del Gobierno que restringen el acceso a archivos clave sobre violaciones a los DDHH. Se señalaron, entre otras, las medidas adoptadas por el ministro de Defensa, Luis Petri, y la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que están poniendo en riesgo la preservación de la memoria histórica. También se denunció el desmantelamiento de la mesa en la ex Agencia Federal de Inteligencia (AFI), que tenía como propósito la desclasificación de información relacionada con el terrorismo de Estado. Así mismo, se destacó la disolución, por decreto del Poder Ejecutivo, de la Unidad Especial de Investigación (UEI) de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), que desempeñaba un rol central en la búsqueda de los niños apropiados durante la dictadura.

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La floja respuesta del Gobierno ante la CIDH

Frente a estas acusaciones, Alberto Baños, secretario de Derechos Humanos de la Nación, defendió al Gobierno, asegurando que la administración del presidente Milei respalda plenamente los principios de Memoria, Verdad y Justicia. Sin embargo, su postura fue rápidamente refutada por Lorena Battistiol, directora de Sitios y Espacios de Memoria de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires. «Las políticas que Baños mencionó como ejemplos de defensa ya existían antes de su gestión. Cuando asumió, estas medidas llevaban más de 20 años en marcha, iniciadas por decisión política del entonces presidente Néstor Kirchner. Transformar la ex ESMA en un Espacio de Memoria, la creación del Archivo Nacional de la Memoria y las leyes reparatorias que surgieron tras la caída de las leyes de impunidad son hitos históricos que él solo está sosteniendo, sin avanzar ni innovar. En esta audiencia quedó claro el retroceso y el corrimiento del Estado en materia de derechos humanos bajo este gobierno», señaló.

Fue difícil escuchar la postura del Estado Nacional, que calificaba el reclamo de los organismos de DDHH como una «venganza» por parte de las víctimas, pero a pesar de las descalificaciones, quedó claro el compromiso inquebrantable del pueblo argentino por continuar con la construcción de Memoria, Verdad y Justicia. Como recordó Miguel «El Tano» Santucho, integrante de Abuelas y trabajador de la Casa por la Identidad: «Nos sentimos ofendidos por esas acusaciones, pero acá estamos, reafirmando nuestra voluntad de seguir luchando por la identidad de los trescientos hombres y mujeres que aún hoy no conocen su verdadera historia».

Recorrer los pasillos de la Casa por la Identidad es adentrarse en un espacio donde la memoria se vive y se respira. Cada mural, cada foto, cada rincón rememora la lucha incansable de las heroínas de pañuelo blanco que, hace 47 años, nos enseñan a caminar con el amor como bandera. En las paredes de la Casa, una inscripción reza: «Gracias a la lucha de las Abuelas, todos los niños del mundo tienen derecho a mantener su identidad, nacionalidad, nombre y relaciones familiares. Aquí se guarda la memoria de esta lucha y se reúnen fuerzas para continuarla». Este mandamiento es claro: no abandonar el legado de estas valientes mujeres que, con cada paso, siguen construyendo la memoria colectiva de un pueblo que no olvida.

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