“Queremos producir un llamado de atención para que la sociedad nos ayude. Si podemos sostener la lactancia, está probado que la mortalidad baja. ¿Pero cómo podemos promover algo que la persona gestante tiene que afrontar sola? Es necesario un cambio de paradigma y de mentalidad. La lactancia es una corresponsabilidad. Tiene que haber acompañamiento de la pareja, del entorno o red de contención. Si la dejan sola, es probable que sea más difícil”, dice Débora Sabatelli, médica pediatra y neonatóloga, presidente de la Subcomisión de Origen de la Salud y Enfermedad en el Desarrollo de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP). Es una de las firmantes del mensaje difundido por la SAP en las últimas horas, que apunta a instalar que la lactancia “no es una responsabilidad exclusiva de la madre”.
El planteo apunta a tornar posible la lactancia exclusiva hasta los seis meses, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) y luego hasta por lo menos los dos años. Se busca su cumplimiento porque conlleva resultados concretos: desde la SAP remarcan que “la evidencia señala que por cada mes de licencia que se extienda, podría reducirse un 13% la mortalidad infantil”.
“La leche humana es considerada un alimento soberano. Lo tenemos disponible, pero no podemos disponer de ese recurso que mejora la calidad de vida de estos bebés, que van a tener menos enfermedades a largo plazo: menos sobrepeso, obesidad, enfermedades cardiovasculares. ¿No nos serviría como política pública prevenir enfermedades desde el inicio? Tenemos un recurso disponible pero todos los programas de enfermedades crónicas no transmisibles están orientados al adulto”, cuestiona Sabatelli, en diálogo con Tiempo.
El documento difundido por la SAP, titulado “Lactancia Materna, una responsabilidad compartida” (y respaldado también por profesionales como la pediatra y neonatóloga Roxana Conti y el terapista intensivo pediátrico Rodolfo Moreno, presidente de la SAP) reconoce que en la Argentina existen leyes y políticas públicas que garantizan los derechos de las personas a amamantar y ser amamantadas, como la Ley N° 26.873 de Lactancia Materna o la recientemente sancionada Ley de los 1000 días. Incluso la Ley de Contrato de Trabajo contempla tiempos destinados a este derecho.
“Sin embargo, pese a toda la legislación respaldatoria, a la hora de la verdad son pocos los lugares de trabajo que cuentan con un espacio para amamantar (espacio amigo de la lactancia) y jardines maternales o que le dan a la madre un horario amigable como para mantener la lactancia. Muchas mujeres abandonan la lactancia exclusiva a causa de sus compromisos laborales”, advierte Sabatelli. A nivel nacional existen más de un centenar de “Espacios Amigos de la Lactancia”, tanto públicos como privados. Pero la entidad alertó que “deberían ser muchos más, miles”.
Pese a la recomendación emitida desde la OMS, menos de la mitad de las y los bebés llegan a los seis meses con lactancia exclusiva. La 2a Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS2, 2018-19) indica que la prevalencia de lactancia en la Argentina al momento del nacimiento es del 96,9% y más de la mitad de los niños (56,5%) fue puesto al pecho por primera vez en la primera hora de nacido. Pero a los 6 meses la leche materna como alimento exclusivo solo llega al 43,7% de los casos. Ese relevamiento reflejó que 1 de cada 10 lactancias se pierde por motivos relacionados con el retorno al trabajo.
En tanto, según datos de la Encuesta Nacional de Lactancia Materna (ENALAC) de 2017, sobre más de 23.000 casos en todo el país, la lactancia materna exclusiva se mantiene a los 2 meses en 6 de cada 10 niños (58%); a los 4 meses en 5 de cada 10 (51%); y a los 6 meses en 4 de cada 10 niños (42%).
“Hay mamás que me plantean que a la semana tienen que volver a trabajar y no pueden llevarlo ni tienen lugar adecuado para sacarse leche. La lactancia tiene que ser deseada por la gestante, su pareja, y tiene que apoyar todo el entorno. La familia, la vuelta al trabajo, que tengan la disponibilidad. Si bien hay leyes que nos amparan, en la práctica muchas veces no podemos”, cuenta Sabatelli a partir de su trabajo en el Hospital Fernández.
Si bien queda mucho por hacer, la especialista destaca que “hay un cambio de paradigma de la sociedad de que no sea impuesta la lactancia. Que sea respetuosa. Es un cambio fundamental. Antes era un mandato, y cuando es mandato causa más rechazo. Ahora hay más conciencia de acompañar estos procesos”. Sin embargo, recuerda que hace poco tiempo –en 2016- “en este país hubo que hacer una teteada para que no sea raro que las mamás amamanten en público”.
Se refiere a la “teteada solidaria” o “pique-tetazo” orquestada por mujeres y organizaciones sociales y feministas desde San Isidro, y replicada en distintos puntos del país, luego de que una joven mamá fuera amedrentada por dos policías locales que pretendían que dejara de darle la teta a su bebé en una plazoleta del distrito. La protesta convocó a miles de mujeres que amamantaron a sus hijos e hijas en la vía pública, para defender el derecho a ejercer la lactancia en cualquier momento y lugar.