La Oficina de Violencia Doméstica (OVD) emitió un dictamen lapidario a favor de la joven venezolana que denunció que fue violada en el barrio porteño de Balvanera en su primer día de trabajo. El reporte, indica que la joven está en una situación de “altísimo riesgo psicofísico y emocional”, como consecuencia del estrés postraumático que le dejó al situación que atravesó. La OVD dio por cierto que la venezolana sufrió una vulneración de su libertad sexual y que como consecuencia de ello requiere “medidas de seguridad personal”, entre ellas la garantía de que no se difunda su identidad.
El informe da cuenta de la “existencia de una clara violencia simbólica y sexual”. El imputado, Irineo Humberto Garzón Martínez, “habría ejercido conductas similares” en otras ocasiones anteriores. Ello -añade el reporte– “evidencia un patrón de comportamiento a repetición”.
El presunto agresor tiene, siempre de acuerdo con la evaluación, “manipulación, con su accionar pregonaría un pensamiento estereotipado que sostendría el lugar de la mujer como un objeto a poseer y habría ejercido conductas similares con otras mujeres”.
La OVD recomendó que “se sancione el accionar abusivo en forma de reparación subjetiva para la víctima”.
La Oficina, que depende de la Corte Suprema de Justicia, dio por probado que la joven tiene marcas de violencia en su cuerpo, que obedecen a “conductas no correspondidas ni deseadas, de carácter sexual, que resultan ofensivas” para ella. “Son causa de que se sienta amenazada, humillada y avergonzada”. Y por lo que vivió, padece “trastornos del sueño, presencia de pesadillas, ansiedad, conductas de aislamiento social, introspección, temor al afuera, prevalencia de sentimientos de culpa”.
En ese contexto, recomendó “la urgente derivación de la compareciente en servicio especializado en violencia sexual, a los fines de contar con un espacio de elaboración y recuperación”.