Andrés Jesús Sarmiento Grilli no pudo con su naturaleza. El mayor estafador serial de la historia de Cuyo, apodado «el Madoff mendocino«, volvió a la cárcel tras desaprovechar la oportunidad que le dio la Justicia de seguir en libertad, a cambio de devolver el dinero que les había robado a sus víctimas.
El 28 de febrero, Sarmiento Grilli reconoció ante el juez Gabriel Bragagnolo haber estafado a 19 personas. Así, evitó que un tendal de testigos desfile en un juicio oral y se ventilaran (más) sus trampas. De la misma manera, los funcionarios judiciales también se ahorraron trabajo. Con la anuencia de la fiscal de Delitos Económicos, Susana Muscianisi, y de todas sus víctimas, fue sentenciado a tres años de prisión en suspenso. Siempre y cuando les pagara a las y los damnificados la suma de 11 millones de pesos.
Pero el hombre de 38 años apenas cumplió con algunas cuotas. El martes de la semana pasada, en medio de una de las tantas audiencias donde intentaba dar las razones del retraso, el juez se cansó de escuchar excusas. Lo retiró esposado del Polo Judicial. Hoy, está alojado en el penal de Boulogne Sur Mer.
Esquema Ponzi
Sarmiento Grilli no tenía contemplación siquiera por su entorno más íntimo. De hecho, parecían ser sus víctimas predilectas. El primer gran ruido que generó fue hace más de una década, cuando terminó escrachado en los medios y redes sociales después de haber engañado a distintas personas de su círculo de amistades del Marista Rugby Club, en Luján de Cuyo.
Por esos días, mediante un típico esquema Ponzi, con ideas afines al implementado en Estados Unidos por el inversionista Bernard Madoff (detenido en 2008 acusado de fraudes por 64.800 millones de dólares), el estafador confeso mendocino prometía una rentabilidad en dólares superior al 25% anual. En ese entonces, tenía al menos dos empresas, Q Media y Punto Q, presuntamente dedicadas a la importación de equipos informáticos. El hombre, seductor nato, llegó a tener oficinas en coquetos edificios de la capital provincial, donde convencía a los inversores de poner dinero para traer contenedores del exterior. En la práctica, los negocios compraban y revendían mercadería proveniente del centro mendocino.
Quienes pudieron salir a tiempo antes de que la burbuja explotara llegaron a cobrar importantes intereses durante algunas semanas, pero la mayoría quedó a merced de los engaños de Sarmiento Grilli, que dejó de cumplir con los compromisos y de atender los llamados telefónicos. Con el correr de los años, el negocio y el engaño viraron hacia las supuestas ventajas de comprar hierro en el sur o en Córdoba y revenderlo en Mendoza.
“Lamentablemente, a este tipo de delitos no se los persigue con el mismo énfasis que un abuso o un homicidio, los tenemos casi naturalizados. Es muy difícil que el imputado vaya a la cárcel”, explica Cristian Vaira Leyton, abogado de una de las víctimas, quien recordó que su cliente fue uno de los últimos casos en sumarse a la demanda judicial y que, si bien “la fiscalía manejaba un importante cúmulo de denuncias, no avanzaban y en el medio seguían cayendo víctimas”.
Desde el estudio Vaira Leyton-Magdalena & Asoc. fueron quienes más insistieron con la detención del sospechoso, que finalmente se concretó en enero, cuando permaneció en las sombras unos dos meses. En ese ínterin, la fiscal propuso suspender el juicio y darle la posibilidad de reparar el daño.
“Mientras estábamos haciendo las audiencias, con él en libertad, la gente seguía llamando al estudio porque el tipo seguía estafando”, agregó el abogado, quien describió al sospechoso, según las pericias que se le realizaron, como una persona «cínica, perversa y narcisista, que demuestra una falta total de empatía». Uno de los últimos episodios que definió la suerte del estafador fue la presión que ejerció una movilización de nuevas víctimas a los tribunales mendocinos.
Con el imputado tras las rejas y cumpliendo efectivamente su condena, se desvanecen las posibilidades de que los damnificados recuperen el dinero. Y el hombre no tiene ningún bien que se le pueda embargar o rematar para hacer frente a las demandas. De todas maneras, concluyó Vaira Leyton, “la mayoría de las víctimas no tenía esperanzas de volver a ver la plata, pero sí lo querían ver preso. Que siguiera libre no era asumido por los damnificados”. «
Engaños tipo hormiga
La Justicia condenó a Andrés Jesús Sarmiento Grilli a tres años de prisión de ejecución condicional por 19 casos cometidos entre 2017 y 2020, pero se presume que la cifra de damnificados se multiplica varias veces, ya que hay muchos episodios que no llegaron a judicializarse.
“Varias personas señalaron haber sido estafadas por montos menores, por los cuales no vale la pena contratar a un profesional”, explicó a Tiempo el abogado Cristian Vaira Leyton, quien analizó que “por eso, estos delincuentes suelen zafar de la Justicia, porque conocen todo esto y saben que si hacen pequeñas estafas, tipo hormiga, son muy pocas las probabilidades de ser enjuiciados”.
Con el correr de los años, prometiendo multiplicar inversiones, Sarmiento Grilli se hizo de indemnizaciones de sus víctimas, de ahorros de toda la vida en dólares o del dinero que surgía de vender autos y casas. “Esta semana, se comunicó con el estudio una persona que fue estafada mientras el imputado gozaba del beneficio de la probation. Le sacó unos tres millones de pesos. No tiene límites”, añadió el abogado.