“Lucía, necesito hablar con vos, por favor”, dice la voz artificialmente resquebrajada del primer mensaje. “Lucía, por favor, me estoy tratando de comunicar con vos, querida. Me llamó mi esposa llorando desesperada, te envió 300 mil pesos, por favor fijate que se equivocó con el importe. ¿Lo pudiste ver, por favor?”, agrega el segundo mensaje de voz por WhatsApp. “Me llamó recién llorando Lucía, por favor, que iba a llamar al banco para ver si la podían cancelar, le puso un cero de más, por favor avisame, llamame por favor”, insiste el tercer mensaje.
Es la versión Siglo XXI del cuento del tío. Y, como casi siempre en estos casos, caen las personas mayores o las que, apuradas o desconcertadas, no terminan de darse cuenta del engaño. Lo que más se repite es este método: llaman a la usuaria o el usuario que está vendiendo algo por Mercado Libre, le compran el producto pero le dicen que se equivocaron (casi siempre es “la mujer”), le mandan el comprobante (trucho) de la transferencia “errónea”, y que la van a llamar del banco (casi siempre Galicia) para subsanar el error. Si la cosa sigue, entonces llega el llamado, pidiendo Token, Alias, contraseña… Y cuando se quiere dar cuenta, la persona ya fue robada.
“Hoy nos ‘compraron’ un artículo que publicamos en internet e hicieron una transferencia de $200.000 -en vez de $20.000-. Un hombre con acento cordobés llorando 4 min desesperado que su mujer sin ver apretó un 0 de más, los ahorros de su vida, el momento más trágico de su historia”, comienza el relato en redes la usuaria Anahí.
“El ‘banco’ llamó pidiéndome datos de la aplicación, Contraseña, Alias y Token de seguridad. Que era extremadamente necesario y si no quería hacer eso me cancelaban la cuenta por 30 días. Les dije que no podía acceder a esto y que mañana me llegaba por el banco personalmente. Acto seguido me llama el hombre desahuciado que necesitaba mis datos para que no le retengan el dinero, etc. Le dije una vez más que no iba a acceder a esto. Me cortó, me bloqueó y ahí quedó. De más está decir que la transferencia nunca llegó”.
Los relatos en redes van generando los comentarios de otros múltiples casos. Algunos consumados, otros que se “avivaron” y no accedieron. También algunas otras formas de robo virtual. En algunos casos, al día siguiente le llega a la persona damnificada una transferencia de $1, posiblemente para obtener el comprobante. En otros casos, efectivamente le transfieren plata “por error”, a través de sitios de préstamo. La persona damnificada que recibe ese monto de más, se lo “devuelve” al estafador, y así termina robada, y con deudas.
Parar a tiempo la estafa
Así describió su situación otra usuaria: “Vendí un mueble por Marketplace por $29000, acordamos retiro, previo transferencia. Me envía comprobante de transferencia… leo $290.000!!! Le aviso que me había transferido mal. Me llama llorando que eran todos sus ahorros, le comento que aún no se veía en mi cuenta la acreditación, así que cuando lo viera se lo devolvía. Me avisa que informó del error a su Banco (Galicia) y que mi banco ya estaba al tanto. Que me iban a llamar. Me llama un pibe del ‘mejor llamado call center de mi banco’, avisándome que debía ir a un Banelco a emitir un no sé qué código para que esa plata pudiese volver a la cuenta de origen. Ya con lo de ‘call center’ supe cómo venía la mano y cuando dijimos que no íbamos a ir, empezó a alterarse, que nos iba a caer una denuncia por el monto del ingreso, que se iba a congelar la cuenta… El teléfono del tipo 2612088929 ‘comprador’ y el del ‘mejor llamado call center’ 1121884436”.
“Hace una semana la estafaron a mi mamá –agrega otra usuaria–. Le quisieron ‘comprar’ una bici que ella publicó y el hijo de puta llamó llorando que la mujer depositó 50.000 en vez de 10.000. El deposito nunca llegó, más tarde llamó un ‘abogado’. Estos lacras están por todos lados”.
Julia, trabajadora del Galicia, contó: “Trabajo para esa Banco y la realidad es que nos están lloviendo casos de estafas. Es terrible. Por favor recuerden que ninguna entidad financiera nunca les van a pedir sus claves, token, alias. Y si les llega un mail, revisen que sea la cuenta oficial del Banco”.
“A mí me hicieron algo parecido pero la transferencia llegó –cuenta otro usuario, Adrián Ferrari–, sacan un crédito a tu nombre con el CBU (Financiera Wenance) te dicen que se equivocaron y transfirieron de más. Pero después tenés que pagar el crédito. Lo pude parar a tiempo”. Sabrina comentó: “A mi estafaron $9000 por Mercado pago, andan dando vuelta con esos ‘comprobantes’ truchos”.
Otra modalidad que se repite: llaman desde WhatsApp con el nombre «MercadoLibre Seguridad» (un número usual es 1150438297); le avisan al usuario que le clonaron la cuenta y que alguien está comprando cosas a mi nombre. Entonces le piden sus datos para “solucionarlo”. Si uno no se los da, posiblemente lo que reciba sean insultos. Y cortan.
Sin control ni regulación
Como reveló Tiempo meses atrás, los robos o estafas virtuales explotaron. Según un informe de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (Ufeci) del último trimestre del año pasado, las denuncias aumentaron 465% comparado con los meses previos a la cuarentena. La tendencia sigue creciendo. El Centro de Ciberseguridad Ciudadana de la Ciudad recibió en enero–febrero de 2022 un 30% más de denuncias que en el mismo período de 2021. El 35% son por suplantación de identidad.
“Detectamos un incremento significativo de los accesos a billeteras digitales y cuentas como Mercado Pago. Todas las modalidades tienden a tratar de acceder a la cuenta ya sea por engaño o por pérdida de control. Hoy cuando roban un celular no sólo monetizan con el aparato, sino con la plata que tenés accesible desde el teléfono. Todas estas nuevas aplicaciones que te permiten transferir con QR súper fácil también permiten que te afanen súper fácil”, alertó Horacio Azzolin, titular de Ufeci.
“Si dejás una queja en alguna red social de tu banco o Mercado Pago, los malos están viéndolas permanentemente. Te contactan como Servicio al Cliente, les das los datos por teléfono y entran –acotó Azzolin–. No des los datos a nadie, ninguna app ni banco te va a pedir los datos de esa forma, no hay que compartir ni exponerlo en redes sociales. Es uno de los grandes problemas que estamos viendo».
Un problema es que no hay campaña de concientización hacia la población, sobre todo la más vulnerable. Y tampoco se toma conciencia de lo fácil y rápido que puede llegar a ocurrir una estafa virtual. Para Miguel Sumer Elías, abogado especialista en ciberdelitos y director de Informática Legal, se requiere un cambio cultural “muy profundo” para dimensionar el riesgo de lo digital: “en el mundo físico percibimos el riesgo de forma anticipada. En el digital pasa lo contrario, hay muy poca información y la que hay no se entiende. Antes eran las salideras bancarias, hoy el dinero es digital, en un clic te robaron 500 mil pesos, los delincuentes mutaron y se especializaron”.