“Los voy a meter en cana a todos y a los hijos de puta de Tiempo Argentino también”, grita por los pasillos de la escuela mientras los estudiantes transitan la jornada escolar. “Estoy harta de ustedes, parásitos”, balbucea con bronca con la intención de ser escuchada por las docentes. “¿Quién le pasa información a este forro?”, vocifera enardecida refiriéndose al autor de esta nota, mientras camina por el patio y lanza improperios de todo tipo, acompañada de su seguridad personal. Sí, un ‘patovica’ que se encarga del trabajo sucio y se mete en las aulas para amedrentar a las maestras que tengan algún problema con la dirección de la escuela.
El ‘enojo’ de Mónica Casalini, la directora de la escuela N° 25 «La Banderita» de Retiro, acusada y denunciada por agredir psicológica y físicamente a sus estudiantes, ocurre luego de que su nombre tomara notoriedad por las notas publicadas en este medio tras los graves hechos por los que fue denunciada. La persona que oficia de guarda personal de Casalini se llama Sergio Migueles, un docente jubilado que originalmente fue contratado por la cartera que conduce Soledad Acuña para facilitar los pedidos que el Ministerio de Educación le solicita a Casalini, pero que en la práctica amedrenta y persigue a maestras de la escuela que tengan algún conflicto con la directora. Además, desde que se oficializaron las denuncias en su contra y que las familias se organizaron pidiendo su renuncia, a Casalini se la ve acompañada todos los días por su marido, que en la foto aparece con campera bordó.
“Migueles es el buche de Casalini y al mismo tiempo hace de guarda personal, podemos decir que tiene patovica propio. Mediante amenazas e insultos amedrenta a docentes y personal auxiliar de toda la escuela al mismo tiempo que se enfrenta a algunas familias de la comunidad educativa”, cuenta a Tiempo una trabajadora de ese establecimiento educativo que pidió resguardar su identidad ante posibles represalias. “A ustedes no los puede ni ver, se la pasa gritando que los va a meter presos a vos y a todo el diario”, agrega, haciendo referencia a éste medio que publicó en varias ocasiones las agresiones de Casalini contra los estudiantes, las denuncias que tiene en su haber por estos hechos, y las movilizaciones de la comunidad educativa exigiendo su renuncia. “Estalló con los detalles que publicaron sobre los golpes que le dio al nene que estuvo varias horas desaparecido y que su familia no lo podía encontrar por ningún lado, y por los dos hermanitos que ella internó en un instituto de menores”, suma. La trabajadora se refiere al menor A. un alumno de 10 años que estuvo desaparecido varias horas tras haber escapado de la escuela, luego de ser golpeado y recibir amenazas con que iba a ser internado. A raíz de este hecho, la familia denunció a la directora en el Ministerio Público Fiscal por “violencia física y psicológica”. En el texto, al cual accedió Tiempo, se detalla que A. terminó con el labio ensangrentado en el ensayo del acto por el Día de la Bandera, después de recriminarle a Casalini que anteriormente había golpeado contra la pared a un amigo suyo y le había roto un zapato. «Dijo que él se tiró solo y después empezó a gritar y me empezó a amenazar en frente de todos», relata el niño en la causa. «Me empujó contra la pared y me rompí el labio». El otro hecho al que hizo referencia la trabajadora de La Banderita, es el que Tiempo publicó a principios del mes de Julio, donde Casalini internó a dos hermanitos que estaban bajo la custodia de su abuela en un instituto de menores.
“Pero lo que más bronca le da a la directora es que se difunda que las familias se movilizan exigiendo su apartamiento del cargo porque dice que eso motiva al resto de las familias a sumarse”, agrega la auxiliar, refiriéndose a la última movilización de la comunidad educativa realizada el viernes pasado.
El perfil de Mónica Casalini
Mónica Casalini es la directora de la Escuela Primaria Común Nº 25 Bandera Argentina de Retiro, ubicada en las inmediaciones de la Villa 31. Su presencia en “La Banderita” causa temor en docentes, estudiantes y familias, y acumula denuncias por “maltrato infantil”, una figura que incluso puede contemplar prisión efectiva. En varias oportunidades la comunidad educativa se movilizó para pedir su renuncia o remoción, pero la respuesta de la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, no solo fue sostenerla sino que exhibió gestos desafiantes, como el jueves pasado cuando visitó el establecimiento y se mostró junto a Casalini para brindarle su apoyo. No solo eso. En la web oficial del Gobierno de la Ciudad la rectora es destacada como una “mujer que inspira” y que a “su compromiso pedagógico también le suma la contención social”. Leer perfil completo