“Los derechos del niño están siendo avasallados. Existe en la Argentina una mayoría pobre, que no tiene garantizados los mínimos derechos. Nuestra realidad exige nuevos desafíos y que la letra de la Convención avance en su cumplimiento pleno. Sería un error estar hoy aquí conmemorando sólo un texto”. Con estas palabras del pediatra Norberto Liwski, quedó oficialmente inaugurado el Congreso “1989-De la Convención al ejercicio pleno de derechos-2019”, organizado por universidades, entidades sociales y sindicales, y que contó con mesas de debates y charlas a cargo de referentes educativos y de los Derechos Humanos.
El viernes por la tarde, en una de las salas principales del Teatro Margarita Xirgu–Espacio UNTREF, tuvo lugar la apertura del Congreso a cargo de Liwski, que coordinó una mesa de la que participaron el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel; la representante de UNICEF en la Argentina, Luisa Brumana; y el rector de la Universidad Pedagógica Nacional (UNIPE), Adrián Cannellotto.
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) es el tratado internacional de las Naciones Unidas que reconoce los Derechos Humanos básicos de los niños, niñas y adolescentes. Los cuatro principios fundamentales de la Convención son: la no discriminación; el interés superior del niño; el derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo; y la participación infantil. El Congreso, que se extendió durante dos jornadas y contó con la presentación de más de 70 trabajos para “una construcción colectiva”, tuvo como propósito “profundizar la perspectiva federal y latinoamericana sobre la Convención como herramienta de lucha de nuestras sociedades en su compromiso por la efectiva vigencia de los derechos”
“Una mirada profunda de la Convención, a 30 años de su ratificación, implica entender tanto las deudas estructurales que mantenemos con la infancia y la adolescencia, como los desafíos que tenemos en el presente”, dijo Luisa Brumana, y a continuación entregó algunos detalles: “La infancia y la adolescencia siguen siendo las más afectadas por la pobreza. Eso no se traduce sólo en falta de recursos, sino también, por ejemplo, en dejar de ir a la escuela y en no tener acceso a agua potable, a la salud pública o a políticas que los protejan de los abusos”.
“Un millón y medio de chicos –agregó– están fuera de la protección social en la Argentina y no acceden a alimentos básicos. Seis mil adolescentes, que pertenecen a las poblaciones más vulnerables y estigmatizadas, están en conflicto con la ley penal. Es vital hablar de esto y no invisibilizarlo. El costo de no actuar es hipotecar nuestro futuro.”
Tras la intervención de la representante de UNICEF, llegó el turno de Pérez Esquivel, quien protagonizó el momento más entrañable de la jornada al proponer que todos los presentes se saludaran y abrazaran con la persona que tenían al lado. “No podemos empezar algo juntos si no nos conocemos, si no sabemos quién está al lado nuestro y con quién vamos a compartir la lucha”. Recién después asumió el rol de orador. “El hambre es un crimen –empezó– en este país tan rico. Quiere decir que no hay políticas públicas. Por más que nosotros trabajemos en nuestros ámbitos y acompañemos a los chicos, el Estado tiene que asumir su responsabilidad.”
El referente de los Derechos Humanos se refirió al trabajo que hay que hacer para devolverles la esperanza a niños y adolescentes: “Muchas veces se llevan preso a un chico por portación de cara, por pobreza, por marginalidad, pero ese chico es la víctima de una sociedad injusta, y es esto lo que tenemos que cambiar. Es ahí donde tenemos que trabajar, pero con ternura, con amor, para que estos chicos puedan reencontrase con un sentido de vida.”
El cierre de la mesa corrió por cuenta de Cannellotto, quien insistió con la deuda social que tiene el país y que es “producto de las políticas económicas que se implementaron”.
“Es un momento de endeudamiento externo –argumentó el rector de UNIPE–, pero también interno, que en términos simbólicos es el resultado de quienes sostuvieron que el mal de la Argentina era la cultura de la igualdad porque atentaba contra la estabilidad macroeconómica. Así intentaron imponer la lógica del emprendedor, del individuo y sus prácticas de autoproducción. Sus resultados están a la vista.”
Un saludo desde Ginebra
El presidente del Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas, el uruguayo Luis Pedernera, hizo llegar a través de un video su saludo desde la sede de Ginebra a “los que compartimos preocupaciones y luchas en común”. También destacó que el Congreso era «de suma relevancia para quienes defendemos los derechos del niño” porque la Convención es hoy “el tratado de Derechos Humanos más ratificado en la historia de la ONU”, aunque advirtió que, 30 años después, aún “existen problemas entre lo que se estipula y lo que ocurre en la realidad”.